______(tn) POV.
- ¿Jack?- Sabía que ahora yo estaba llorando.
Él corrió hasta mí y me abrazó. Tarde unos segundos en corresponderle, aunque él sólo hace que me dé frió.
- Estás...estás.. ¿Cómo es que estás viva?- Él también lloraba.
- Te... te iba a preguntar lo mismo.- Sonreí a medias.
Empezó a recorrer besos por toda mi cara mientras yo reía.
Se separó de mi sólo lo suficiente como para verme a los ojos, sonrió y volvió a abrazarme.
A éste paso yo ya estaba temblando del frío. Al separarse volteó a ver a Max, éste le sonrió de lado, y se dieron ese abrazo de hombres.
Giré mi cabeza a donde estaban Jane y los otros, sólo que Alec ya no estaba ahí.
Jane seguía ahí, mirando a mi hermano, éste prácticamente corrió hacia ella y le dio un gran abrazo, ella tardó unos segundo en reaccionar.
Max seguía de la misma apariencia, pero algo había cambiado que no había visto en la cueva: ahora él era más alto que Jane y yo, pero no lo suficiente como para pasar a Demetri y menos a Felix.
Cuando ya toda esa escena pasó, Santiago le explicó a Aro y Caius cómo encontraron a Jack.
Yo les dije como Max me secuestró, por alguna razón con eso todos soltaron una carcajada, y Max les dijo lo que me contó.
Ahora en la sala de tronos sólo estoy yo, Max y Jack junto a los maestros.
- ¿Cómo es que lo conoces, querida?- Me preguntó Aro.
Iba a contestarle, pero el peliblanco se me adelantó.
- ¿Querida? Eso suena demasiado formal... ¿Se van a casar? ¡Orale! Y yo que creía que eras novia del castaño. Wow, ¿Pa' cuando la boda?- Dijo volando hacia una esquina del techo de la sala.
Max trataba de ahogar una carcajada.
- ¿Disculpa?- Preguntó Caius notoriamente confundido, creo que nadie les había hablado así nunca.
- De una vez te lo digo, Arito.- Ay Dios, dime que él no lo llamó así.- No quiero ser tío tan pronto. Está bien en unas dos o tres decadas, pero antes no.
Ahora sí, Max explotó. Trató de volverse a controlar poniendo sus manos sobre su boca.
- Jack, no nos vamos a casar.- Le dije entre dientes.
- Ow, pero yo ya estaba emocionado.- Dijo y me guiño un ojo. Él y sus bromas.
- ¿Cómo lo conocen?- Me volvió a preguntar esta vez sin usar la palabra querida.
- Él es nuestro Ángel custodio, o lo era.- Dije y ante eso último Jack bajo de dónde estaba y se puso a mi lado.
- Aún lo soy, creo.- Se encogió de hombros.
- ¿Cómo es eso de Ángel custodio?
- Ya sabe, es como tu Ángel guardian, todos los humanos tienen uno, sólo que no lo saben, yo fui asignado a ____(tn) y Max, la diferencia es que yo convivo con ellos y todo. Los otros Ángeles sólo vigilan y protegen a la persona que les tocó desde el cielo, hasta que la persona muere y los Ángeles de la muerte van por su alma.- Explicó, nunca lo había visto tan serio.
- La última vez que lo vi fue en un incendio. Jack tiene de poderes la nieve, la escarcha, todo lo que tenga que ver con el invierno, él nos ayudo a salir, pero el edificio se cayó antes de que el pudiera hacerlo. Tanto calor pudo haberlo matado.- Terminé de decir con la cabeza baja.
- Hey, estoy bien. Estoy aquí.- Me dijo poniendo una mano en mi hombro.
- Es una historia conmovedora. Pero no puede quedarse aquí.- Declaró Aro.
- ¿Qué?- Le dijo Max.- Pero es nuestro Ángel custodio. Se supone que...
- El es un Ángel, pertenece al cielo. Si está aqui es porque su amo se lo ordenó (Dios) pero no puede quedarse en el castillo.- Dijo Caius.
No dijimos nada más, sabíamos que no serviría de nada. Jack suspiró.
- Pero me quedaré en la ciudad.- No era preguna. Era aviso.
- Bien, pero no puedes entrar aquí.
Max acompañó a Jack hasta la salida, yo por mi parte fui al cuarto de Alec, por suerte no me perdí. Al llegar toqué dos veces la puerta y la abrí.
Alec estaba sentado en el suelo con la espalda contra la cama. Me acerqué y lo abracé, pero él me separó bruscamente. Lo miré confundida.
- ¿Qué te pasa?- Le pregunté. Se levantó, e imite su acción.
- Sera mejor que te vayas, no creo que a tu novio le guste que estés aquí.- Gruñó sin siquiera mirarme.
Ahí entendi todo.
- Jack no es mi novio, es mi amigo.- Me cruce de brazos.
- Ahora lo defiendes.- Frunció el ceño.
- No lo defiendo. Digo la verdad.
- No parece.
- El es sólo un amigo, también mi Ángel custodio, pero nada más. No siento nada más por él.- Le expliqué cansada. No me creía, lo notaba.
- Eres una mentirosa.- Lo dijo con tanta indiferencia y frialdad que me dieron ganas de llorar, pero no lo haría, no frente a él, no le daría el placer.
- Cree lo que quieras. Ya es tu problema.- Dije, no me contestó, pero me miró furioso.
Caminé hasta la puerta y salí cerrandola de golpe. Si el podía enojarse yo también puedo.