SettPhel ─ Oneshots.

04. Roommate.

➝ Oneshot AU.➝ Fluff - narrado en primera persona. ➝ 28/09/2020.

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Mi compañero de cuarto es la persona más inusual que conocí.

En las mañanas no hacía falta que la alarma sonara más que algunos segundos. Él siempre la apagaba antes de que incluso yo pudiera oírla. En ocasiones, odiaba eso porque nunca me despertaba después, y terminaba llegando tarde a clases. Despertarme era una odisea que no podía superar.

Pero cuando despertábamos juntos, tenía la oportunidad de observarlo en sus hábitos matutinos. Había días en que él estaba tan cansado, que cepillaba sus dientes con los ojos cerrados, escondiendo bostezos y suspiros de cansancios. Cuando terminaba de asearse y peinar su largo flequillo, se reposaba sobre mi hombro unos segundos, hasta que yo tuviera que enjuagar mis dientes cubiertos de pasta dental, y él tomaba ello como signo de ir a vestirse.

Odiábamos el horario tan madrugador de las clases, pero despertar juntos no era tan malo.

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A pesar de que convivimos en una residencia dentro de la universidad, el clásico uniforme de camisa blanca y pantalón negro, era obligatorio. Para mi compañero de cuarto, era frecuente olvidar de lavar su camisa a tiempo y, en la mañana, ésta aún se mantenía húmeda, por lo que debía prestarle una de las mías. Su expresión no lo decía, no obstante, me solía dar cuenta de que le molestaba que alguien te mirara, con esa camisa muchos talles más grandes que tu cuerpo.

El día de hoy, para mi lamento, llevaba una de sus camisas. Claro, te quedan espectacular, pero mis camisas te hacían ver más adorable de lo que eras, limpiaban ese aire frío y oscuro que desprendía en su mirada y caminar.

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De todo el aula y curso, mi compañero de cuarto era el más maniático para la toma de apuntes. Escuchaba todo sin quitar la fija mirada del profesor y la pizarra. Las manos de él se movían con velocidad, trazando garabatos con el lápiz sobre la frágil hoja. Era como si la conociera a la perfección, porque sabía bien donde escribir cada palabra dicha por el profesor, sin necesidad de bajar su vista.

En los pequeños recesos que el profesor se tomaba en explicar, volteaba a su izquierda para verme. Siempre te recibía con una enorme sonrisa.

―Presta atención ―susurró con una extraña mueca, entre diversión y seriedad por no querer distraerse de la clase.

―Shh ―chité con mi dedo sobre los labios―. No interrumpas la clase.

Y por la expresión que hizo, supuse que iba a vengarse más tarde.

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A mediodía, mi compañero de cuarto se daba el permiso de suspirar y estirar su alto cuerpo. La cafetería era un lugar transcurrido, demasiado para su gusto. Él rascaba su cuello, esperando que el café hiciera efecto para recargar las energías.

Un par de compañeros saludaban al pasar por nuestro lado, pero él nunca saludaba.

"―Tu compañero de cuarto es algo extraño".

Solían llegarme esos comentarios. Reía intentando defenderle, pero no hacía falta. No parecía importarte llevarte bien con alguien más.

Él relamió las últimas gotas de café sobre sus labios y, disimuladamente, miré a los lados por si alguien nos prestara atención. Estas últimas horas de clase las teníamos separadas, en diferentes materias y ya tenía que irme.

―Nos vemos en la noche ―antes de que él abriera los ojos, di un rápido y casto roce entre nuestros labios.

Extraño no era mi compañero de cuarto, extraño era que sólo a mí me permitiera ver esos sonrojos mezclados con enojos por besarle de imprevisto. Sus libros casi cayeron de sus manos, pero se aferró a ellos al verme marchar.