—Sí, estoy sangrando. —Dije casi en un susurro, dirigiendo fugazmente mi mirada hasta mi rodilla, de la cual lograban salir algunas pequeñas gotas de sangre.
—Lo siento... —Hizo una pausa, entre una agitada respiración. —No me gusta mucho la sangre... es decir... —Intentó formular una respuesta, haciendo una larga pausa-
—¿Es una fobia o algo así? —Pregunté, dejando escapar una leve carcajada de mi boca-
—Algo así... —Gabriel río también, una risa forjada y llena de amargura.
—Interesante, creí que Gabriel Ferraio no le temía a nada. —Continué riendo, esta vez siendo más discreta, mordiendo mi labio en un exitoso intento por reprimir las fuertes carcajadas que luchaban por escapar entre mis labios.
—Y estas en lo correcto. —Llevó sus manos hasta su cabello, deslizando sus dedos sobre este. —Es a mi a quien temen. —Dijo bajando el volumen de su voz, transformándolo en un susurro casi inaudible.
—Yo no te temo. —Dije en un tono completo de seguridad, colocandome de pie con mis últimas fuerzas, dando tres o cuatro pasos hasta el.
—Deberías. —Continuó diciendo el, aumentando esta vez el volumen de su varonil voz.
—Gabriel, vamos. ¿Podemos terminar con esta estupidez? Necesito volver, Nadia de seguro está preocupada. —Llevé mi puño hasta un tronco que allí se encontraban, golpeándolo con fuerza, dejando algunos insignificantes rasguños a lo largo de mi puño.
—Bien. —Gabriel se giró sobre unos de sus pies, bajando su mirada en un santiamén, acercándose a mi a paso apresurado. —Vamos. —Dicho esto, elevó su mirada, clavándola en la mía.
Entonces pude distinguir algo extraño en sus ojos, lucían oscuros y pequeñas venas comenzaban a hacerse presentes bajo estos.
No podía darme el lujo de pensar con claridad y tan sólo quise ahogar mi miedo en un grito, desgarrar mi garganta en un fuerte sonido, pero fui incapaz, algo me lo impidió.
Narrador universal.
—Shh, necesito que te mantengas en silencio. —Gabriel clavó su mirada llena de oscuridad sobre los ojos de la chica, mientras un dolor inexplicable comenzaba a manifestarse en su interior, se había prometido a sí mismo nunca hacer uso de sus poderes cuando de ella se tratase, pero quería mantenerla a salvo y aquella era la única manera de hacerlo sin revelar su oscuro secreto. —Mierda. —Susurró para sí mismo cuando el intenso aroma de la sangre logró causar cierto sobresalto sobre el, cuando el deseo comenzó a inundarlo, de tal forma que pensó no poder resistirlo.
Pero su mirada, su mirada sobre la de el no lograba transmitirle más que humanidad, aquella que había traído tanto dolor a su vida, aquella que tan sólo le traía debilidad, aquella a la cual tanto odiaba, pero que sin darse cuenta había vuelto a abrirle las puertas.
Negó con la cabeza, en un intento de que aquella estúpida palabra dejará de dar vueltas y vueltas dentro de esta.
El la deseaba, deseaba saborear el líquido que su corazón bombeaba segundo a segundo, pero cada vez que su boca viajaba hasta su cuello algo le detenía y por primera vez en todos sus años siendo aquella criatura... El tenía el control de sí mismo.
«Será sólo una gota» Se dijo, completamente confiado del control que había logrado mantener hasta aquel momento. Después de todo, creía merecerlo, había esperado durante años aquel momento, había esperado durante años conocer su sabor.
Posó su nariz y labios sobre la cálida piel de la chica, absorbiendo el aroma que cada centímetro de esta poseía... Una fragancia frutal, dulce, mezclada con sudor, miedo y el inconfundible aroma de la sangre.
Entonces no soportó más, lo necesitaba.
Abrió su boca con lentitud, posando su par de colmillos sobre la delicada piel de Emily, presionando sobre esta, logrando por fin que una pequeña y primeriza cantidad de sangre lograra entrar en su boca. «Un poco más» Volvió a decirse a sí mismo, presionando con fuerza sobre la piel de quien al cabo de algunos segundos yacía sobre sus brazos.
La saboreó y disfrutó, deleitándose con su sabor, recordando con exactitud la primera vez que se había alimentado, recordando aquella primera vez en la cual había matado.
Se aterrorizó.
—¡Gabriel! —Un grito logró sacarlo de sus pensamientos. —Alejate de ella. —Volvió a gritar la mujer frente a el, empujándolo con todas sus fuerzas, tal y como sí su vida dependiera de ello.
—Ella me pertenece. —Contestó Gabriel, dirigiendo su vista hasta la mujer, buscando la mirada de aquellos ojos que tanto le recordaban a Emily.
—¿Y lo que quieres es matarla? —Volvió a gritar la mujer, colocando cada una de sus manos sobre los hombros de la criatura que se encontraba de pie justo frente a ella.
—No, ella no esta muerta... ni cerca de estarlo. —Sonrió con amargura, deseando arrancarle la cabeza en aquel preciso momento.
—Porque te detuve. —Dijo la mujer, bajando esta vez el tono de su voz. —Y mientras tu estés cerca de ella, la muerte siempre estará a su alrededor.
—Desgraciadamente. —Susurró el, dando un paso hacia atrás, dejando caer el delicado cuerpo de la muchacha sobre la tierra, tal y como sí fuera un objeto cualquiera y sin importancia. —Entonces la muerte también esta a tu alrededor.
—Por suerte. —La mujer se sentó sobre la tierra, dando auxilio a quien yacía sobre esta. —No te temo, Gabriel.
—Por suerte has logrado escapar hoy, casi logra verte. —Gabriel se sentó a su lado, dirigiendo fugazmente su vista hacía el cuerpo de la chica. —Por cierto, un consejo... Ten cuidado, ya no me quedan razones para dejarte vivir. —Posó su dedo índice sobre el cuello de la mujer, deslizandolo lentamente a lo largo de este. —Pues deberías, tengo curiosidad por saber sí la sangre de la madre es igual de deliciosa que la de su hija. Y te advierto, pues a ti no me importara matarte. —Susurró Gabriel, colocándose de pie, horrorizado por las palabras que acababa de decir. El tenía humanidad, pero nadie debía saberlo, pues aquella palabra sólo significaba una cosa: debilidad.
La había dejado volver a su vida desde que aquella persona había entrado a esta, desde que el padre de la pequeña había pronunciado aquellas palabras: «Sí logras salvarla, ella te pertenecerá».
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Sé que los capítulos son muy cortos y que tardo bastante en subir nuevos capítulos, así que están en todo su derecho de matarme, JAJA.
Bueno, en serio, pasa que estoy de vacaciones y no tengo mucho tiempo para escribir, siempre aparecen más cosas que hacer y todo mal. Así que les debo un disculpa y espero que la acepten.
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Me perteneces.
VampireNombre de la obra: Me perteneces. Autora: defan4life. Lo prometido es deuda, y el debe reclamar lo que es suyo.