capítulo 22.

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Max POV.

No es en serio.

¿Como es que nunca nos dijeron nada? Es decir... ¡Argg!

¿Jane sabe algo de esto? Oh, vamos, claro que lo sabe.

- ¡Max!- Exclamó Jane al verme, y corrió a abrazarme.- Estás bien.- Jack me veía nervioso. Él sabía que ya me había enterado de todo.

- Sí, estoy bien.- Suspire y la alejé un poco.

- ¿Qué pasa?- Preguntó.

- ¿Por qué nunca me dijiste nada?- Pregunté, ella frunció el ceño.

- ¿Decirte qué cosa?

Tomé aire y dije:

- El que yo tomaría el trono que le pertenecía a mi padre, y tendré que luchar contra mi hermana.

Ella me miró sorprendida. Luego volteó a ver a Jack, furiosa.

- Se supone que aún no debíamos decirle.

- Yo no fui.- Se defendió.- Fue Madison y ____(tn).

- ¿Tú tambien sabías sobre Madison?- Le pregunté a Jane. Ella soltó un suspiro.- ¿Quién más de la guardia la conoce o sabe sobre ella?

- Sólo yo, Alec y Demetri.- Me confesó.

- ¡¿Y porque nadie me dijo?!- Le solté. Ahora estaba enojado, no podia creer que ninguno fuera capaz de decirme nada.

- Si te lo decian Aro se daría cuenta y los castigaria por traición. Incluso asesinarlos.- Me dijo Jack.

- Aro no es capaz de eso.- Dije. Pero ni yo creía mis palabras.

- Aro no es tan santo como parece, y mucho menos Caius. En realidad, toda la guardia entera es igual de sádica. O lo era la mayoria hasta que llegaron ustedes dos.- Continuó el peliblanco. Rodé los ojos, con frustración y enojo.

Luego me acordé de una cosa.

- Tengo que ir por ____(tn).- Dije, empezando a caminar a la salida.

- No puedes ir.- Dijo Jane.

- ¿Y quién me obligará a quedarme?- Pregunté sin detenerme.

- Max -Habló Jack volando y parándose frente a mí.- será mejor que dejes las cosas como están.- Levanté una ceja.

- ¿De qué estás hablando?

- Deberías dejar a ____(tn) con su nueva vida. A ella le corresponde el trono de tu madre, a ti el de tu padre.

- ¡¿Y qué hay de Madison?! ¡No puedo simplemente dejarlas y ya!- Grité fuera de mis casillas.

Algunas personas voltearon a verme raro, ya que para ellos yo estoy hablando solo.

- Max, él tiene razón.- Murmuró Jane a mis espaldas.

Me volví hacia ella.

- No, Jane.- Puse mis manos sobre sus hombros.- No tiene razón. Ellas son mis hermanas. Y al menos tu deberías haberme dicho de la existencia de Madison. No quiero tener que separarme de ellas, así como tu no quieres separarte de tu hermano.

- Pero...- Empezó.- tu lugar está aquí, con los Vampiros. A ___(tn) le tocó otro destino. Sé que le dolerá tener que dejar a Alec, y a él le dolerá dejar a ____(tn). Pero Alec sabía que esto pasaría. Sólo que no creímos que fuera tan rápido.

- Nadie dijo que simplemente la dejaria ir. Yo la amo, y no pienso perderla así como así.- Dijo la voz de la persona que yo conocía perfectamente.

Me volví hacia atrás, encontrandome con Alec.

_____(tn) POV

- ¡Ya bajenme, cabrones!- Grité mientras intentaba moverme y pataleaba.

- ¡Ay! ¡No me pegues ahí, quiero tener hijos!- Me gritó Damon quien me agarraba de los tobillos.

- ¡Suéltenme!- Repetí moviendome más frenéticamente.

- ¡Okey, te soltaremos, pero ya deja de moverte como gusano!- Me gritó Stefan, él me agarraba de las muñecas, y yo quedaba colgando como cunita.

Dejé de patalear. Ambos se miraron entre sí.

- Ya, dejenla.- Dijo Paulina.

Los dos me soltaron a la vez dejándome caer de sentón. Rápidamente me levanté y volví a intentar correr hacia la puerta, nadie me impediría salir de esta casa, pero Damon fue más rápido y me bloqueó el paso.

Me detuve, y eché a correr a la cocina mientras oía como los dos me seguían. Al llegar a la cocina, agarré lo primero que encontré como arma.

Una sarten.

Me volví hacia atrás y le pegué un sartenazo en la mandíbula a Stefan, tirandolo al suelo.

- Vaya, la sarten es genial.- Hablé sola admirando mi preciosidad negra. Damon llegó, pero al ver a Stefan tirado se detuvo. Los amenace con la sarten.

- Quietos.- Ordené. Ambos levantaron las manos a la altura de la cabeza.

Madison apareció, observó la escena, rodó los ojos y levantó la mano. Automáticamente mi sarten salió volando hacia su dirección y llegó hasta la palma de su mano.

Fruncí el ceño a la vez que dejaba escapar un gruñido.

- ____(tn), tienes que entender, tu madre quisiera que lo hicieras.- Dijo Paulina llegando.

- Tú no sabes lo que mi madre querría.- Dije, o más bien gruñi.

- ¡____(tn)!- Gritó alguien mi nombre desde fuera.

Era la voz de Alec.

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