_____(tn) POV.
Dos semanas han pasado y nada nuevo.
Aro mandó a Chelsea, Jane, Demetri, Santiago y Alec a una misión, supuestamente han estado pasando muchas muertes en Argentina, así que los mandó a ver si eran Neófitos o cualquier otro Vampiro, y si lo era, tenían que matarlos.
Yo simplemente esperaba con ansias que fuera mañana.
Mañana es mi cumpleaños.
Cumplo veinticinco, y aquí, sigo con la apariencia de una niña. Pero me gusta, sólo faltan otros veinticinco años para crecer.
Okey, como no tengo nada que hacer me fui a mi cuarto, abrí la ventana, salté y eché a correr al bosque.
Pude haber pedido permiso, pero lo más probable es que me dijeran que no.
Cuando me cansé me detuve y simplemente empecé a caminar.
- Me aburro.- Murmure.
- Hola.- Dijo una voz tímida a mis espaldas. Volteé. Era una chica de no más de unos dieciséis años. Era rubia y ojos verdes. Traía una maleta de acampar y un mapa.
- ¿Podrías decirme dónde está la torre del reloj? Quiero ir de excursión. ¿Tú también iras?- Me preguntó.
Sonreí; si esta niña tan solo supiera que la torre del reloj es el castillo donde viven Vampiros. Y ella, es su cena.
- Claro.- Dije.- Yo voy para allá, si quieres te llevo.
- ¿En serio? Gracias.- Sus ojos se iluminaron.
Caminé con ella detrás, la llevé por la ciudad hasta llegar a la parte de en frente del castillo.
Nunca me di cuenta de lo grande que era. Al llegar, vi a Heidi junto con otro grupo de turistas.
- Mira, ve con Heidi.- La señalé.- Ella es la guía de la excursión.- En eso no mentía, ella se encargaba de llevar a los turistas dentro y buen provecho.
- Gracias. Eres muy amable. ¿No vendras?
- Te veré dentro.- Le guiñé un ojo y sin más, me di la vuelta llendo en dirección contraria.
- Vaya. Cuánto misterio.- Escuché que susurró a sí misma.
Cuando estuve fuera de la vista de cualquier humano, me teletransporte dentro del castillo, y aparecí en la sala de tronos, a un lado de Aro.
Toda la guardia ya estaba ahí, esperando con ansias la cena. Cuando digo toda, es toodaaa la guardia.
Esta sería la primera vez que yo como con ellos.
- Hola, querida.- me dijo Aro.- Qué raro verte por aquí.
- Es que, ahora me dio ganas de venir.- Contesté.
- Bien. Heidi no tarda en llegar.
Tal y como lo había dicho, las puertas se abrieron dejando ver a personas tomando fotos de todo lo que veían, pinturas y eso, tambien venian niños tomados de la mano de sus padres, asombrados por lo que veían.
No tardé en identificar a la rubia, era de las últimas. Al final, cuando ya todos entraron, Felix cerró la puerta.
La chica, al verme, me saludó con la mano sonriéndome.
- Y aquí es donde se sentaban los reyes.- Terminó de decir Heidi, y disimuladamente asintió a Aro.- Buen provecho.- Susurró.
La guardia rápidamente corrió hacia la víctima que ya tenían identificada, hasta Aro y Caius se movieron de su lugar.
Yo por mi parte no fui capaz de moverme, así que me quedé alli parada escuchando los gritos.
De repente, sentí como me agarran por los hombros. Volteé.
Era la rubia, quien ahora veía todo con terror y lágrimas en los ojos.- ¿Qué... qué está...?- Se atragantó.- ¿Qué... son..?
¿Por qué la gente pregunta "Qué son", cuando sabe perfectamente qué son?
- Lo mismo que yo.- Le susurré al oído. Me miró con miedo y se apartó rápidamente, pero se tropezó con el trono de Aro, y cayó de espaldas.
Todos dirigieron su mirada a ella, pues era la única que seguia con vida. Felix fue hasta ella pero la voz de Aro lo detuvo.
- Espera.- Le dijo, y se le quedó viendo a la rubia.- ¿Cómo te llamas, querida?- Preguntó con una sonrisa.
- A... Ann.- Contestó ella.
- ¿Me prestas tu mano, Ann?- Le tendió la suya. No contestó, pero le dio la de ella. Pasaron unos minutos, y Ann sólo nos veía simultáneamente a Felix y a mí.
Hasta que su mirada finalmente quedó en mí. Le sonreí, enseñado los colmillos. Rápidamente bajó la vista al suelo.
Aro la soltó.
- Ann, ¿Quisieras unirte a nuestra guardia?
¿Qué?
- Ah... yo...- Dijo ya sin miedo, pero no se decidía.- Ahh... está bien, creo.
- Bien.
- Pero, ¿y mi familia?
- No, ya no podrás verla.- Dijo Caius.
- Entonces no.- Dijo decidida.
- ¿Segura?- Pregunté yo.
- Segura.
- Oh, es una lástima.
- Lo siento.- Se disculpó.
- Sí, bueno. Felix.- Lo llamó Aro, aunque él ya estaba a su lado.- ¿Me harías el favor de mostrarle la salida a nuestra invitada?
- Seguro.
Se acercó a ella y la mordió. Tomó acabando con su vida. Anne no gritó tanto.
- Es una lástima.- Se lamentó Aro.
- ¿Por qué?- Pregunté.
- Ella tendría un don muy poderoso.- Suspiró falsamente.- Bueno, vuelvan a sus cosas.
Salí de ahí, y... me perdí.
No sé dónde, primero iba a mi cuarto, pero giré mal, creo, y ahora no sé dónde estoy.
Haber, hay una puerta que dice 'Peligro, no entrar' y otra que dice 'Salida', así que creo que estoy cerca del sótano.
Puff, no sirvo para esto.
Es que, ¡Por Dios!, son demasiadas puertas y pasillos que memorizar.
Seguí caminando para donde mis pies me llevaran. Pero siempre terminaba en un pasillo sin salida. Parecía un laberinto, me sentía como el primer día que estuve aquí.
Sentí una mano taparme los ojos, y un brazo tomarme de la cintura.
Rápidamente me amarraron con quién sabe qué cosa, me quitaron la mano de los ojos y la sustituyeron por una venda.
- Hijo de su...- Me pusieron también una en la boca. Me metieron a lo que creo es un costal.
¿Qué acaso me confundieron con una papa?
Luego de eso sólo escuché como la persona salía y echaba a correr conmigo en su hombro.
Okey, definitivamente es un Vampiro, por la rapidez en que corre.
Seguimos así hasta que me sacaron y me sentó en algo super frío. Me quitaron la venda de los ojos pero no me desamarraron ni nada.
Era una cueva. Una fría y oscura cueva.
La persona seguía frente a mí, lo sé porque distingo la silueta. Ahora está agachada a mi altura y siento su aliento chocar contra mi cara. Escuche como reía levemente.
Esa risa...
Cuando me pude acostumbrar un poco a la penumbra del lugar, supe quién era. Me quedé atónita.
Era Max.
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