☾⋆9⋆☽

17 3 28
                                    

No recuerdo mucho del camino a casa ese día, ciertamente tampoco me importa mucho recordarlo. Sé que un tal Mark, compañero de clase de mi amiga, nos trajo a casa en su auto a petición de ella. Se escuchaba preocupado por lo poco que logré escuchar en mi estado de estupor, mientras él intercambiaba frases cortas con Seol.

Nos dejó enfrente del edificio y luego volvió a clases o eso supongo. Yo en cuanto puse un pie en casa no dudé en encerrarme en mi habitación a digerir todo esto, y aunque escuché como Soo llegaba a casa armando escandalo enojada, seguramente ya enterada de todo, nadie me molestó por el resto del día.

Me dediqué a hundirme entre mis almohadas recordando cada momento con el rubio mentiroso, llenándome de rabia al pensar lo bien que se lo habría pasado riéndose de mi o mis palabras en cada conversación.

A mi mente vinieron Yugyeom y Hoseok, sobre todo el primero, pues para mie está más que claro que lo sabía. No quiero pensar que Hobi también, pero es imposible que siendo tan cercanos como los son no estuviera envuelto también, o al menos enterado.

¿Qué pude hacerle yo a esos tres para que se me acercaran solo para verme la cara de estúpida? ¿Son tan crueles que realmente disfrutan burlarse de la ilusión ajena?

Aunque en el fondo solo puedo culparme a mí misma, por ser una ciega de mierda a la verdad.

Eso solo me hace reventar en llanto de nuevo, porque realmente llegué a querer a Hoseok, es demasiado fácil quererlo.

Para cuando quise darme cuenta es de noche del otro lado de mi ventana, tengo los ojos irritados, la nariz congestionada y el corazón quizás más roto que en la mañana. Pues mientras más pasan los minutos es más que obvio que esto no es una pesadilla, y que realmente Jimin solo me manipuló.

Hago una mueca de asco al verme en mi espejo y ver los restos del delineador y la sombra marrón toda corrida por mis ojos, así como mi cabello hecho un desastre. Si mi yo de hace un par de años me viera ahora mismo, seguramente me daría una buena patada o golpe. Durante mucho tiempo me juré jamás de los jamases llorar por un hombre.

Es que incluso ahora mismo quiero golpearme... O mejor, a Jimin. Aunque sé que la violencia no soluciona nada ni curará mi corazón, al menos me sentiría mejor sinceramente... O eso espero.

Salgo de mi cuarto rumbo al baño para cambiarme pues no lo he hecho, durante mi camino las chicas casi que brincan sobre mí al escuchar mi puerta. Me acribillan con su preocupación pero desganada solo les digo que estoy bien y que no quiero hablar del tema de momento.

Sinceramente, no sé cuánto me tardé en el baño, pero para cuando salgo me encuentro con la sorpresa de un par de chicos que conozco muy bien en la sala. Ambos casi que brincan del sofá al verme y me rodean con expresiones preocupadas. Retrocedo un poco ya que son muy altos como para no sentirme una hormiga a su lado.

— ¿Qué hacen aquí? — Pregunto.

—Nosotros...— el castaño miró a su amigo, dudando en responder.

—Trajimos helado— lo cortó, regalándome esa sonrisa cuadrada tan adorable que me hace derretir. Justo ahora no tengo voluntad suficiente como para no soltarme a llorar con la mínima cosa, así sea muy estúpida.

Y que Tae y Jungkookie estén aquí con sus caritas de preocupación, seguramente por enterarse de todo lo sucedido, me llena de rabia y vergüenza pero a la vez de ternura y agradecimiento. Sobre todo porque me ahorraron el viaje al supermercado para comprar helado.

—Gracias— me trago las lágrimas aunque sé que seguro notan mi voz ahogada, escucho a las chicas parlotear de algo en la cocina. Seguramente ellas los llamaron porque sinceramente, cada vez que ellos vienen aquí con Soo a terminar algún trabajo o simplemente de visita, terminamos los cinco muertos de risa jugando en la sala, viendo alguna película o serie o peleando mientras jugamos un videojuego random.

˗ˏˋLIEˎˊ˗ ✥【PJM】1st SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora