Los días pasaban, al igual que los meses y un par de años. El pequeño Steven ya tenía catorce años, era un adolescente ahora. El tiempo había pasado rápido, más de lo que creyó. Pero seguía siendo ese niño tierno que amaba el color rosa pastel y el olor a fresas, tanto en el interior como en el exterior.
Este se encontraba en su camino al colegio, con la misma mochila de colores que usaba de niño. Era bastante espaciosa y no tenía problemas en usarla. A su lado, caminaba otro adolescente de cabellera negra, el que siempre lo acompañaba a todos lados. También había crecido, ya con diecisiete años, seguía siendo el mejor amigo del menor.
— Siempre amé como se te ve esa boina —Comentó sonriente el ojiazul, para romper el hielo.
— Oh... Gracias, Stev. También amo a esta vieja cosa —Le sonrió con suavidad, dándole una pequeña palmadita en la espalda.
Sí, Izzy y Steven seguían siendo los mejores amigos. El azabache seguía cuidando de su pequeño rubio, él era su única prioridad en su miserable vida. El rubio era como un angelito para el mayor; uno pequeño y adorable que jamás debía ser lastimado ni de la más mínima manera. Era el chico perfecto, sin duda alguna.
El menor ya se encontraba entrando a su colegio, se despidió de su amigo y fue a buscar a los demás.
— ¡Booh! —Steven recibió un pequeño empujón que lo sobresaltó. Al girarse, suspiró aliviado al ver a su amigo Axl riendo.
El muchacho pelirrojo ya tenía unos quince años. Obviamente, los chicos estaban en grados diferentes, pero al menos tenían tiempo de verse en los recesos. Los cuatro muchachos estaban en el mismo colegio, para su suerte. Ahora los dos ojiazules se disponían a buscar a sus otros amigos.
— Voy a invitar a Erin a una cita hoy —Habló el pelirrojo orgulloso.
— ¿Erin? Axl, te he dicho que ella no es buena para ti. Es... Tóxica.
Antes de que el mayor respondiera, reconoció una voz que se escuchó detrás suyo.
— ¡Hola, idiotas! ¿Qué cuentan, ya llegó Saul? —Habló el más alto de los tres con una amplia sonrisa.
— Uh, no sé —Dijo Axl respondiendo a lo último.
— ¡Hola, Duffles!
— Hola, palomita de maíz —Le revolvió el cabello al menor.
— Axl va a salir con Erin.
— Aún no se sabe, pero de seguro me acepta —Le hizo la señal de la pistola con el guiño al más bajo.
— No me jodas, Axl, ¿Esa zorra? ¿Acaso sabes a cuántos chicos les ha roto el corazón?
— Pff, ¿Y? De seguro no se resiste a mi carisma y hermosura.
— Mhm, el carisma tal vez.
— Habla por ti, Duff.
— ¡Ah, esperenme! —Gritó el rizado, corriendo hacia los tres chicos cuando los había logrado divisar. Comenzó a caminar ya una vez al lado del más alto—. Ya... Vine —Dijo respirando algo acelerado.
— Hola, Saulie —Saludó el rubio mayor, abrazando al mencionado con un solo brazo, el cual fue correspondido.
— ¿Saulie? —Dijo Axl.
— ¿Algún problema? —Respondió el más alto rodando sus ojos.
— Oh no... —El moreno se zafó rápido y fue a taparle los oídos a Steven.
— "¡Ah, Saulie! ¡M-Más rápido, sí, ah~!" —Imitó Axl con una voz aguda entre risas. El más alto y el rizado se habían sonrojado de la pena, acompañado de una mueca.
— Mierda, cálmate. Solo es un apodo.
— Ay sí, ya vi. Un apodo para tene sex-
— ¡Ya, viejo! —Slash le dio un fuerte empujón, a lo que el ojiazul se quejó, y le destapó los oídos al rubio menor.
— Y dices ser el homofóbico del grupo —Dijo el más alto rodando sus ojos color esmeralda.
