Capitulo 6

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¿Nunca se han preguntado si se puede enamorar de dos personas?

Tal vez puede que no, pero al mismo tiempo puede que si.

Cuando te enamoras piensas en esa persona todo el tiempo, te la pasas preguntándote ¿Estará bien? ¿Que esta haciendo? ¿Pensara en mi?

Pero se desaparecen esos cuestionamientos, cuando alguien nuevo entra a tu vida, una persona que cambia absolutamente todo, con tan solo conocerla.

Es justo donde ahí te das cuenta, que te enamoraste, pero no quieres traicionar a la persona que amas.

Se encontraba ella sentada en aquella mesita, algunos pedazos de tela estaban regados en el lugar, el sonido de la máquina de coser es lo único en el que la mantiene distraída, pasa ligeramente la tela para que esta sea cocida.

Una gota de sangre salio de su dedo, y un pequeño gesto de dolor sonó de sus labios, revisó su mano con atención, la aguja de la máquina le dio un pequeño pinchazo.

Se llevo el pequeño dedo a la boca, para así apaciguar el dolor, camino hasta el despacho y buscó el botiquín de emergencias, rodeo su dedo con aquel curita que se encontraba y lo miro un poco desconcertada.

El recuerdo de aquel beso se le vino a la mente, cerro los ojos y dio un ligero suspiro, había pasado una semana desde que paso, y no quería volver a repetirlo, aun cuando el castaño le dijo que serían discretos.

Nunca se llego a imaginar que ella misma haría lo mismo que le hacia su marido, pero por alguna razón se sentía culpable.

Seguía confundida, y no sabia que hacer, su marido se fue esa mañana al aeropuerto y dijo que regresaría en una semana.

Así que no solo estaría sola en casa, si no que también tendría que decidir sobre su vida amorosa.

Por un lado amaba a su esposo, Naruto fue un gran chico que siempre estaba atento con ella, le daba sorpresas las cuales le hacían mas que feliz, su sonrisa que le regalaba le daba las fuerzas de seguir adelante, los mil y un besos que se daban le hacían estremecer por todo su cuerpo, los bellos momentos que pasaron en una tarde de películas en su casa, las caricias que se daban, sus dedos jugando con la cabellera del rubio, el abrazándola por detrás cuando cocinaba, los pucheros infantiles que hacia cuando ella se retiraba a su casa, las mil historias que se contaban día a día.

Todo eso de la noche a la mañana cambio, dejo de ser atento, ya no sonreía, no le daba muestras de afecto, sus caricias las extrañaba, ni si quiera se veían en todo el día, ya no salían a citas, no cenaban juntos, ya no platicaban mas de dos palabras, el llegaba tarde y en las mañanas desaparecía, dejando así un hueco en ella.

Hueco que no podía llenar, como si todos los colores se hacían opacos, un helado ya no la emocionaba como antes, la puesta de sol ya no la tranquilizaba, su nombre se le venia a la mente cuando la estación de radio pasaba una balada romántica, y la luna incluso ya no la veía hermosa como antes.

Se llevo las manos al pecho y se abrazo así misma, se avecinaban las lágrimas pero ella no quería dejarlas salir, apretó los ojos con mas fuerza, con la esperanza de salir de esa pesadilla, pero el intento fue en vano, sabia que eso no pasaría.

El sonido de la puerta tocar la hizo reaccionar, tomo una bocanada de aire y se acerco a ella.

Una rubia le sonrió amablemente, la ojos perla la hizo pasar de inmediato, su amiga sostenía dos tazas de té en mano, se sentó en una de las pequeñas sillas, cruzo las piernas y como suelen hacer las madres, cruzo los brazos y pregunto ~¿Que pasa?~

Entonces supo que necesitaban hablar, y al parecer ella no le daría salida a sus preguntas, cerro la puerta y se fue nuevamente a su asiento en el escritorio.

El Deseo De Estar Juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora