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El camino de Manchester a Cambridge era vistoso y largo. Tres horas no era exactamente un camino al parque, mucho menos bajo las condiciones en las que iban. Salieron a las nueve de la mañana, John manejaba, Lucas iba en el asiento de copiloto y Olivia en el de atrás jugando con sus dedos en ademanes ansiosos. El rubio parecía ir tranquilo mirando por la ventana y balanceando una caja en sus piernas. John no había volteado a verlo ni una sola vez en la hora que llevaba conduciendo. Tenía el codo recargado en la ventana y sostenía su cara con su puño. 

El ambiente del auto no era realmente tenso o incómodo, más bien era como si todos tuvieran muchas cosas que decir, pero ninguno supiera como comenzar a hablar. Lucas volteó a ver a su novio hasta que este volteó de igual manera, Lucas le sonrió y John hizo lo mismo, luego volvió la vista al frente. El rubio suspiró por la nariz y decidió mirar por la ventana.

Cambridge era muy distinto a Manchester, era más rural de cierta forma, no había tantos edificios como en su cuidad natal y parecía ser más tranquilo. Y todo giraba alrededor de su universidad. 

John y su mamá lo ayudaron a bajar cajas y maletas con cosas y ropa y llevarlas hasta su dormitorio, el cual era un poco más grande que el suyo en casa, solo que había dos camas y escritorios dejando poco espacio libre en la planta. Dejó una caja en el colchón y siguió a su mamá con la vista. Olivia caminó y se asomó por la ventana, desde dónde podía ver a los estudiantes caminar por el campus. La gente entraba y salía y pasaba apurada por el pasillo. John estaba de pie contra la pared afuera de su puerta jugando con el cordón de su sudadera. Bajaron al estacionamiento frente a los dormitorios y se pararon adelante de la camioneta.

— Pues... creo que ya es todo— Olivia cruzó los brazos mirando a su hijo — Ya me voy.

La mujer sonrió, con los ojos comenzando a llenarse de agua. 

— No, mamá, no— la tomó de los hombros — Es solo la universidad, no me voy del país.

— No es eso es que...— tomó su cara entre sus manos — Estoy muy orgullosa de ti, creciste tanto tan rápido y... Me hace muy feliz verte aquí. 

Lucas se rio avergonzado y su mamá le dio un beso en la mejilla. 

— Okay, ya, te dejo que te despidas— lo soltó — Te llamo en la noche.

Olivia subió a la camioneta y John se acercó con pasos medidos, como cuando se acercaba a él con alguna bebida peligrosa en una fiesta, solo que esta vez se veía triste. Se paró frente a él y suspiró.

— ¿Por qué parece que te vas a una misión en alta mar al nuevo mundo?— se quejó el castaño sacando sus manos de la bolsa de su sudadera — Estoy siendo muy dramático. 

Se palmeó las mejillas y dio un par de brinquitos en su lugar. Se quedaron viéndose por unos segundos antes de reír. Lucas ladeó la cabeza sin dejar de verlo.

— Estoy muy contento, en serio— dijo John y sonaba sincero — Esto es increíble— miró alrededor — Ya me siento más inteligente solo por estar de pie en la acera.

Lucas rodó los ojos y sonrió. 

— Vamos a hablar todos los días y si algo pasa solo me llamas— el rubio lo acusó con los ojos.

— Y tu a mi— dejó caer sus manos en sus hombros — Y quiero mis fotos diarias.

— Emmm... lo pensaré.

— Me lastimas.

Lucas sonrió y se acercó para besarlo con dulzura. John mantuvo el beso de esa manera y cuando se separaron se sonrieron. 

— Nos vemos en vacaciones— dijo John dando un paso atrás — ¡Oh!— sacó sus llaves de su bolsa.

— ¿Qué?

Sad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora