wondered

388 41 25
                                    




Wondered

—Me gusta como te queda el rojo —comenté, mientras Nico tomaba mi mano y ambos salíamos juntos del hotel.

—A ti también te queda bien.

Durante unos segundos de confusión, bajé la vista a mi vestido negro con flores. Más abajo, unas zapatillas Converse de color blanco decoraban mis pies. No traía nada rojo puesto.

—Yo no estoy usando rojo.

Él se encogió de hombros.

— ¿Y eso qué? Yo sé que te queda bien. Por eso te había comprado ese vestido para la cena antes del campamento.

—Lo tengo en mi mochila, ¿sabes? Traje toda la ropa que tenía en el campamento, y no quería dejar ese vestido allí.

—Pues podrías ponértelo.

Negué con la cabeza. Caminábamos bastante rápido bordeando la laguna. La mayoría de los turistas estaban en restaurantes o en fiestas que algunos hoteles habían organizado. Algunos pocos jóvenes se divertían en la orilla del agua, donde horas atrás habíamos entrado a buscar a los chicos desaparecidos.

Nico se puso tenso cuando comenzamos a entrar a la laguna, aún con nuestras prendas puestas, y tuve que girarme a verlo. Tenía el ceño levemente fruncido y veía hacia el costado opuesto.

— ¿Qué ocurre?

—Esos chicos quieren ver lo que hay debajo de tu vestido, bajo el agua.

Miré un segundo hacia abajo. El agua ya alcanzaba mi cintura, y el vestido estaba efectivamente flotando a mi alrededor. Pero no me preocupaba demasiado.

—Vamos, no te preocupes.

Me zambullí antes de dar el siguiente paso. Nico me siguió enseguida, entrando un par de segundos después.

—Bájalo —murmuró. Mi ceño se frunció hacia él—. El vestido.

—Ah —No me costó mucho encargarme del tema. Por unos segundos di una vuelta, observando a varios chicos viéndonos desde detrás de mi novio. Junté fuerzas, concentrándome en el agua y las corrientes a mi alrededor, y los mandé varios cientos de metros más allá. Nico observó desde mi lado y me sonrió al final—. Cuando necesites deshacerte de adolescentes estúpidos, solo tienes que llamarme.

Le guiñé un ojo, haciéndolo rodar los suyos y morder su labio inferior.

—Andando.

—Nadando, en realidad —contesté divertida, siguiéndolo. De repente recordé que Nico no podía respirar bajo el agua y me detuve sin pensarlo. Él nadó un par de metros más antes de voltearse a verme—. ¿Estás respirando?

Frunció el ceño, viéndome como si estuviera loca.

— ¿Qué clase de pregunta es esa? Claro que sí. ¿Acaso me estoy muriendo?

—Estamos bajo el agua.

Su rostro se quedó en blanco, al parecer dándose cuenta de lo extraña que era la situación. No tenía sentido. Mi padre no había repartido ninguna bendición, ni anillos con forma de pececitos últimamente.

— ¿Crees que sea nuestra conexión empática?

Abrí los ojos un poco, sorprendida.

—Quizá, sí —Ambos flotábamos en la oscuridad casi completa, dando vueltas uno alrededor del otro y mirándonos—. Nos estamos volviendo una sola persona, ¿no lo crees?

—Eso parece —Bufó, pero su pequeña sonrisa mostraba que estaba bromeando—. Como si no fuera suficiente compartir mi cabeza contigo, ahora comparto tus poderes.

how we lived;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora