Solo En Tu Mente {Stradler}

{14}

— Stev, amigo... ¿Cuándo sucedió eso? —Preguntó Slash, poniendo pausa a su videojuego.

— ¿No lo recuerdan? Ese día habíamos salido juntos, nosotros cinco. Fuimos a ver una película y a comer. ¡Fue un día muy divertido!

— Steven... —Duff apretó los labios por un instante, hasta decidir hablar de nuevo—. Cómo... ¿Cómo te sientes?

— ¿De qué hablas? Estoy bien. ¡Todo está bien! —Se levantó de un salto de la cama, manteniendo una amplia sonrisa en su rostro delicado—. Después de todo, todos seguimos juntos.

— No todos, viejo... Recuerda lo que le pasó a, ya sabes... —Le respondió Duff nuevamente, esta vez con una expresión algo decaída al igual que Slash.

Steven parecía no comprender la situación. ¿Por qué sus amigos se comportaban así? ¿Había hecho algo mal? Lo que decía no era una mentira. Él odiaba mentir.

— ¿A quién? ¿Te refieres a Izzy? ¡Pero si él está aquí con nosotros! —Miró a su alrededor, pero algo cambió. Algo era... Diferente. Él no estaba ahí. Su alma gemela no estaba.

Su expresión se llenó de confusión, girándose por todos lados. Pero nada. Esa era la respuesta: Nada.

— P-Pero... Él, él está aquí. ¡Yo lo veo siempre! Ustedes también lo hacían, ¿Acaso lo ignoran? ¡Él nunca les hizo nada malo!

— Steven, cálmate. Te estás alterando. —Slash se levantó y trató de tomar sus hombros, sólo para recibir una respuesta grosera del rubio, el cual se alejó.

— No me estoy alterando. ¡Ustedes lo alejaron! ¡Es por eso que no está aquí, porque ustedes lo odian! Él se fue, se fue y no va a volver. —Alzó la voz sin darse cuenta, diciendo cosas que realmente no quería.

— ¡Steven, eso no es cierto! Siempre hemos amado a Izzy y lo sabes.

— Nosotros nunca lo abandonamos, lo adoramos... —Murmuró Duff de fondo.

— Entonces díganme, ¡¿Por qué no está?! ¡Díganme por qué no está aquí! Si él siempre me acompaña a todos lados, él me cuida tanto y...

— Él no te acompaña, él no está más aquí y lo sabes. —Lo interrumpió Slash.

— ¡Deja de mentirme! ¡Yo lo veo siempre, solo que ahora no está aquí porque lo asustaron!

— ¡Él está muerto, Steven! —Gritó el moreno—. ¡Es por eso que no está! Tú lo viste aquella vez que su auto chocó y explotó. ¡Él se ha ido!

El silencio fue una apuñalada profunda para la habitación. Se podían escuchar pequeños sollozos por parte de Duff, quien tenía la vista baja con la mano cubriendo su boca. Slash parpadeó varias veces luego de lo que dijo y sus ojos se humedecieron inconscientemente. En cuanto a Steven, este no reaccionó más que con una expresión en shock. Las palabras le quedaron marcadas cual tatuaje en su piel.

— S-Steven... —Pero ya era tarde. El pequeño se fue corriendo de ahí cuanto antes. Saul se llevó las manos al rostro, teniendo un sentimiento de culpa y arrepentimiento.

— No, no, no, no... —Su cabeza estaba empezando a doler. Salió de la casa y comenzó a correr sin rumbo alguno lo más rápido que pudo. No fue hasta que estuvo en un lugar que no conocía donde cayó de rodillas, tomando su cabeza y poniéndola contra el suelo, estando en una clase de posición fetal. Allí, estalló en un sólido llanto que había retenido por tanto. El sitio se veía muy desolado, y ya empezaba a anochecer con el pasar del tiempo.

Su cabeza había bloqueado algunas memorias, pero no las suficientes. Sí, lo recordaba como si hubiera sido ayer. El ardiente fuego, los gritos de los alrededores, sus ojos iluminados por el naranja puro, su expresión de dolor.

Pero se rehusaba. Se rehusaba a aceptar la verdad, por lo que vivía escapando de su realidad dentro de su cabeza, imaginando una vida hermosa junto a él. No le importaba si tenía que pasar por más sufrimiento, solo lo necesitaba a él. A su Izzy, su maravilloso chico de cabello negro.

— ¿Qué tengo que hacer? ¿Por qué... Por qué esto me duele tanto si sé que aquí estás? —Murmuraba a sí mismo, pensando qué había hecho para merecer tan poco y perder tanto.

Es ahora cuando se sentía perdido. El azabache le había hecho conocer el muy llamado "amor". Él le hizo entender ese significado, le hizo ver y sentir tantas cosas maravillosas. Steven lo amaba, siempre lo había hecho y lo seguía haciendo.

— Izzy... Te necesito... ¿Por qué te fuiste? —Se cuestionó entre lágrimas—. Mi mamá se fue junto a ti también... ¿Por qué lo hicieron? ¿Acaso les hice algo? Perdónenme... Perdónenme si los lastimé. Entiendo que se hayan alejado de mí, es probable que los haya tratado mal. Pero, por favor, Izzy... Solo vuelve. Te lo suplico... Vuelve.

Una silueta se detuvo al frente del cuerpo del pequeño. Con los ojos llenos de ilusión pensando que era su amado, levantó la vista solo para encontrarse con un hombre alto de tal vez unos cuarenta años, con cabello castaño y desordenado, y las ropas descuidadas. Lo levantó del brazo, los forcejeos de Steven no fueron nada en comparación a la fuerza contraria. Sus gritos no sirvieron en absoluto, su boca fue callada y desapareció del lugar junto con aquel monstruo.