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John llegó a las diez de la mañana para ayudar a Olivia a decorar la casa. Después de casi un año de relación, Olivia había llegado a querer a John casi como a otro hijo. Aunque no había tenido la mejor primera impresión de él, John no era un mal chico y como se había estado ofreciendo constantemente a ayudarla en todo, ahora la mujer encontraba fácil abusar de su amabilidad. Y el chico no se podía negar. Llegó con su hermana pequeña pues sus papás estaban ocupados y no podían cuidarla. Sophie llegó cargando una mochila con un unicornio, llena de libros, cuadernos y plumas y marcadores, en cuanto vio a Lucas sonrió y fue a saludarlo. La niña estaba totalmente enamorada del novio de su hermano desde el momento en que lo vio, a veces parecía que incluso más que él. 

Sophie tomó a Lucas de la mano y se quedó bien sujeta mientras John sacaba la caja de luces al patio y la escalera. El castaño le dio una mueca de odio a su hermana y la niña le sacó la lengua y se escondió detrás de Lucas. 

— No pelees con una niña de siete años— dijo Lucas poniendo su mano en el cabello de la niña.

— No es una niña... es un demonio.

— Solo estás celoso de que yo soy bonita y tu no— dijo la niña con  tono de burla.

— Podrás ser bonita pero aún así yo tengo más posibilidades con Lucas— dijo su hermano siguiéndole el juego. 

— ¿Qué clase de pelea es esta?— Lucas miró a Sophie — Ve por tus cosas, vamos a dibujar— la niña se fue corriendo dentro de la casa, el rubio se volteó y abrazó a John por el cuello — Eres mi novio, no pelees con una niña— lo besó.

— Es un juego, le divierte pelear— lo tomó de la cintura — Espera, no me sueltes aún.

— ¿Por qué te esmeras tanto en hacerla enojar?

— ¡Déjalo en paz!— Sophie corrió con su hermano para jalarlo de la camisa y alejarlo de Lucas — ¡No le gustas, superalo!

La pareja rió y Lucas soltó a su novio para ir a sentarse a la mesa del patio y pintar un dibujo de lo que parecía un cartón de leche con ojos y boca. John acomodó la escalera y jaló los focos para comenzar a colgarlos. Mientras acomodaba el cable contra la pared no podía evitar pensar en que mañana tendría que llevar a su novio a Cambridge y dejarlo ahí. No quería verlo como el final, y no quería que lo fuera, pero se sentía como tal. Volteó a verlo, pintaba con colores en un libro y su hermana hacía lo mismo a su lado. 

Mierda... Quería embarazarlo. Detener su futuro con un bebé y obligarlo a dejar la escuela para quedarse a su lado para siempre. 

Se dio asco a sí mismo y volvió a acomodar los focos. Podía tener pensamientos realmente perturbadores a veces. Claro que quería tener hijos, sobre todo con Lucas, y sí consideraba un poco injusto que no pudieran procrear, pero la idea de atarlo con un bebé era tan malvada y turbia como imposible. Quizá con un anillo...

— ¡Lucas!— le gritó a su novio y este levantó la cabeza — ¿Me ayudas con las mesas?

— Es su fiesta, él no debe hacer nada— dijo Sophie indignada — Para eso viniste.

John le dedicó una mirada furiosa a su hermana, que sonrió complacida consigo misma y volvió la mirada al libro para colorear. Lucas fue al cobertizo y lo abrió para sacar las mesas, miró al cielo y cuando John bajó de la escalera para ir a la otra esquina con los focos volteó a verlo.

— ¿Crees que llueva?

— Probablemente, pero tu mamá quiso que fuera afuera— acomodó las escaleras — Mientras no llueve, el clima es agradable.

Lucas volvió a ver al cielo y luego siguió con las mesas. No iba a venir mucha gente, pero igual su mamá quería mucha decoración. Pasó casi treinta minutos con las mesas, John acabó con los focos y se bajó a ayudarlo. A pesar de estar nublado, hacía calor, y las nubes densas dejaban pasar reflejos del sol que encandilaban a los ojos. John rápidamente se arrepintió se sus palabras; el clima no era de todo agradable, en realidad estaba algo húmedo y sofocado, haciendo de la tarea mucho más complicada de lo necesaria.

Sad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora