reaffirmed

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Reaffirmed

Nico y yo bajamos a desayunar juntos por la mañana, encontrando a varios de nuestros amigos sentados alrededor de la misma mesa del día anterior. Hicimos varios viajes hasta las mesas rebosantes de comida para traernos todo lo que pensábamos comer, y luego nos sentamos a su lado.

—No creo que sea ahí. En el billete había un monumento, y en esa plaza no hay ninguno —discutió Annabeth con Piper, ambas frente a una computadora.

Fruncí el ceño, pero Nico preguntó antes que yo.

— ¿No saben dónde buscar todavía?

Ambas negaron, sin prestarle mucha atención.

—Debería haber sido suficiente la prueba de ayer —dijo Piper, dejándole su lugar a Meg para tomar un descanso, bebiendo de su jugo de naranja—. Pero ahí está el problema. Quizá no era una prueba. Quizá simplemente alguien puso una cueva ahí sin razón alguna.

Mordí mi labio, pensando, y luego mordí un cupcake que Nico se había conseguido para él. Me lanzó una mirada de pocos amigos y le pasé el pastelito para que comiera un trozo.

—Ya van a pensar en algo —masculló apenas terminó de tragar—, ustedes siempre piensan en algo —Se giró a verme a mí—. Eso estaba delicioso. ¿Consigues un par más? Me da vergüenza que vean que me traigo más comida.

Le sonreí y me levanté, caminando hacia la mesa con los pasteles. En el camino de vuelta se me unió Will, que recién había llegado y traía su ukelele bajo el brazo.

—Por favor no —pidió Nico, apenas le pasé los cupcakes, mirando a su exnovio—. No quiero que empieces a tocar esa cosa a esta hora.

Will mostró una sonrisa divertida.

—Son las nueve y media de la mañana.

Mi novio rodó los ojos y comenzó su segundo cupcake.

— ¿A qué hora te despertaste? —le pregunté al rubio.

—A las seis. Desayuné hace rato —Siendo el chico feliz y amigable que era, interrumpió su oración para sonreírle a Jake, quien estaba llegando a sentarse junto a mí—. Luego fui a la habitación de Leo.

— ¿Cómo está?

Se encogió de hombros y le restó importancia con un movimiento de su mano.

—Bien. Le di un poco de ambrosía antes de que se acostara anoche, y un poco más por la mañana. Su pie está en perfectas condiciones, pero le pedí que descansara unas horas antes de comenzar a caminar.

Asentí, y me giré para ver a Annie suspirar frustrada, pasándose ambas manos por su cabello.

—No hay noticias, ¿cierto? —le pregunté a Meg, que parecía aún dispuesta a buscar.

Ella negó con la cabeza.

— ¿Qué ocurre? —preguntó Will.

—No tenemos la esfera de ayer —contestó la hija de Afrodita.

—Ah, sobre eso —comenzó el rubio, transformándose inmediatamente en el centro de atención. Todas nuestras miradas cayeron sobre él—. La encontré dentro de mi ukelele ayer.


Por la tarde, después de pasar el día entero buscando pistas sobre dónde buscar la siguiente esfera, salimos a caminar nuevamente. Esta vez, el sol todavía brillaba alto en el cielo, y no hubo ningún movimiento repentino de la Tierra. Los pequeños grupos de conversación iban variando a medida que pasaba el tiempo. Primero me quedé atrás, asegurándome de que Leo caminaba con normalidad y sin dolor. Su pie ya estaba curado por completo, pero de todas formas lo obligué a moverse con cuidado. Luego me adelanté con Jake y Will, que iban cantando por lo bajo una canción que me gustaba, y la tarareé junto a ellos. Una librería enorme nos llamó a la atención a Annabeth y a mí, por lo que detuvimos la marcha para entrar. La mayor parte del grupo se quedó afuera mientras echábamos un vistazo. Encontré a Frank y a Nico discutiendo sobre la segunda guerra mundial apenas salí de la tienda, y decidí alejarme y caminar con Hazel para evitar el drama. Sin embargo, una vez nuestras respectivas parejas parecieron llegar a un acuerdo y se acompasaron a nuestra marcha, Piper me alejó de los tres.

how we lived;; di angelo [ES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora