1.

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Rebotó en la cama de su novio y se apoyó con las manos detrás de su cuerpo, le sonrió a John con complicidad y el chico se quitó la sudadera. Afuera una lluvia de otoño tenía el clima helado y acogedor, perfecto para lo que tenían planeado. John dejó la sudadera en la cama y miró a su novio sonreír pícaro.

— ¿Seguro que quieres hacer esto?— preguntó con cautela — Podemos hacer algo más...

Lucas se acercó a él sin borrar la sonrisa y bajó el cierre de su chamarra.

— ¿Qué? ¿Tienes miedo?— ronroneó.

El color subió hasta su rostro calentándole las orejas y miró despiadado al rubio que se volvía a dejar caer en la cama. Pisó el talón de sus tenis y se lo sacó, hizo lo mismo con el otro y los pateó a un lado.

— Claro que no— subió las rodillas al colchón y se apoyó con las palmas de las manos — Te voy a destrozar— dijo estableciendo contacto visual y comenzando a gatear hasta él.

Lucas sonrió de lado, con las mejillas y la nariz rosadas a causa del frío.

— Me encantaría ver eso— dijo con un ligero tono de burla — Porque la ultima vez te gané once a tres así que...

— ¡Hiciste trampa!— se enderezó parándose en sus rodillas y lo señaló con un dedo.

— ¿Once veces, John?— el rubio se mofó con una sonrisa.

John se dejó caer a su lado y le dio un mando, se miraron retándose con los ojos y luego voltearon a la pantalla cuando comenzó el juego.

Pasaban casi todo el tiempo juntos tratando de crear la mayor cantidad de recuerdos de verano antes de irse a estudiar. Lucas iría a la Universidad de Cambridge y todos estaban muy emocionados, incluso la familia de John lo había invitado a cenar para festejar; su mamá había preparado lasaña, su hermano había tratado de hacerlo beber cerveza y su hermana había pasado toda la cena admirándolo y diciéndole que parecía un príncipe, pero John no había sido aceptado en ninguna escuela. Estaba en lista de espera de Cambridge y lo más seguro era que no entraría, a pesar de que Lucas lo había animado diciéndole que no pensara así no podía evitarlo. Por eso había decidido lo del año sabático; conseguiría un trabajo, quizá entraría a colegio comunitario, presumiría que su novio está en la universidad y hablaría por teléfono todos los días con él... O no, tal vez estaría muy ocupado, tal vez tendrían que hablar solo por un par de minutos, o una vez a la semana y después Lucas encontraría a algún chico inteligente en la universidad que sí fue aceptado, que su comida favorita no son las hamburguesas y que es capaz de mantener intricadas platicas sobre literatura inglesa y escritores contemporáneos y...

Un beso en su mejilla lo trajo de vuelta a la realidad. Volteó a ver a su novio que le sonreía con cariño. Jamás podría desconfiar de su chico. Se abalanzó contra él envolviéndolo en sus brazos y besando su cuello, lo mordió en el hombro y Lucas sollozó de dolor.

— ¡Que no me muerdas!— lo agarró del rostro y le sonrió — Me duele.

— Lo siento— le dio un beso en los labios y lo agarró de los lados de la cara — Te amo.

Lucas alzó una ceja y se rió confundido.

— Yo a ti... ¿qué tienes hoy? Estás muy cariñoso.

— Nada, solo quería recordarte cuanto te quiero.

Lucas lo miró acusador, luego a la pantalla dónde su auto ya se había estrellado contra una pared, su rostro se encendió en rojo y John sonrió sabiendo lo que se avecinaba. Lucas tragó saliva nervioso, haciendo que su manzana de Adán subiera y bajara captando la atención de John.

Sad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora