Cap. 29

2 0 0
                                    

"Lo bueno de un corazón roto, es que solo se puede romper de verdad una vez, las demás son solo rasguños"

Narra Cameron

A la mañana siguiente de lo ocurrido despierto medio desorientado, restriego un poco mis ojos para tener mejor visión, estoy medio perdido hasta que siento la calidez de una persona a mi lado, la sonrisa que se forma en mi rostro llega de esquina a esquina de mi cara.

Luz esta de espaldas hacia mí, acaricio suavemente su espalda paseando por cada centímetro de su piel desnuda, los momentos vividos hace unas horas llegan directo a mi memoria, no tenia planeado que aquello sucediera en este viaje, ni siquiera había pensado en ello hasta el momento en que Luz lo dijo.

Escucho su respiración profunda y calmada, veo su rostro completamente relajado, se ve tan hermosa, por lo que decido levantarme con cuidado para evitar despertarla.

Me cambio por ropa limpia y camino devuelta hacia la cama quedando hincado frente a su rostro, acaricio suavemente su cara, dejando un recorrido desde su frente, paseando por sus parpados cerrados y bajando por su nariz y mejillas hasta llegar a su boca, Luz se remueve en la cama, frotándose los ojos intentando despertar.

Cuando por fin los abre completamente se voltean a observarme, esas dos grandes estrellas de color marrón, me observan con determinación y una sonrisa se empieza a formar en sus labios, si los ángeles se ven así significa que estoy en el cielo.

-Hola- susurra con la voz ronca de recién despertada.

-Hola, ¿Cómo estas? -pregunto de manera indirecta.

-Estoy perfecta- su sonrisa se agranda aún más al igual que la mía, me acerco a su rostro acortando la distancia y dejando un beso en sus labios.

Aunque es corto, produce que un escalofrió recorra todo mi cuerpo.

-Sera mejor que bajemos a desayunar, nos espera un día lleno de cosas increíbles por hacer- dejo un corto beso en sus labios antes de pararme.

Luz se estira como un felino, tratando de dejar la pereza, aunque me cueste horrores verla así y no querer ir a su lado y pasarme todo el día junto a ella, piel contra piel, me controlo porque de verdad quiero que sea un día que podamos disfrutar, y tengo varias cosas preparadas para ella, fuera de esta habitación.

-No puede ser cinco minutos más, podríamos seguir acostados, juntitos, un ratito más- me propone.

Aunque la propuesta suene muy prometedora uso toda mi fuerza de voluntad para no caer en aquella red, aunque sea casi nula.

-Mmm, suena como una propuesta grandiosa, sin embargo tengo planeado un día increíble afuera, aunque no me importaría pasar toda la noche junto a ti- contraataco.

Luz me sonríe sonrojada, recordando, seguramente igual que yo, los momentos vividos ayer, que se hacen presente en su memoria.

En la mía parecen reproducirse sin cesar y tampoco hago nada para frenarlos.

Se sienta en la cama dejando al descubierto un poco de su piel desnuda, cuando se da cuenta se cubre completamente sonrojada como un tomate.

-Hace un momento estabas coqueteando conmigo, pidiéndome que me quedara acostado contigo y ahora te da vergüenza, sabes que no hay nada que no haya visto y que no haya besado ¿verdad? -respondo burlón, consiguiendo que se sonroje aún más, si es eso posible, me lanza una almohada que logro evitar.

-Eres un pervertido- se queja tapándose hasta la cabeza con las sabanas.

Me acerco hacia la cama intentando bajar las sabanas para lograr ver su rostro, luchamos un momento hasta que logro ver su cara sonrojada.

Mi LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora