14.

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Debía de estar totalmente loco. Listo, había perdido su prudencia y su capacidad de razonar. Y había jalado a un inocente en su descabellada aventura.

Se suponía que Kevin era el de las ideas locas, John el que convencía a todos de que era buena idea, Jeremy el que se dejaba llevar y él la voz de la razón. Pero no ese día. Pagó los snacks en la caja de la gasolinera y miró por la ventana a Edward en el auto.

- Bu.

Se volteó y suspiró hacia Sonia. Tratando de recordar como habían terminado en ese lugar. Le había propuesto la idea a Edward, se había retractado, habían desayunado y en el camino de vuelta se topó con Sonia y Sayd, Sonia le preguntó sobre su novio, él lo evitó y Edward dijo que irían a Londres a buscarlo. Ahora iban los cuatro camino a Londres.

Sonia pagó sus cosas mientras Sayd hacía algunos chistes a la cajera, la cual parecía encantada con la presencia del chico. Sonia le entregó un panecillo con crema, lo tomó volviendo a la realidad y la chica le sonrió.

- ¿Por qué la cara larga?- preguntó alzando una ceja.

- No sé en qué estaba pensando, deberíamos volver- dijo bajando la mano con el postre.

- ¡Claro que no!- Sonia metió su jugo a la bolsa de su chamarra y tomó a Lucas de los hombros - Tu y tu novio claramente tienen muchas cosas de qué hablar- lo soltó - Y yo quiero ir a pasear por Londres- meció los hombros.

Lucas se rio por la nariz y se rindió. Quizá necesitaba soltarse, dejarse llevar y hacer alguna tontería como esa de vez en cuando. Tener historias.




Luego del numerito de Mika y Harry, Lamar decidió que era suficiente. Mandó a todos a casa y cerró el estudio. Mika miró con ojo achicados a Harry, que chasqueó la lengua y tensó la mandíbula. Alisha se acercó a Harry y le palmeó el hombro.

- ¿Tienen hambre? Yo invito- dijo soltando al chico y caminando en dirección contraria a Mika - Tengo ganas de una hamburguesa.

John se dio la vuelta y la siguió esperando a Harry detrás de él. Pateó una piedrita y la mandó a la calle. Miró por encima de su hombro y descubrió a Harry caminando con pasos pesados y cara enfurruñada hacia ellos.

A ese punto era cuestión de tiempo para que Harry arremetiera un ataque de ira contra Mika, luego Mika lo sacaría de la banda y Alisha no se apiadaría de él y lo correría de su departamento, pues el único motivo por el que lo toleraba ahí a pesar de no pagar renta ni limpiar era porque estaba en la banda. Harry se quedaría en la calle y, por algún motivo, decidiría no volver a casa. De ahí había distintas opciones plausibles que lo ponían nervioso acerca del futuro de su hermano.

Se sentaron en las mesas del comedor. Ya era tarde y el sol se había escondido, no había mucha gente en el pequeño dinner más que ellos, dos hombres de traje en una mesa alejados de la suya y una pareja ya adulta cerca de la puerta. Una mujer se acercó a darles unos menús y se alejó en silencio. Miraron las opciones en silencio.

- Te recomiendo la malteada de fresa, es mucho mejor que la de chocolate- dijo Alisha hacia John, casi susurrando.

- ¡¿Qué maldita cosa debo hacer para hacer que deje de odiarme?!- gritó Harry estampando el menú en la mesa.

- Sé que suena loco que la fresa sea mejor que el chocolate pero, en serio...

- ¡¿En serio?!- gritó hacia Alisha - ¿Vas a hablar de malteadas ahora?

John miró a Alisha que seguía impasible, la chica suspiró por la nariz y estiró la mano para tomar la de Harry. Le sonrió sin ganas.

- Ya, ya.

Sad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora