𝐗𝐗𝐗𝐕

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𝐗𝐗𝐗𝐕 : ¿Te amo?
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Las marcas en el techo, eran las pruebas de cada lluvia, granizo y/o tormenta que había padecido la casa. Alyssa observaba detenidamente cada una de estas desde que se había despertado simplemente para desviar su mente y evitar pensar en cosas, pero lograba todo lo contrario. El dorso de su pulgar nuevamente estaba lastimado.

Las aves cantaban desde fuera de su ventana y el aroma de la cocina se colaba por la puerta pero todas esas cosas pasaban a segundo plano gracias a sus pensamientos.

Quería decirle a Gilbert que no quería que se casara con Winnifred, que no le importaba quedarse con él en Avonlea y formar una vida juntos. Pero su mente le decía que no era lo correcto; en unos días estaría en Beaux-arts y él probablemente en la Sorbona. Gilbert era realmente inteligente y la oportunidad que le estaban dando era de oro, no se perdonaría nunca verlo truncar su sueño por ella. Lo que más le atormentaba la cabeza era que lo tendría tan cerca... ambos en parís, la ciudad del amor, Alyssa no sería capaz de ver a su amor con otra persona. Se colgaría de la Torre Eiffel antes de vivir algo como aquello.

—Tu desayuno se enfría — la voz ronca de su padre la hizo sobresaltarse.

—Perdón papá, estaba... pensando.

Honssy con ayuda de su bastón caminó hasta la cama de su hija, Alyssa bajó los pies de la pared y se sentó correctamente.

—¿Qué pasa dentro de esa cabecita?—le susurró su padre.

Alyssa se sonrojó y jugó con sus manos.

—Pequeña—empezó su padre—, sé que no hemos tenido muchas conversaciones desde que dejamos Charlottetown—acariciaba su espalda suavemente, su mirada se dirigió al tic nervioso de Alyssa.

Colocó su mano sobre su pulgar lastimado para impedir que continuara.

Alyssa se sentía acalorada ¿Tanto se le notaba?

—Es... sobre un chico.

Honssy se acomodó y carraspeó.

—Bueno ¿El muchachito de aquella vez?

Alyssa negó rápidamente, le avergonzaba contarle lo que había sucedido.

—Él... no funcionaron las cosas—se limitó a decir.

Su padre asintió, él también estaba incómodo con la situación pero estaba dispuesto a escuchar a su hija y hacerla sentirse mejor pero sobre todo guiarla y aconsejarla.

—Uhm, el chico del que te estoy hablando anoche me confesó que tenía sentimientos hacia mí—la voz de Alyssa se iba apagando mediante que hablaba, revivir el momento de anoche y hablar con su padre sobre el tema no era una buena combinación—, pero él está por casarse con una muchacha de mucho dinero que le ofrece la vida que él siempre ha querido... Lo rechacé.

Su padre suspiró decepcionado.

—Mi pequeña Alyssa... Siempre he pensado que eres muy madura para tu edad pero ¿Enserio crees que para alguien enamorado le importa el dinero?

Alyssa miró a su padre.

—Pero ¡Por eso lo rechacé! No quería truncar sus sueños.

—Tu madre abandonó a sus padres por mí, mi condición era humilde comparado con la ella. Cuando estuvimos juntos no vivimos en la casa que tú recuerdas desde un inicio. Tuvimos que buscarnos la vida pero nada de eso nos importaba porque estábamos juntos. Después de un largo día de trabajo nuestra compañía nos reconfortaba y nuestros sueños siguieron intactos, de hecho, años más tarde gracias a esfuerzo los logramos. Logramos esos sueños y muchos más.

𝑬𝒍 𝒍𝒂𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒈𝒖𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒖𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 - Gilbert BlytheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora