Cantos al Mar

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   Pasando varias noches con hostilidades como: Tormentas, oleaje, la gran serpiente y sed, estábamos exhaustos del largo viaje que parecía infinito. ¡Claro! Que mis hermanos escandinavos, hacían de la travesía un momento único con los dioses. Recitaban cantos, los cantos de las hazañas de los guerreros que ya comían en la gran mesa del Valhalla. 

- "¡Oh gran guerrero granjero! 

Quien trajo dicha a nuestro hogar.

El que alza una jarra diamantada al cantar.

Gran Rey de Inglaterra, con una princesa marcial.

Hoy nos observan, grandes hazañas hemos de contar.

Pérdidas de ancianos y niños, en Islandia han de quedar.

Es una deuda digna a una tierra divina..." - Gunnar, con mucha alegría.

- "La bruja, su fruto en esta tierra ha postrado.

La naturaleza verde a sus pies se ha mostrado.

Frejya, blanca como la nieve.

Los que adoraban la vida a quien aman, ceden..." - El canto de Siv, cual voz de majestad.

- "El poderoso Rey de Noruega hoy nos va a escuchar...

A quien lloro con alegría, un padre de verdad...

El nombrado por todos, el que está hacha me vino a dar...

Gigante Brazo de Hierro, el que batalla a batalla no se fue a cansar...

Toma mis lagrimas, hazlas alzar...

Que este grito de dolor, hasta Asgard llegue a parar..." - Retumbando mi corazón, junto a mi voz.

"Σήμερα έρχομαι να ονομάσω ...

Στον μεγάλο ήρωα που από τα χέρια της Καλυψώ μπόρεσε να ξεφύγει ...

Και ότι από αυτήν τη θάλασσα, μαζί με τους συμμάχους μου, μπορώ να φτάσω.

Μας περιμένουν γη πλούτου και σοφίας.

Ας ελπίσουμε ότι αυτή η γνώση δεν με κάνει να πετάω ... " - Itheus, recitaban con un tono similar al nuestro en su idioma.

   Los cuervos revoloteaban alrededor atraídos por la melódica voz de los vikingos desolados en el mar.  Susurros del viento, suplicando compasión a las velas del navío. También, la sal se nos pegaba en los párpados y el olor a pescado se acrecentaba.  

- Escuche que recitaban sobre mí. - Hacía su aparición, Bjorn. 

- ¡Abuelo! - Dije mientras saltaba a abrazar al héroe.

- Es un placer verlos de nuevo, niños.

- ¿Papá? - De impresión, Gunnar.

- ¡Ahhhh! ¡Jajajaja! ¡Mi muchacho es un jarl!

   Había olvidado que era un reencuentro de grandes sementales. Abrazándose de forma grotesca y calurosa. Daban paso a las nostalgias de lapsos pasados. También, se veía en el rostro del joven jarl un tanto de tristeza.

- ¿Cómo puedes volver de la muerte?

- ¿Yo? Jajaja. Gunnar, querido, yo no he muerto, vivo en el Valhalla, comiendo y luchando con los dioses. Si estoy aquí, es porque debo darle un mensaje a mi nieto, Magnus.

- Igual. Es un honor el tener al gran Rey de Noruega frente a mi.

- ¡¿Quieren ya, parar?! Yo no soy el Rey de Noruega. Ni fui. No fui el legítimo Rey. Todo el crédito se lo merece Harald. Él echó a los rus, yo solo hui y morí en manos de Axe. 

  El silencio nos gritaba "piedad". El abuelo tiene razón, pero nunca ha de ser grande, como su nombre en la boca de los poetas y oradores. El gran Bjorn, Brazo de Hierro, conquista tierras, siempre será el más grande.

- Ahora mismo deberían de dejar de venerar y ustedes hacer a los nuevos héroes de esta tierra. Aunque...  Ya conozco un par que serán el futuro... - Lo decía con seguridad el gran Bjorn, mientras nos veía a Itheus y a mí. 

   El abuelo se acercó a mí, entre frases cortas y silenciosas me expresó: "Odín, cada vez pronuncia más tu nombre, Magnus. Ten cuidado, obra con sabiduría..." Se alejó sin palabra dándome un fuerte abrazo y a lo dejos...

- No confíen en los Rus, que los dioses estén de su lado...

  Se acumuló un vació en el entorno. Quedamos sin palabras y estábamos más cansados. Nos sentamos en la cubierta simplemente esperando el futuro, pero los dioses se encontraban en el lugar como pequeñas bolas de gas. Frejya, me acompañaba, porque sabía que todo nuestro esfuerzo era por verla en el Vanaheim.

- ¡Miren todos! - Gritaba el capitán Krammer.

- Es hora de arribar, mis imponentes acompañantes. - Papá, dándole ánimos a los demás tripulantes. 

  Se podían observar los pescadores con sus mallas largas llenos de fletán, salmón y bacalao. Junto a ellos, las hermosas damiselas y escuderas tomando baños en las orillas del fiordo, a los muchachones ayudando y recibiendo a los viajeros en los muelles. 

  Ya habíamos tocado Tampere, el objetivo está aún más cerca... 




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