— ¡Oye! Uhm... —Axl, al quedarse sin excusa, gruñó—. ¡Cállense, gays! —Rodó sus ojos también y aceleró su paso para ir a su clase de arte.
— ¿Por qué no se da cuenta de que le gustan los niños? —Comentó ahora Steven con inocencia.
— Tú sabes que es un idiota, pero aún así lo queremos —El rizado le dio unas suaves palmaditas en la espalda, acompañadas con una sonrisa que fue correspondida por parte del menor.
— En fin, yo me voy. También debo ir a clase —Se despidió el ojiverde para dirigirse a otro salón. Saul y Steven estaban en una misma clase, así que ambos se dirigieron también a ella.
El día transcurrió de una manera tranquila. Los chicos se veían en el tiempo libre para luego asistir a las clases y recibir algunas tareas para la casa. Las horas pasaban poco a poco. Duff era quien más tarde se iba, Axl se había ido desde temprano. Ahora era el turno del rubio menor y el rizado de salir del colegio.
El ojiazul acompañaba al moreno a su casa siempre. El resto camino era sólo para Steven que... En cierta manera, disfrutaba de ello. Además de estar bromeando con su amigo mientras caminaba, también le gustaba estar solo con el ambiente y el suave aire. Le agradaba sentirse acompañado del cielo azul claro como sus bellos ojos.
Pero bien, llegó a su casa minutos después. Rebuscaba sus llaves en el bolsillo de sus jeans celestes mientras se acercaba a la puerta. El tintineo se hizo presente cuando las sacó en el aire.
— ¿Cómo te fue hoy? —Habló esa conocida voz que el menor tanto amaba. Giró su cabeza y sonrió ampliamente.
— Iz... ¡Me fue bien! —Introdujo la llave mientras le sonreía por unos segundos más y abrió la puerta—. Sabes que, como siempre te extrañé.
Entró a la casa, seguido del azabache de la boina.
— ¡Ma, ya llegué! —Gritó dejando sus llaves en el llavero decorado con flores ficticias de una linda manera—. Sabes, tengo ganas de quedarme en la cama y hacer nada —Le habló al pelinegro, soltando una suave risa después.
Fue a dejar su mochila en su habitación, seguido de que Izzy se sentó en el borde de su cama.
— Aún tienes esta manta... —Habló el mayor con una leve sonrisa en su rostro al notar la mencionada manta con diseño de flores.
— Sabes que nunca la voy a dejar —Sonrió también para bajar las escaleras.
El de cabellos oscuros se quedó recordando algunas cosas nostálgicas, mientras acariciaba esa adorable mantita y manteniendo esa expresión que mostraba cierta felicidad.
Pero el tranquilo momento se rompió, pues un grito se escuchó por la casa, cosa que alarmó al muchacho. Bajó rápido a buscar a su pequeño rubio por toda la vivienda, hasta que se encontró en el cuarto de la madre del menor, logrando verlo de rodillas en el piso, con la mirada desviada y los ojos derramando lágrimas. Su boca se encontraba tapada con su mano derecha.
Izzy alzó la mirada para encontrarse con la peor imagen, probablemente para el menor; su madre... Con una soga amarrada alrededor de su cuello, con su cuerpo colgando debido a ello. El menor gritaba entre llanto, despeinándose y tapando su rostro.
— ¡N-No puede! ¡¿H-Hice algo mal?! —Levantó la mirada—. ¡¿P-Por qué me dejó también?! M-Mamá... —Se abrazó a sí mismo, sintiendo como su corazón se rompía como mil vidrios y se marchitaba como una bella flor que perdía todo su encanto poco a poco.
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Solo En Tu Mente {Stradler}
Fanfiction- ¡Está justo ahí, mamá! ¿Por qué no puedes verlo...? ~•~•~•~• {Esta historia tocará temas algo fuertes. Si eres sensible, te recomiendo dejar de leer. Gracias}. Iniciada: 16/10/2020. Terminada: