Dulce olor a lavanda

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Cuando Yashiro volvió a abrir sus ojos estaba tumbada sobre el frío suelo de la cocina en medio de una profunda oscuridad, su cabeza palpitaba con fuerza, seguramente a causa del golpe que debió darse al caer, se quejó del dolor e intentó enderezarse. Notó algo húmedo y frío en su torso. La sensación era incómoda y pegajosa. Movida por la curiosidad rozó la sustancia con la punta de sus dedos y una vez impregnados los acercó a su nariz para olfatearlo. Sangre. El estómago se revolvió con intensidad y sintió ganas de vomitar, no lo hizo por la exclusiva razón porque apenas retenía algo en este. El corazón se le encogió al recordar los ojos agonizantes del infante. Contuvo las lagrimas sin saber como, usualmente era muy fácil para ella dejarlas rebelar por sus mejillas pero por alguna razón se negaba a derramar una sola más. 

Decidió buscar el cuerpo del pequeño, se incorporó ignorando cada sensación desagradable en su maltrecho cuerpo, gateó y tanteó a su al rededor chocándose de vez en cuando con los armarios y las patas de las sillas y la mesa de la cocina pero en ningún momento se encontró con el muchacho y aquello solo la hizo sentirse más ansiosa. ¿Dónde estaba?

-"¡Nene-one-sama!- Aquel grito infantil, el repentino abrazo detrás de su espalda ¿Qué demonios?- ¡Estaba tan asustado! ¡No abrías l-los ojos y-y pe-pensé...!"

Sus brazos se aferraban con fuerza a su torso, Nene estaba aturdida, podía sentir el cuerpecito del niño a su espalda, moviéndose, temblando y derramando lágrimas que mojaban su nuca y las hebras platinadas de su cabellera. Estaba caliente. Un estremecimiento recorrió toda la extensión de su cuerpo y entre la confusión permitió a sus ojos verter las lágrimas que había estado reteniendo con tanto ímpetu. No emitió el más mínimo ruido, el nudo en la garganta se lo impedía. ¿Cómo debía sentirse? ¿Alegre? ¿Triste? ¿Enojada? Estaba consternada y no sabiendo como reaccionar simplemente comenzó a reír mientras las lagrimas descendían sin control por su rostro empapando toda la piel que recorrían hasta morir en el suelo o en la base del cuello de la rubia. Las risas poco a poco se convirtieron en carcajadas histéricas y maniacas ¡Oh si continuaba así se volvería loca!

-"Ne-ne-o-one...- La voz temblorosa del menor la trajo de vuelta. Maldita sea, tenía que controlarse, no podía permitirse derrumbarse de esa manera teniendo al niño tan aterrorizado ¡Ni siquiera sabían lo que acababa de pasar!-s-sa-sama."

-"Oh...Hanako-kun...-Suavizó lo mejor que pudo su tono de voz, forzándose a controlarse, ahora no importaba si estaba con los nervios a flor de piel y caminando sobre el filo de una navaja intentando mantener su cordura, el castaño era la prioridad ahora. Se soltó de su abrazo y se giró para encararle. Enmarcó su rostro, estaba húmedo y frío pero no era un frío gélido como el de un cuerpo sin vida. Yashiro suspiró aliviada y limpió sus mejillas con cariño- Lo siento tanto...has debido pasar mucho miedo ¿Verdad?... Nene-one-sama siente mucho haberte asustado."

El castaño se limitó a abrazarla y ella le correspondió el acto, peinó con amor sus cabellos, estaban mojados y pegajosos, olían a sangre y sudor. La rubia se estremeció un poco y le apretó con cuidado. Sangre, sudor y lagrimas. 

Se mantuvieron unidos y en silencio hasta que la electricidad regresó y las luces brillantes de la cocina les cegaron unos instantes. Una vez la muchacha de ojos granate se acostumbró a la luz pudo observar mejor al niño. Tenía un aspecto deplorable, unas profundas y oscuras ojeras se extendían bajo sus ojos hinchados e irritados, todo su cabello estaba pegado a su cabeza con pegotes oscurecidos a los lados de la cara, su boca temblorosa y todavía algo pálida tenía rastros de sangre seca que había marcado un recorrido por sus mejillas hasta el nacimiento de su cabello y hasta la base de su cuello, su ropa también había sido profanada por aquel líquido vital reseco y estaba estrujada y revuelta. En un vano intento para arreglar el aspecto del pequeño intentó alisar su uniforme, pero desistió casi de inmediato.

Baby GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora