CAPÍTULO 9

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Tu destino está sellado, elegida...

Aquella frase retumbó en mi mente mientras Yue y yo nadamos a través de la cueva subacuática que apareció al otro lado del portal.

El agua estaba turbia y fría. Era difícil orientarse y nadar fluido. Por lo que Yue optó por nadar con mayor fuerza para tirar de mi mano. Así que, mientras dejaba que él me guiara a través de la interminable cueva, yo me ocupé de esquivar las estalactitas y estalagmitas que de vez en cuando amenazaban con pincharnos. Noté entonces decenas de esqueletos humanoides y criaturas monstruosas al fondo del túnel rocoso. Posiblemente, tarottnianos y otras criaturas que intentaron cruzar por la Gotta, encontrando su tumba en estas aguas.

De pronto Yue tira de mi mano y me regresa de mis pensamientos. Me abrazó con fuerza y habló telepáticamente:

Sujétate fuerte.

Yue se encogió y posó su mano sobre mi cabeza para protegerme. Yo le abracé fuerte de la espalda e inesperadamente, una fuerte corriente de agua nos empujó a toda velocidad hasta otro espiral azul. Atravesamos el portal y la presión se detuvo. Yue y yo dimos volteretas en el agua y luego nos separamos. Me señaló con el dedo índice hacia arriba y ambos pataleamos hasta emerger del agua, dando una gran bocanada de aire.

Inhalé y tosí, mientras que Yue tiró de mi cintura hasta acercarme a una liana verde. Yo me sujeté de ella con fuerza y eché el cabello hacia atrás mientras regulaba mi respiración. Nunca antes había estado sin aire durante tanto tiempo.

–¿Estás bien? –preguntó Yue.

Yo asentí y el se peinó el cabello hacia atrás, haciendo una pose extremadamente sexi.

Una vez recuperada y con los ojos ajustados a la nueva luz, observé con detenimiento y maravilla el lugar donde nos había arrojado el portal: Se trataba de un amate gigante dentro de un cenote con agua cristalina. Del árbol caían decenas de lianas y la copa creaba una cúpula natural fuera del cenote.

–Impresionante, ¿no? –sonrió Yue.

–Si duda–exhalé asombrada.

–Estamos dentro del Cenote sagrado, el portal que conecta Tarott con el Mundo Antiguo. Y éste es el Árbol de la Gran Magia. Controla la temporalidad y distorsiona el espacio para poder viajar entre los mundos. Justo en este momento hemos viajado unos quinientos cuarenta y siete años humanos aproximadamente.

Abrí más los ojos, sorprendida.

–¿Quinientos cuarenta y siete años? ¿Y cuánto tiempo ha pasado aquí desde que cruzaste el portal?

Yue hizo cuentas mentales.

–Unos tres días. Más menos.

–Increíble...

Me sonríe y se sujetó de una liana cercana a la mía.

–Y aún no has visto lo mejor.

Empezó a escalar por la liana y salió del agua con agilidad. Yo lo imité y me sorprendí de sentir mi cuerpo liviano y ágil.

Al poco tiempo lo alcancé y Yue tomó impulso al columpiarse con la liana un par de veces. Saltó una distancia de casi dos metros y cayó fuera del cenote.

–¡Vamos, Aknei! –gritó con éxtasis.

Me armé de valor y le imité sin dificultad.

–Bien hecho–aprobó con las manos en la cadera.

Yo sonreí y exprimí mi cabello. Yue chasqueó los dedos y nos envolvió en llamaradas naranjas que generaban una combinación entre calor y cosquilleo en la piel. Cuando las llamas se extinguieron, nuestras prendas estaban secas.

Sellada -  Hilos del Destino IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora