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Nico y yo caminábamos tomados de la mano por los pasillos del hotel. Las coloridas paredes, decoradas con algunos cuadros de artistas locales, contrastaban fuertemente con la vista que entregaban las ventanas. El pequeño pueblo en que nos encontrábamos había perdido casi todo su color, la arena tornando todo de tonos secos y sin vida.

La tormenta había desaparecido por completo. El cielo se mostraba despejado; ni una nube amenazaba con arruinar ese día. No había vientos fuertes, pero se podía percibir algunas ráfagas suaves moviendo las palmeras de un lado a otro.

— ¿Crees que esto pasa seguido? —preguntó Nico, deteniéndose frente al gran ventanal del vestíbulo del hotel.

A través del vidrio se contemplaba la misma vista triste y apagada que en la ventana de nuestra habitación, aunque la presencia de la laguna lo cambiaba todo. El color azulado del agua, reflejando el celeste cielo, contrastaba con el resto de los edificios y calles cubiertos por una capa de arena, y hacía más notorio el aire de tragedia.

—No lo sé, pero este tipo de cosas siempre pasan cuando estamos cerca, ¿no?

Sus ojos se centraron en una pequeña pasarela junto a la laguna que estaba completamente oculta.

—Es terrible.

—Deberíamos irnos de aquí cuanto antes.

El chico asintió y, con un apretón afectuoso en nuestras manos unidas, me indicó que continuáramos caminando.

Pasamos por la puerta doble que daba al restaurante, saludando al chico detrás del mostrador de la recepción en el proceso. Entramos a la sala, normalmente de gran tamaño, que parecía pequeña. Por obvios motivos, las mesas que solían colocarse en la pequeña terraza con vista hacia la calle estaban clausuradas. Así, todos los ocupantes del hotel se habían visto obligados a permanecer adentro.

—Tus amigos parecen haber respirado demasiado de este aire triste y aburrido.

Fruncí el ceño, buscando con mi mirada la mesa que él claramente ya había visto.

— ¿Por qué siempre son mis amigos cuando están de malhumor?

— ¿Acaso ya te ofendiste? —preguntó, sin siquiera voltearse a verme, divertido. Comenzó a guiarme hasta los otros semidioses—. Definitivamente estás hecha para este grupo de amigos.

Le di un pequeño empujón antes de llegar al destino.

Como si las amplias ventanas que acompañaban los lados de la mesa no mostraran una vista lo suficientemente deprimente, mis amigos se veían destrozados. Algunos estaban tristes, otros parecían exhaustos, pero un par estaban tan perdidos en sus pensamientos que no parecían ser ellos mismos.

Will, acompañado de su infaltable ukelele, estaba sentado en la esquina más alejada, contra las ventanas. No tenía platos cerca, lo que indicaba que hacía varios minutos había terminado de desayunar. Tenía la mirada perdida en la superficie del lago, con una expresión seria que no reflejaba para nada su personalidad carismática y su constante estado de alegría. Sus dedos rasgueaban las cuatro cuerdas sin emoción, tocando una sucesión interminable de acordes bajos. Nunca había oído a un ukelele sonar triste.

A uno de sus lados estaba Piper, con sus preocupados ojos fijos en la figura de Meg a su izquierda. Parecía estar a punto de tomar el tenedor de la chica y obligarla a llevar comida a su boca.

La hija de Deméter no había cruzado palabra con nosotros desde que la dejamos en la habitación de Will para que la tranquilizara. No es que la hubiéramos visto, de todas formas, el día anterior, pero definitivamente transmitía la sensación de que no había hablado con nadie en las últimas horas. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, dándole esa imagen de adolescente malhumorada que solía llevar con ella. Su rostro, sin embargo, era completamente inexpresivo, con sus labios en una línea para nada forzada, y su ceño relajado. Detrás de sus anteojos, su mirada parecía recorrer cada esquina de la habitación, centrándose en cada detalle, evitando a Piper. Cuando los ojos de Meg se posaron en los míos, me pareció ver lo mismo que había visto en Nico años atrás; parecía que algo se había roto en su interior. El contacto visual no duró demasiado.

how we lived;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora