cooperated

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Cooperated

— ¿Sabes dónde está el pasillo de los cereales?

—Nico, venimos a esta tienda hace más de un año. ¿Estás hablando en serio?

Lo oí bufar.

— ¿Acaso quieres que le pregunte a la empleada linda de la caja ocho?

—Con que a ella si la recuerdas —dije, empujando el carrito de supermercado a través del pasillo de los artículos para el periodo. Me detuve junto a las toallas femeninas y observé un par. Nico fingió tener interés, y se paró a mi lado para comparar algunas. Lo miré—. ¿Qué haces?

Me miró con el ceño fruncido.

—Estas cosas salen demasiado caras como para tener que comprarlas todos los meses.

Le sonreí.

—Tienes razón, pero no es como si se usara una caja entera de cuarenta tampones cada mes, Neeks.

—Pero tú usas al menos un paquete de estos cada mes —dijo, examinando un empaque con ocho toallas—. No solo sufres tú por sentirte mal. Yo no tengo sexo, y nos volvemos siete dólares más pobres con cada mes que pasa. No veo quién gana.

—Al menos sabemos que no estoy embarazada.

—No a los 21, Sammy. Todavía tenemos tiempo —Tomó un par de paquetes y los lanzó al carrito. Yo aún no terminaba de decidirme—. ¿Vamos?

Negué con la cabeza.

—No es tan fácil elegir. ¿Cuáles llevaste?

—Hmm —Los cogió de a uno—. Este es para la noche. Con suerte evitará que quieras dormir en el sillón en lugar de conmigo. Este otro dice que tiene aletas que se ajustan a tu ropa interior. No es como si los necesitaras, dado que siempre usas esa ropa interior de abuelita cuando estás con tu periodo.

Nico seguía exponiendo mi experiencia femenina de cada mes, mientras un par de chicos a sus espaldas se carcajeaban mientras elegían su desodorante en aerosol.

—No estás ayudando, Neeks. Vámonos. Llevaremos eso.

—Espera —Volteé a verlo, ya habiéndome alejado un poco, con mi rostro completamente rojo—, ¿no crees que estos son mejores? Dicen que tienen Aloe Vera. Grover siempre dijo que es muy bueno para todo.

Rodé los ojos y escapé del lugar, dirigiéndome al pasillo de los cereales. Mi novio tuvo que correr para llegar hasta mí.

— ¿Qué ocurre?

—Había unos chicos riéndose, Neeks. No quiero que todos se enteren los detalles de mi periodo.

Pasó su brazo por mis hombros y caminó conmigo.

—Pues ellos no son los que se pierden la oportunidad de acostarse contigo por una semana entera. No debería preocuparte lo que piensen.

—Estás desesperado, dioses.

Sentí cómo se encogía de hombros. Seguimos caminando.

— ¿Irás a clase mañana?

—Por supuesto. No me gusta faltar.

Lo oí suspirar.

—Vendrá un profesor a evaluar mi clase.

—No lo habías mencionado —comenté, eligiendo su cereal favorito y agregándolo al montón de cosas que llevábamos.

—Estoy un poco nervioso. Espero todo salga bien.

—Eres el mejor. Por supuesto que todo va a salir bien. ¿Cuántos chicos de tu generación están a punto de terminar la carrera a tu edad? ¿Cuántos hicieron unos estudios de extensión en Italia?

Lo vi sonrojarse un poco.

—Gracias, linda —Seguimos caminando un poco más. Nico llevó su mano izquierda a su cabello—. ¿Crees que deba teñirlo a negro de vuelta?

Me giré para observar su cabello, negro en su mayoría, pero con un poco de gris en las puntas. Le quedaba de maravilla. Negué con la cabeza.

—A mí me gusta.

Asintió.

—Entonces lo dejaré así.

Dejé un beso en su mejilla.

—Te ves hermoso siempre.

how we lived;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora