--Scott--
Con la mente centrada en el comentario que William le había dicho hace unos minutos, Scott, vistiendo un saco largo en color marrón y ropa blanca, dio aviso a Zoe que saldría un momento, para la pequeña n es nada extraño, el acostumbra a salir siempre que llegan nuevos chicos con problemas familiares, generalmente (o según ella) es para pensar en como tratarlos. Nada lejos de la realidad
Scott salió por la puerta de atrás, caminando con un collar de oro enroscada en la mano izquierda, adentrándose en el bosque hasta llegar a la frontera de su terreno, dirigiéndose a un viejo árbol de tronco desgastado y pocas hojas, Scott apoyo la mano del collar por este tronco, abriendo sus alas estirándolas hasta que le doliera, dejando ver su aureola y su pálida piel a la luz del atardecer. Bajo la mirada unos pocos minutos, estando en silencio
X- No solía verte con ese rostro, Scott. --
Una voz femenina que provenía de la copa de aquel árbol viejo llamo su atención, en respuesta solo dio unos pasos atrás, dirigiendo la mirada a esa muchacha de cabello rojizo y ojos brillantes, no pudo evitar dejar caer lagrimas de sus ojos dorados al verla, la energía que desprendía esa mujer hicieron brotar pequeñas flores del viejo tronco.
--Horahá.. Tanto tiempo sin verte.. lamento no visitarte seguido, no desde la ultima vez hace años, no podía quitarme la culpa de la mente.. no podía volver a verte..--
La chica bajo hasta el, tocando el suelo con sus pies descalzos y su largo vestido blanco, puso sus manos en las mejillas del Ángel secando sus lagrimas, aunque este gesto solo genero que Scott cayera arrodillado a sus pies, rogando una disculpa, un consejo. Horahá, sonreía cálidamente como lo hizo alguna vez, se arrodillo frente a el abrazándolo con fuerza, aumentando la vegetación al rededor de ellos.
H- No llores mi dulce Ángel.. mi dulce Scott.. Debes ser fuerte por mi y por los chicos, se que es difícil, pero recuerda que sea donde sea.. siempre estaré contigo, pase lo que pase.. nunca estarás solo.. Ayuda a ese niño, ¿si?--
Scott estaba inmóvil, cada vez lloraba mas perdiendo la estabilidad de su cuerpo, sin poder hablar y solo respondiendo con la cabeza, la muchacha comprendía su dolor, aunque no fuera culpa de El su muerte, sigue sintiéndose culpable, ella lo comprende. A su vez, sabe bien que si se muestra vulnerable, seria rápidamente devorado. Consolándolo acaricia su espalda poniéndose de pie junto a el lentamente, dándole un ultimo beso en su frente
H- Se fuerte, eres fuerte.. Te amo, Scott.. nunca lo olvides.. nunca me olvides--
Poco a poco, la figura de la chica se fue haciendo transparente al punto de desaparecer, dejando al Ángel parado mirando fijo a los últimos rayos del sol, dejando caer aun esas lagrimas de tristeza y furia, mientras las flores se marchitaban cayendo a los pies del tronco seco, tomo un suspiro seco contando hasta 10, sus alas y rasgos de un ser de luz desaparecieron, incluyendo aquel collar que el tenia antes. En su lugar apareció un rosario de cadena dorada y cruz de color negro platinado
Su rostro se volvió serio, secándose los últimos rastros de las lagrimas, pensando en blanco tomando rumbo a casa nuevamente.
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Ya en casa, vio como Bell y William estaban sentados debajo de un árbol comiendo fruta, aparentemente exhaustos de tanto entrenar, Scott los saludo cuando le dirigieron la mirada, para luego retirarse a dentro de la casa en camino a su oficina, sin antes avisarle a Zoe que había llegado y si por favor le preparaba un café sin azúcar, especial para sus momentos de mente vaga. Llego a su oficina dejando el saco sobre el sofá, sentándose frente a su escritorio con el cuerpo agotado, cubriendo sus ojos lastimados por las lagrimas.
Sentía un fuerte calor, como si estuviera metido en un incendio, escuchando las flamas cerca de el sumado a los agobiantes gritos de una muchacha y muchos niños, hacían que se sintiera peor de agotado, su cuerpo temblaba, su respiración se agito, estaba al borde de gritar.
--Scott, ¡Soy Zoe! ya termine tu café, ¿puedo pasar?--
Abrió los ojos fijándolos en la puerta, luego se miro en el reflejo de la ventana, sus ojos se volvieron mas oscuros casi negros, su piel se torno gris, la punta de sus dedos se volvieron negras, con ligeros colmillos en su boca de sabor a sangre. Le grito a Zoe que dejara el café en la mesa y se fuera, mientras el rápidamente se metía atrás de la biblioteca, cuando la chica se fue, el cayo sentado al suelo, agarrando con fuerza aquel rosario dorado y negro
--Jodida.. Maldición.. Jodida condena.. jodidas cadenas.. --
Se puso de pie ya mas calmado, acerco la mano a la taza mirando como el negro de sus manos se iba desapareciendo, volviendo a la normalidad, tomo la taza dando un sorbo y respirando el aroma al café puro, su aroma favorito.
--Prometo ayudarte William, así tenga que sacrificarme para que seas feliz, hare que seas feliz aquí--
Dirigió la mirada a un cuadro de su pared, Horahá se encontraba en el con un vestido del color del cielo que combinaba con una hermosa corona de flores que se posaba en su cabeza, al lado estaba Scott con un traje del mismo color, con el mismo rosario que tenia en ese momento. Se acerco tocando sutilmente el rostro de la chica, poniendo un rostro confiado y serio.
--Por mi voluntad y mi honor, Por mi vida y mi muerte, en tu nombre.. ayudare al muchacho a encontrarse con su familia haciendo lo que no pude contigo, protegerlo.--
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Lo prometo.
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Hasta Después De La Muerte
Aventura¿Crees en la vida después de la muerte? Este chico confiaba en que eso era solo un cuento, que a la hora de morir simplemente desapareces, para él, no existe tal paraíso, tal infierno, nada. Pero cambiara su perspectiva cuando el momento llegue, cua...