Cap. 28

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"Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pincho. Renunciar a todos tus sueños solo porque uno no se cumplió" (El principito)

Narra Luz

Al despertar me encuentro con unos ojos avellana aunque a veces parecen color miel, aunque eso no evitan que me encanten, me observan desde la otra cama atentamente.

-¿Desde cuando eres tan psicópata para verme dormir? No conocía esa faceta tuya, ¿debería correr ya o espero a que me encierres en el cuarto para secuestrarme? -digo burlándome, me levanto de la cama estirándome en el proceso, relajando todos mis músculos.

Las sabanas son increíblemente suaves, el colchón a pesar de no hacer que sientas que estas durmiendo sobre una nube se siente genial.

-Llámame psicópata, pero me es imposible evitar no verte, perdería mi vida antes de tener el suplicio de no perderme en tu mirada.- ¿es enserio?

-Bájale a tu romanticismo romeo, es muy temprano aún- digo irónica cortando su faceta de romántico.

Se ríe de mi comentario negando con la cabeza.

-A veces me pregunto porque me enamore de ti si me es imposible ser romántico contigo, luego recuerdo que tienes unos ojos que son capaces de teletransportar a mundo inimaginables y que tienes una personalidad única y hermosa, te crees insegura, pero no dejas que nadie te pisotee, irradias luz aunque veas oscuridad, y contesto mi pregunta y me siento afortunado- no logro decir nada, que podría decir con semejante declaración, bajo la cabeza sonrojada.

-Lo haces apropósito- escucho su risa detrás de mí, aunque evito su mirada- debemos vestirnos si queremos desayunar y llegar a tiempo a la función- me levanto de la cama buscando algo para ponerme sin voltearme hacia él, se que muchas veces esperaría que le respondiera con algo, la mayoría del tiempo me quedo callada sin saber que decir, aunque las palabras me quemen en la boca y el miedo me impiden decirlas, pero después de todo lo que hemos pasado, empiezo a dejar esos miedos botados, ya es hora de hacerle saber a Cameron algunas cosas. 

Luego de vestirnos, bajamos a tomar desayuno, mientras nos hacemos bromas y hablamos de temas triviales, al terminar de comer subimos nuevamente a la habitación para prepararnos para la función, es a las doce de la tarde y son las once y veinte, a pesar de que falten cuarenta minutos preferimos salir antes por si hay transito o si nos perdemos, la cual es la opción más factible, Cameron pone el GPS en el auto y emprendemos el viaje.

Llegamos hasta el teatro y me quedo maravillada con él, como la primera vez, apenas entramos me quedo pegada viendo las decoraciones, los asientos, el escenario, ese en el cual cuando era niña me imagina saliendo y inclinarme ante el publico por haber dirigido una obra, nunca me imagine como un actor, aunque admiraba mucha su dedicación para darle vida a los personajes, me imaginaba como aquella persona que esta detrás, que crea lo que los espectadores están viendo y hace que la magia suceda.

-¿Todo bien? Parece como si fuera la primera vez que estas aquí- salgo de mi estado de anonada y volteo a ver a Cameron quien espera una respuesta.

-Siento como si fuera la primera vez que estuviera aquí, es la misma mágica sensación y eso que aún no vemos la obra, solo había olvidado lo magnifico que se siente, es un lugar mágico- respondo sin ocultar mi emoción.

-Bueno, entonces vamos a la sala, no queremos perdernos la obra- asiento y caminamos tomados de las manos hasta donde un guardia revisa nuestras entradas y nos deja pasar, llegamos hasta nuestros asientos y esperamos por unos minutos hasta que las luces se apagan y el telón se empieza a abrir.

No puedo contener mi emoción y chillo como una niña pequeña, llamando la atención de algunos presentes, que me miran malhumorados, Cameron intenta aguantar la risa y yo por mi parte intento controlar mi emoción aunque me resulte prácticamente imposible.

Mi LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora