{3}

279 37 41
                                    

— M-Mamá, ¿Qué sucede? —Preguntó el ojiazul de tan sólo 6 años al verla llorando.

No es nada, m-mi Steven. Mami... Está algo triste. —Le sonrió forzadamente al pequeño para abrazarlo— Todo está bien, mi amor, no te preocupes. —En verdad, aquello tenía un sentido algo irónico. No todo estaba bien. Los gritos del pelinegro resonaban en su cabezaNo mires atrás, ¿Sí, mi amor? —Volvió a sonreírle forzado mientras sus ojos estaban clavados en aquel fuego.

...

¿Y-Y Steven? Creí que vendría con nosotros. —Le preguntó el pelinegro a su papá, el cual lo había ignorado para seguir gritándole a su madre— Papá, ¿Dónde están Steven y la señora Deanna?Insistió al ver que lo ignoraba.

...

¿M-Mamá? Vamos, despierta, quiero que duermas conmigo. Tengo sueño y mi cuerpo me duele. —Movía su hombro mientras que su manita ensangrentada temblaba.

¡¡Izzy!!

...

— ¡Steven!

— ¡Ah! ¿¡Qué, qué!? —Se sobresaltó, incorporándose en lo que parecía ser su cama.

— Te quedaste dormido en mi pecho, rubiecito, pero parecías tener una pesadilla. —Acarició su hombro.

— Mhm... ¿Dónde está mami? —Murmuró, tallándose un ojo.

— Notó que estabas dormido, así que salió.

— ¿Me dejó solo? —Lo miró a los ojos.

— No exactamente, estás conmigo, pequeño rubio. —Dejó un beso en su mejillita, ya que al igual que el menor, él también le daba besitos en esa zona como muestra de cariño. Le sonrió leve al mayor y se levantó de la cama.

— Entonces, ¿Ahora qué hacemos? —El mayor también se levantó.

— No lo sé, tal vez... —Miró al ojiazul y se acercó para abrazarlo—. Abrazarte... Me gusta abrazarte y estar así todo el día. -Murmuró. El menor rio con ternura y claramente correspondió.

— A mí igual me gusta, Izzy, te quiero mucho.

...

— N-No... No, ¡Mi hijo no puede tener esquizofrenia! —Se levantó de aquel asiento con algo de desesperación.

— Señora, entienda, todo lo que usted me dijo parece concordar con los indicios. A menos que me traiga a su hijo y él me diga algo contrario, pero ahora todo lo que tengo es su palabra —Dijo anotando en una libreta todos los sintomas que al parecer tenía Steven con un lapicero de color negro—. De hecho, le agradecería que pudiera traerlo —Ella solamente suspiró.

— Dígame, ¿Su hijo ha tenido traumas o algo que lo perturbara durante su infancia? —Dejó la libreta de lado para poner sus brazos sobre aquel escritorio, entrelazando los dedos de sus manos y posando sus ojos sobre la mujer. Deanna cerró sus ojos con fuerza al recordar, apretó el puño para no llorar ahí.

— Steven... —Agachó la mirada con un nudo en la garganta— Es algo que pasó hace tres años... —Tomó asiento con lentitud y volvió a suspirar.

...

— ¡Izzy, basta! —El pequeño reía alto y pataleaba para que el pelinegro se bajara de él.

— ¡Nop! —Rio más leve y siguió haciendo cosquillas en el delgado torso del menor.

En eso, se escuchó como la puerta principal se abría.

— ¡De seguro es mamá! —Se incorporó para tomar al mayor por los hombros e intercambiaron posiciones- Te quedas aquí, Izzy. -Rieron los dos y el rubio se bajó de él para bajar las escaleras con prisa- ¡Mami, mami, mami! -Al ver que si era ella, fue a abrazarla como de costumbre.

La mujer correspondió pero no con esa alegría de siempre de ver a su niño. De hecho se notaba que de sus ojos habían salido lágrimas anteriormente, incluso estaban algo rojos.

— Mi Steven... —Se agachó a su altura y le sonrió con levedad—. Mañana iremos al doctor, ¿Sí, mi niño?

— ¿Te sientes enferma, mami? —Hizo un pucherito.

Ella negó y guardó una leve pausa- Sólo te van a hacer una revisión.

— Pero yo no me siento mal... E Izzy tampoco. —Ella se levantó al escuchar ese nombre nuevamente.

— ¿Por qué sigues mencionándolo, Steven? —Alzó sus ojitos azules para ver a su madre cuando ella le habló así.

— ¡Pero mami, él está aquí conmigo!

Ella estaba más que destrozada. Las ganas de llorar se mezclaban con la rabia y la confusión. Él, al ver que su madre no respondió, fue escaleras arriba hacia su habitación. Vió al mayor en su cama y lo tomó del brazo.

— S-Steven, ¿Qué sucede? —Lo tomó un poco por sorpresa al verlo en ese estado.

— Solo ven conmigo. —No tuvo más remedio que levantarse y seguir al rubio hacia abajo nuevamente. Volvió con su mamá y quedó frente a ella.

— ¡Aquí está, mami! —Extendió sus brazos en dirección al mayor, éste también se confundió por aquello.

— C-Cielo, ahí no está. —Dijo entristecida al ver que no había absolutamente nada al lado del menor.

— ¡Está justo ahí, mamá! ¿Por qué no puedes verlo? —Sus ojitos azules se cristalizaron un poco. Ella al verlo de esa manera, se acercó.

— Steven, sólo estás imaginando cosas. Mañana iremos al médico, ¿De acuerdo? —Besó su cabecita y se fue en otra dirección, llendo a una de las habitaciones de la planta baja.

— P-Pero, mami... —El pelinegro puso una mano sobre su hombro y lo miró.

— Vamos arriba, rubiecito. —Trató de evadir a toda costa aquel tema y tomó su manita. El menor lo siguió en silencio, con la mirada agachada.

— Izzy. —Se detuvo en seco en medio de las escaleras.

— ¿Sí, Steven?

— ¿Por qué no puede verte? —El silencio reinó en esos segundos.

— Yo... No lo sé, rubiecito. —Mintió.

Solo En Tu Mente {Stradler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora