Otra Vida, Mismo Amor.

Capítulo XXXIII 🦋

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La mamá de Andrés, Aurora, se encontraba en la cabeza de la mesa rectangular a su derecha Andrés y a su izquierda David, yo me encontraba en el puesto contiguo a Andrés con mis manos sudorosas y un poco incomoda.

Aurora, era una mujer muy hermosa y joven, llevaba un vestido largo, color negro y elegante, con el cabello recogido que estilizaba aun mas su figura.

David tenía 15 años, vestía un estilo mas casual pero no menos elegante, el era bastante atractivo pero no mas que Andrés a mi parecer, David era atractivo en el estilo tierno y su hermano lo era en el estilo sexy.

Por último mira con detenimiento a Andrés, tenian un semblante alegre pero con pizca de nerviosismo, vestía un pantalón azul oscuro y una camisa negra de manga larga. Se veía bastante bien, de hecho se veía mejor que días anteriores, se notaba que se había esmerado en su apariencia.

Yo llevaba el vestido que eligió Lina, era de color azul marino con amplio escote en la espalda, mangas largas y llegaba mas arriba de las rodillas, esto combinado con tacones negros y el cabello recogido y para terminar el juego de accesorios adecuados. Me sentía bien con mi aspecto pero creo que iba demasiado elegante de no ser por Aurora que también tenía un traje elegante, en cambio los chicos tenían un estilo un poco mas casual.

La velada estuvo muy acogedora y divertida, sentí formar parte de la pequeña familia y Aurora me lo confirmó. Hubo un momento de nostalgia cuando pregunté por el papá de Andrés y David, Aurora respondió que habia muerto hace 5 años a causa de un accidente automovilístico, recordé lo de mi mamá y quize compartirlo pero Aurora ya lo sabia.

Aurora comentó lo mucho que Andrés hablaba de mi y por segunda vez me sonrroje, la primera fue cuando las manos calidas de mi novio tocaron mi muslo para ayudarme con mi nerviosismo, lo que él no sabía era que su contacto lo había aumentado más, él se rio por lo bajo y yo me sonrroje tanto que sentí que podia camuflarme con el arreglo floral de rosas rojas. Pero al final tomé su manos por debajo de la mesa lograndome tranquilizar y desde ahí todo fluyo con tranquilidad.

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