SettPhel ─ Oneshots.

09. No lo sé (2).

➝ Twoshot.➝ Fluff. ➝ 16/01/2021.

...

Cerré los ojos cuando la calma del silencio inundó mis sentidos.

Tranquilidad. Paz. Armonía.

—¿Quieres darte un baño?

Settrigh.

Al ver, la habitación era un completo desastre. Las sábanas se manchaban, invisibles y diminutas, sobre el suelo. La cama estaba ladeada a un costado, del lado que Sett dormía, o donde el frenesí aún palpitaba sobre el colchón.

Cuando mis dedos sobaron sobre el robusto mueble junto a la puerta, el polvo no quería marcharse de mi piel.

Tenía una buena excusa para molestar a Sett.

—No cumpliste con la apuesta.

Las orejas flaquearon hacia abajo, un reflejo que tienes siempre que crees que estoy molesto o enojado contigo.

¿Estuve alguna vez enojado contigo, en todo este tiempo juntos?

Con placidez, te arrimaste a mi cuerpo, apretando mis sucias manos con las tuyas. Poco te importó. Podría, incluso, decir que no notaste el polvo recorrer tus dedos.

Arrugué mi nariz, tus pesadas manos fueron subiendo por la extensión de mis brazos, sin importarte en ensuciar mis prendas. Deteniéndote en mis hombros, masajeaste la zona con tus hábiles dedos, aplicando presión con exactitud en las zonas dolorosas o donde más tenso estaba.

¿Mi cuerpo era tan fácil de leer? ¿O era tú que sabías, siempre, donde tocar?

—Gracias, Settrigh.

—Sett —chitaste.

Sonreí para quitarte el berrinche. No era mi culpa que me encantara llamarte por tu nombre y no por tu apodo. Cuando éste sale de mis labios, creo que puedo demostrarte todo el orgullo que siento por ti, y eso es algo que no voy a quitarme.

Settrigh, Settrigh, Settrigh.

Mis piernas se movieron con la señal de un pesado suspiro salir de mi cuerpo, estaba cansado y la fatiga me ganaba; salir por largos paseos era agotador. Cerré la puerta tras mi espalda y observé mi reflejo en el espejo del lavado, luego de abrir el grifo de la bañera, para comenzar a llenarla.

Mis ojeras se iban notando cada vez más y mi rostro parecía un muerto. Delgado y fino; detallado, solía decirme Sett.

Dejé reposar mi cuerpo sobre el frío azulejo, mi abrigo cayó el piso en un mudo sonido y, aún sobre la tela de mi camisa, la insensible pared me envolvía. Inerte, cerré los ojos, pensando en todos los movimientos que haría Sett ahora:

—Caminarás hasta la cama, recogiendo las prendas en el suelo —susurré, escuchando al momento de terminar de hablar tus suaves pasos, el sonido de la cama moverse, sólo un poco y, el débil sonido de las sábanas siendo sujetadas—, en el ropero pensarás que sábanas poner, pensarás en mis favoritas en primer lugar —el rechinar de la puerta del armario se oyó y no contuve mi sonrisa. Te imaginé caminando con el montón de sábanas y una frazada para abrigarnos del invierno, que...

—¿Todo bien, Phel?

Que dulce eres.

—Sí —cuando termines, seguro irás a buscarme alguna muda de ropa, alguna de tus remeras que uso de pijama, lo que sea con tal de confortarme.

Me pregunto si todos tus movimientos los harás de forma inconsciente y desmeritada... O si planeas las cosas y actúas de manera robótica ante lo cotidiano, si tienes un plan o sólo actúas sobre la marcha.