CAPÍTULO 23

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Tras la salida de la Ciudad de Lirios, continuamos nuestro viaje durante tres noches y dos días, con pequeños intervalos de descanso para que el buweik se recuperara de tirar de la tartana y nosotros pudiéramos estirar las piernas. Ya que, palabras de Danek, teníamos que alejarnos lo más posible de los pueblos y las ciudades para evitar llamar la atención de los habitantes y posibles espías de Lía o las naciones aliadas de ella..

Para el amanecer del tercer día, Danek detuvo la tartana y montamos un pequeño campamento improvisado para tomar el desayuno. Yue encendió la fogata y ambos hombres entraron al bosque a cazar, mientras que yo me quedaba junto a Shia a preparar el té.

Una vez listo todo, saqué un mapa de Tarott de entre las pertenencias de Danek y lo desplegué en la tierra. Nos ubiqué usando como referencia la Ciudad de Lirios y observé detenidamente la ruta que Danek había sugerido como la más segura y rápida para llegar hasta el reino aliado más cercano: Una ruta boscosa que cruzaba entre la colonia Torett del reino terrakota y el Reino de Natt ( tierra de dragones), para así llegar al Reino de los Cielos.

Aunque a decir verdad, no estaba muy segura de si nos recibirían de buen modo en aquel reino. Ya que seguramente la noticia sobre la caída de Susei ya habría llegado hasta los oídos ventos, junto con mi ineptitud.

De pronto, un chispazo de electricidad me recorrió la espalda y me puso en alerta. La gema en mi cuello se iluminó y yo di un salto instintivo, esquivando con ello un poderoso látigo de agua, el cual rompió debajo de mí.

Caí al suelo y adopté postura de combate. Al mismo tiempo que busqué el origen de aquel ataque de mediana distancia. Un nuevo látigo salió de entre el bosque y levanté una barrera de energía para protegerme. La gema brilló con intensidad y adquirí entonces mi aspecto de Guardiana:

Cabello serpenteante color borgoña con cuentas de oro, jade y turquesa. Top sin tirantes y falda blanca a la cadera con un cinto de tela azul índigo que rodeaba mi cadera y caía por entre mis piernas. Un par de sandalias doradas, atadas hasta mis pantorrillas, y un brazalete de oro en cada brazo.

Mi cicatriz palpitó y los tatuajes de enredaderas aparecieron en mis brazos y piernas, dotándome ahora de mayor fuerza y poder.

Segundos después, Danek apareció de entre los árboles y me atacó con un chorro de agua a presión. Yo lo esquivé y él giró su alabarda, lanzando una docena de picos hacia mí. La gema palpita y mis extremidades se recubren de un líquido azul cían, el cual se endureció cual armadura. Los picos me alcanzan y yo los rompo a golpes.

Danek esbozó una sonrisa y Yue apareció al margen del campo de batalla con expresión relajada. Dándome a entender que esto no se trataba de un entrenamiento más. Era una prueba.

–¡No se distraiga, Guadiana!–gritó Danek.

Al tiempo que corrió, cubrió sus extremidades con hielo y peleó cuerpo a cuerpo contra mi. Afortunadamente para mí, ya estaba familiarizada con el estilo de combate aqua. Por lo que sus movimientos no eran de preocuparse. Más bien lo eran su fluidez y precisión.

Danek saltó hacia atrás para crear distancia y entonces entraron en escena varias bolas de fuego. Creé nuevamente la barrera de energía y Yue me emboscó por la lateral con una patada. Caí, giré en la tierra y me levanté, a tiempo que esquivé a saltos el ataque congelante de Danek. Yue entró en mi campo de visión y me atacó con combate cuerpo a cuerpo, haciéndome acercar a Danek.

Calculé la distancia y Yue atacó con una patada. Yo giré, tomé el mango de la alabarda y jalé a Danek hacia mi izquierda, usándolo como escudo humano contra el golpe de Yue. Ambos hombres cayeron y se reincorporaron, mientras que yo aproveché para alejarme lo más rápido posible a una zona más despejada. Era hora de ponerle fin a esta ridícula prueba.

Sellada -  Hilos del Destino IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora