Capítulo 7

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En aquella habitación había una enorme terraza, estaba completamente abierta y daba una vista espectacular al lago. Draco estaba sentado en un sofá de piel negra con un cigarro en la mano y en la otra una copa de licor.
Éste se giró en cuanto escuchó el ligero sonido de los pies de Hermione detrás, aún no había entrado en la habitación, solo estaba espectante bajo el marco de la puerta.

-¿Qué ocurre Granger?- preguntó girandose. Desde ese punto Hermione podía ver lo rojo que tenía los ojos y lo cansado que se veía.

-¿No vas a cenar?- preguntó ella con un tono inocente.

-No tengo ganas-

-Bien- ya no tenía razón de seguir ahí, así que se giró para alejarse pero Draco la detuvo.

-Granger-

-¿Si?- volvió a asomarse por la puerta. Draco movió sus dedos indicándole que entrara.
-¿Qué pasa?-

-¿A donde fuiste hoy?- preguntó tranquilo sin dejar de fumar.

-A ver a mi hermana- Él solo asintió.

-¿No te parece que debes de pedir permiso antes de salir asi?-

-No, no me parece. Tu no eres mi dueño, Malfoy- Draco soltó un bufido.
-Yo puedo salir a donde quiera-

-Estas en mi casa, tienes que obedecer las putas reglas- aunque sonaba serio, su tono era muy bajo.

-¿Las reglas que pones tu? Me parece que no-

-Eres una estupida niña mimada que no entiende nada. Ya quiero ver como te va de casada- se rió con descaro.

-No me vuelvas a decir estupida-

-Bien, Granger. ¿Cómo debo llamarte entonces?- su mirada se clavó en ella, sus ojos brillaban tanto que le daban un aspecto de miedo. El cigarro terminó en el suelo de la terraza mientras que con la suela del zapato apagaba las cenizas.
Hermione notó que la botella que estaba a un lado estaba casi vacía, y el vaso de Draco volvía a ser llenado una y otra vez.

-No voy a discutir contigo cuando estas ebrio-

-Pero si no estamos discutiendo- se puso de pie con una sonrisa poco amigable.
-Nadie está gritando, Granger. No se de que hablas- ahora estaba sentado sobre el escritorio que estaba más cerca de Hermione -mejor cuentame ¿como va la gran boda?-

-Aún no han empezado los preparativos-

-Creí que habías ido a ver eso con tu hermana hoy-

-Es algo pronto para eso- a Draco parecía divertirle todo aquello.
-¿Que te divierte?-

-Qué no quieres casarte, pero te estas dejando llevar por lo que dicen los demás-

-Si quiero casarme- contestó ya un poco alterada.

-No, no quieres. Cada vez le das mas largas-

-Si no quisiera no habría dicho que si- Draco se acercó mas a ella.

-Estoy perfectamente seguro de que no vas a casarte, es demasiado. No quieres casarte. No quieres casarte y te lo voy a demostrar-

-¿Qué? ¿como vas a...?- sus pasos cuidadosos la hicieron callar por un segundo.
-Parece que cuando estás ebrio dices muchas tonterías-

-Resulta que si, suelo soltarme demasiado, lo que después me trae consecuencias. Pero no importa, querida- Hermione puso una mano en su pecho para detenerlo, ella no podía retroceder ya que la pared estaba detrás.

-¿Qué estás haciendo?-

-¿No quieres que te muestre lo mucho que vas a arrepentir si te casas?- aquellos ojos grises estaban clavados en los labios de la castaña, un paso más y podría hacer lo que quisiera, pero en su mirada encontró miedo, o quizás solo estaba nerviosa y confundida.

-Draco la cena ya esta.... lista- Hermione empujó a Draco lejos de ella en cuanto aquella voz resonó por toda la habitación.
Era Pansy, aquella empleada que tenía aventuras con el rubio.
Las mejillas de Hermione estaban ardiendo, y Pansy solo vacilaba entre ellos, parecía que le costaba respirar, Draco por otra parte estaba como si nada.

-En un segundo vamos- Pansy no se movio -vete, ya vamos- esta vez no le quedó de otra más que obedecer y alejarse con la cabeza gacha.
-ve a cenar, yo tengo cosas que hacer- dijo el rubio con firmeza.
Hermione no lo pensó dos veces, accedió de inmediato y se fue casi corriendo al comedor. Estaba tan confundida ¿qué había sido eso?

Como esperaba, Draco no se presentó a la cena, de cierta manera lo agradecía porque no tenía ganas de verlo después de aquella interacción.
Comió tan rapido como pudo y subio a encerrarse a su habitación. Estaba tan cansada que cayó profundamente dormida en casi nada.
Quizás habían pasado algunas horas, y la consecuencia de haberse acostado tan temprano estaba cobrando en la madrugada. Quizás era su angustia la que no la dejaba dormir, tenía aquellas palabras de Draco sonando una y otra vez. Iba a casarse y no quería, pero no quería admitirlo. Lo peor era que sus motivos ya no eran totalmente los mismos, sentía muchas cosas por Theo, era una persona maravillosa hasta donde ella había llegado a ver y cada que lo tenía de frente sentía mariposas, quizás era el tremendo cariño que le tenía, o algo más, pero eso parecía no ser suficiente cuando de matrimonio se trataba.
Ya estaba fuera de la cama, buscando su bata para cubrirse del frío, tenía que salir a caminar o iba a colapsar de tanto pensar. Afortunadamente la casa tenía un jardín increible.

Como era de esperarse, a esa hora de la noche todos los empleados estaban dormidos, y no se escuchaba ningun ruido. No fue difícil llegar al jardin, cada vez se sentía más fácil llegar de un lugar a otro en aquel enorme laberinto.
Ojalá hubiese optado por abrigo en vez de solo una bata porque afuera hacía más frio del que pensaba. Con todo y el aire helado se sentó a la orilla del lago por un largo largo rato, escuchaba la abrumadora voz dentro de su cabeza que le repetía una y otra vez lo miserable que se sentía. Se sentía estúpida, parecía que no tenía la oportunidad de tomar sus propias decisiones. Siempre había sido lo que su madre decía. Si tan solo su padre estuviera vivo... él comprendía más, y jamás dejaría que su pequeña se casara con alguien que no era el correcto. Pero no tenía su consejo, en cambio tenia un montón de gente presionandola para tomar una decisión precipitada.
Sentía tanto frío que se obligó a regresar dentro de la casa, sus dientes rechinaban de frio y su cabello estaba casi húmedo por la brisa de invierno.
Pero mientras caminaba de regreso a su habitación el calor hogareño era como un calmante.

Una puerta se abrió en un pasillo justo a su derecha mientras pasaba por ahí, Pansy salió soltando risitas con poco volumen, como si no quisiera ser escuchada, detrás de ella salió Draco con la camisa mal puesta y el cabello un poco alborotado. Pansy y Draco se fijaron en Hermione que no había dejado de caminar y ahora que la habían visto apartó su vista y trató de llegar a su habitación tan rapido como fuese posible.

No podía creer que aquella joven estuviese haciendo aquello, con su jefe. Cada que un chisme de las jovenes así corría por el pueblo era facil sentarse y hablar de ello como una barbaridad, pero verlo en persona era muy impactante.

Dangerous Love ||Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora