Me desperté por el canto de un pájaro en mi ventana, me levanté hice mi rutina diaria, bajé a desayunar, cuando termine entro William a la cocina:
–¿Qué haces levantada?
–Tenía hambre.
–¿Por qué no me despertaste?
–Porque estabas muy tranquilo y yo puedo hacer mis cosas sola.
–Si, puedes hacer tus cosas sola pero entiende que estás débil.
–Está bien pero no me hagas regresar a la cama, trataré de ser más cuidadosa.
–Bien. – se acercó a mí y me besó, me tomó de la cintura y me subió a la mesita, quedó en medio de mis piernas, comenzamos a besarnos, escuchamos un disparo y nos separamos rápido:
–¿Qué fue eso William?
–Un disparo.
–Quédate aquí.
–Pero William.
–Madison.
Ryan bajó corriendo y asustado:
–Mami papi ¿Qué fue eso?
–Nada fue un trueno ¿Ve a la cocina a desayunar?
Matthew y Kate bajaron corriendo:
–¿Qué pasó?
–Un disparo, no sabemos de quién.
–Voy contigo William.
–Está bien.
Salieron de la casa:
–¿Kate viste a mi mamá?
–No, no estaba en su habitación.
–No Dios, que no sea lo que estoy pensando.
Fui al despacho abrí los cajones y el arma no estaba, sentí una punzada en el pecho, salí corriendo:
–¡William! ¡William!
Cuando me vió como estaba corrió hacia mí:
–¿Qué pasa Madison?
–¡Mi mamá!
–¿Qué tiene tu mamá?
–¡Mi mamá no está en la casa y el arma que estaba en el despacho tampoco!
–¡Matthew ven rápido!
–¿Qué pasa?
–¡Matthew fue mamá la del disparo!
–¡¿Cómo, dónde está?!
–No, sé pero dice Madison que tu mamá no está y el arma del despacho tampoco.
–¡Mierda!
–Madison voy a buscar a tu mamá vuelve adentro.
–No, yo también voy a buscarla.
No lo dejé que dijera más corrí a los establos y tomé el caballo que montaba antes, lo preparé rápido y salí a todo galope. Iba pensando en que estaría bien y no le había pasado nada malo, no sabía dónde buscar, entonces recordé que su lugar y el de mi papá era en el sauce donde le pidió matrimonio. No pensé dos veces y salí hacia allá. Llegué y no la ví, bajé del caballo y caminé, no podía creer lo que veía, mi madre estaba con el arma en la mano y un balazo en la cabeza, había sangre por todos lados, camine hacia ella, mis pies no respondieron y me deje caer.
–¡No mamá no! ¡¿Por qué hiciste esto?! ¡Primero fue mi papá y ahora tú!
Lágrimas bajaban por mis ojos, en menos de tres días había perdido a mis padres, unos minutos después escuché la camioneta, cuando volteé bajaron Matthew y William, Matthew corrió y abrazo a mamá comenzó a llorar, William se acercó a mí y me abrazó, lloré desconsoladamente, pasamos ahí unas horas hasta que llegó la ambulancia a recoger el cuerpo, no lo podía creer aún, mi padre nos había hecho prometer que no la dejaríamos que se viniera abajo y no lo cumplimos. Cuando la ambulancia recogió el cuerpo y la policía nos hizo preguntas, William me cargó como a una niña pequeña hasta la camioneta, Matthew quiso ir a cabalgar solo durante un rato, el camino estaba silencioso hasta que dije:
–William tan mala persona soy que me pase esto.
–No digas eso, tú no tienes la culpa.
–Si la tengo, mi padre me dijo que debíamos ayudar a mi mamá y mira lo que pasó.
–Amor no te culpes eso te hace mal.
Solté un sollozo, William detuvó la camioneta y me abrazó, Nos quedamos así unos minutos hasta que me tranquilicé después de desahogarme, me sentía un poco mejor. Llegamos a la casa y Ryan corrió hacia nosotros:
–Mami ¿Por qué tienes sangre en la ropa y en las manos?
–Ryan, mami no se siente bien, voy a ir con ella a la habitación para que se bañe y se cambie, después vamos a hablar contigo.
–Ok.
Kate salió de la cocina y cuando me vió, se acercó y me abrazó:
–Lo siento mucho Madison.
No pude responderle nada porque me invadieron las ganas de llorar, en eso Matthew iba entrando y Kate corrió hacia él, lo abrazó, él comenzó a llorar, William me ayudó a subir las escaleras, entramos a la habitación, entré al baño y cerré la puerta, me di una ducha y comencé a llorar, tardé una hora hasta que tocaron la puerta:
–¿Amor estás bien?
–Sí, ya voy.
Salí con una toalla envuelta fui al vestidor y me cambié, me acerqué a William, él me sentó en sus piernas y yo me abracé a él:
–Madison debes pensar que tus papás ya están juntos y se están acompañando, ten en cuenta que ellos te quieren mucho y no les gustaría verte sufrir cariño, ellos están muy orgullosos de ti y de lo que has logrado, de la mujer en la cual te has convertido, recuerda los momentos felices que hayas tenido con ellos y siempre llévalos contigo, ellos desde donde están te aseguro que te están cuidando.
–Gracias William por todo, por la familia que me diste, la felicidad, todos los momentos que hemos estado juntos y por estar aquí conmigo, sin ti y sin Ryan ahora en estos momentos estaría muerta, ustedes dos son los pilares de mi vida, por los cuáles me mantengo arriba y perdóname por estos últimos días que no he sido una buena esposa y madre.
–No tenemos nada que perdonarte, porque te comprendemos y te apoyamos, te amo Madison y lo eres todo para mí.
–Yo también te amo William.
Le di un besó y después fuimos a la habitación a hablar con Ryan, toqué la puerta, no abrió, me acerqué a ella y escuché unos sollozos adentro:
–William, está llorando.
–Si.
–Ryan cariño abre la puerta por favor.
Tocamos varias veces y no abría.
–William me estoy preocupando.
–Ryan abre la puerta por favor.
–Ya no puedo más, quédate aquí por cualquier cosa.
Bajé las escaleras corriendo entré a la cocina y busqué las llaves que dejan colgadas al lado del refrigerador, las tomé y regresé corriendo, empecé a buscar la llave entre el montón las manos me temblaban y se me cayeron:
–Madison cálmate, va a estar bien.
William levantó las llaves la buscó y abrió la puerta entramos y Ryan estaba sentado en una esquina de la habitación llorando, William y yo nos acercamos a él, nos sentamos en el piso junto a él:
–Ryan ¿Por qué lloras? – dijo William
No contesto, lloro aún más, William se acerco más y lo abrazó, comenzó a tranquilizarlo:
–Pequeño ¿Qué tienes? – le pregunté.
–¿Es cierto lo que escuché?
–¿Qué escuchaste?
–Que la abuela se murió.
No dijimos nada, no sabíamos cómo:
–¿¡Por qué no contestan!?
–Ryan cariño cálmate por favor.
Me levanté, lo cargué como a un niño pequeño, William se sentó en la cama, comencé a cantarle una canción hasta que se quedó tranquilo, lo senté en la cama y me hinqué en el piso:
–Ryan tu abuelita, ya está con tu abuelito, están juntos allá en el cielo, debes acordarte que le prometiste algo a tu abuelito y debes cumplirlo, ellos te van a cuidar y siempre van a estar con nosotros en nuestro corazón.
Lo abracé y William nos abrazó a los dos, estábamos así hasta que Matthew tocó la puerta:
–Madison ya llegaron.
Solo asentí con la cabeza, William me tomó de la mano y me la apretó para darme fuerza, tenía que ser fuerte por mi familia, bajamos las escaleras y el cajón estaba en el centro de la sala, me acerqué y ví a mi mamá ahí, no tenía expresión en su cara pero sé que está feliz con mi papá, comencé a recordar cuando me dijo que me tenía que casar con William, me enojé, pero jamás creí que todo iba a ser diferente, gracias a ella ahora tenía a una familia, un hombre que me ama y yo amo y a un hijo muy lindo y cariñoso. Lágrimas bajaron por mis mejillas y William me abrazó, Ryan se acercó a nosotros y nos abrazó, William lo levantó y le dí un beso en la frente. Toda la noche nos quedamos despiertos, en la mañana fuimos a darnos un baño y arreglarnos para la misa y el entierro, todo fue muy triste, mis papás habían dejado este mundo en menos de una semana.
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UN MATRIMONIO FORZADO
RomanceMadison Miller una chica muy linda de 23 años, vive en un rancho junto a sus papás, todo iba bien, pero se enteraron de que su padre está enfermo, los costos de su tratamiento han sido muchos y pueden perder el rancho, es aquí donde llega William Mi...