𝑬𝒍 𝒍𝒂𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒈𝒖𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒖𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 - Gilbert Blythe

𝐕𝐈𝐈

𝐕𝐈𝐈: "Traer algo"
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La nieve aún seguia cayendo, eso era una gran ventaja para Alyssa. Antes de saltar echó una mirada hacia arriba asegurándose que la ventana de la habitación de Carlos estuviera cerrada.

Tomó la soga y la amarró a la cama, la tiro hacia abajo y saltó. Se aseguró de que la soga no se viera a simple vista y se encaminó hasta el lago.

-Hola-saludó Alyssa sentándose bajo el árbol de siempre.

-¿Escapaste otra vez? -preguntó Gilbert.

-Tú que crees.

-Aún no entiendo porque lo haces-comentó mientras se sentaba junto a la joven.

-Harán preguntas, no quiero Responder. Además, estoy castigada.

Silencio.

-Eh... ¿Traes algo con Moody?

Alyssa se puso nerviosa y no entendía porqué, Moody y ella se había estado mandando cartas las de él era "románticas" algunos poemas o versos, las de ella eran algo frías pero trataba de remediar todo con dibujar uno que otro corazón al final de la carta.

-¿A qué te refieres con "traer algo"? -Alyssa trató de evitar la pregunta a toda costa.

-Sabes a que me refiero con traer algo. Esa tarde en Charlottetown estaban tomados de la mano y no creas que no me he dado cuenta que Mody esta cerca tuyo todo el rato-dijo con una sonrisa burlona.

Alyssa tenía un amorodio a lo inteligente que era Gilbert pero ahora que decía todo desde su punto de vista, había sido muy obvio que ella y Moody se "traian algo".

-Moody y yo tan sólo nos gustamos o al menos eso creo. No sé trata de nada sobre amor eso es muy intenso y mortífero a la vez.

-Sí, sé lo mucho que temes enamorarte.

-No temo enamorarme, temo que tan bajo pueda caer en ese estado. Bueno, no estamos aquí para hablar sobre el tonto amor.

-Sí, tienes razón-Gilbert se acomodó en donde están sentado-. Bash y Mary se van a comprometer, estás invitada.

-¿Sólo yo?

-También habrán otras personas...

-No, digo, ¿Sólo puedo ir yo sin necesidad de mi familia?

-Es en unos días así que no creo que puedas ir sola, si es que estás...

-Castigada, sí.

—Me apunte en unas clases extras en el verano.

—¿No ibas a irte a la universidad?

Gilbert hizo una mueca.

—Me quedaré en la granja a ayudar Bash como le prometí... Además, tendré mucho más tiempo para prepararme mejor.

—Entonces ¿Tendré que soportarte otro año más?—bromeó.

—Tendrás que soportarme otro año más y lo haré mucho peor que el anterior—siguió.

—No puedo creer que tan sólo falta un año para decidir que haré por el resto de mi vida—murmuró Alyssa hundiendo su mano con guante en la nieve.

—Pensé que ya lo tenías decidido.

—Ya, pero cada que lo vuelvo a pensar no me siento segura de mi decisión—susurró.

—Siento que en la escuela de arte serias muy bien aceptada pintas muy bien.

—Gracias—la joven fijó su vista en el lago congelado y recordó la vez en la que Gilbert la había llevado a rastras hacia él—¿Me enseñas a patinar? —preguntó de repente.

Gilbert sonrió y no lo pensó dos veces

• • •

—¿Qué es eso que tienes en la cara?

Alyssa se escabulló de su hermana pero no lo logró.

—¿Te lo hizo Gabriella?

—No, no—dijo Alyssa rápidamente—. Me tropecé con el taburete de mi habitación y me corté—La mejilla de Alyssa tenía una pequeña raya roja; no había sido intención de Gilbert pero en un intento no tomó fuerte su mano y chocó contra el duro suelo de hielo.

Adelaida no le creyó pero tampoco iba a hacer un escándalo, no le importaba demasiado la vida de su hermana.

Alyssa se limpió la mejilla y trató que no se notará demasiado. Bajó las escaleras y se dirigió hasta su madrastra.

—Eh, Gabriella.

Ésta movió la cabeza en señal de que la estaba escuchando.

—¿Hasta cuando estaré castigada?

Gabriella dejó de lavar los trastes y se volteó a verla.

—Yo no impuse tu castigo, fue tu padre, deberías preguntárselo a él.

—Lo que pasa es qué—Alyssa no se rindió, tenía que hacer que Gabriella le dejara irse—nos invitaron a una boda esta semana, es de un amigo.

—¿Tus amigos ya están comprometidos? —preguntó Gabriella bastante sorprendida.

—No, no. Éste ya es mayor.

Gabriella volvió a lavar los trastes mientras pensaba.

—De lo comentaré a tu padre, tal vez podamos ir.

Alyssa subió hacia su habitación contenta, había funcionado, le removerian el castigo.

• • •

—Yo, sebastian tomó a mery como mi esposa para estar juntos de ahora en adelante en lo próspero y adverso, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad para amarla y cuidarla hasta que la muerte nos separe.

Alyssa lo había conseguido, no había conseguido asistir sola pero al menos había asistido.

Los votos eran casi los mismos que había escuchado en el matrimonio de sus padres.

—Ahora, declaró a Mary y Sebastian marido y mujer.

Alyssa deseó que ambos tuvieran su final feliz, no siempre todas las parejas lo tenían pero a ella le gustaba imaginar que sí.