Narra Emily.
Primer día de vacaciones de verano, es un alivio haber terminado las clases al fin y tener algunos meses para reponer fuerzas y ánimo, acababa de terminar mi penúltimo año de escuela, el cual, ha decir verdad, había ido con bastante normalidad, tanto que llego al punto de ser uno de los años más aburridos de toda mi vida. Debido a esto, había tomado la decisión de invertir todo aquel aburrimiento durante estas vacaciones, serían las mejores de toda mi vida, me aseguraría de que nada ni nadie pudieran impedirlo.
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A pesar de tener la posibilidad de dormir todo el día, me encontraba de pie bastante temprano, tanto que hasta me sorprendí a mi misma, la costumbre… supongo. Mi estómago comenzó a crujir de una forma impresionante, supuse que mi organismo estaba acostumbrado a recibir algo de alimento más temprano, pues rara vez salía de mi casa sin antes desayunar.
Debido a esto, salí apresurada de mi habitación, dirigiéndome a las escaleras frente a esta y luego hacía la cocina, donde se encontraba mi padre y una de las sirvientas… mi sirvienta de toda la vida, Nadia.
—¡Buenos días, señorita! ¿Qué desea desayunar? —Dice Nadia, viéndome avanzar hasta la cocina y tomar asiendo junto a mi padre.
—Buenos días, Nadia. Buenos días, padre. —Le regalo una sonrisa a cada uno de ellos, las cuales me devuelven inmediatamente. Ambos se ven muy contentos esta mañana. —¿Podrías prepararme un jugo natural de naranja y unas tostadas con mermelada de frambuesa? —Pregunto a Nadia, guiñándole un ojo, ya que con normalidad, aquel había sido mi desayuno desde que tengo memoria.
—Claro, inmediato, señorita. —Contesta Nadia, dándose la vuelta y tomando delicadamente tres naranjas del canasto donde solíamos dejar las frutas, así como la mermelada de frambuesa y todo lo demás que necesitaba para preparar mi desayuno.
—Ey, padre, me preguntaba donde iríamos de vacaciones este año. Pues a mi me encantaría volver a nuestras antiguas tierras, extraño mucho allí. Por otro lado, quisiera pintar aquellos hermosos paisajes… tu sabes.
—No lo sé —Contesto mi padre con sequedad, elevando la mirada de el periódico en sus manos para colocar sus ojos en mi —Pensaba ir a un lugar que nunca hayamos visitado…
—¡Un lugar al que nunca han ido! Me parece espectacular. Siempre quiso viajar a Portugal, ¿No, Emily? —Dice Nadia dándose la vuelta para encontrarse con mi mirada, me regala una leve sonrisa y luego observa a mi padre, analizando su reacción.
—Sí, pero podemos ir otro verano, quiero volver a Pievescola, es en serio.-Hago una pausa, tragando saliva, sabía cuánto le molestaba este tema a mi padre —Nunca comprendí porque nos fuimos de allí.
—Ya vamos a empezar con lo mismo, Emily. —Dice mi padre, elevando la voz y lanzándome una mirada asesina. —No se discute más del tema.
—¡Éramos felices allí! —Grito poniéndome de pie, golpeando la mesa con fuerza. —¡Te lo ruego! —Mis manos, las cuales se encontraban aún sobre la mesa viajan hasta el periódico de mi padre, arrancándolo de su poder. Mi vista se clavó en Nadia, quien también mantenía su vista puesta en mi, ‘tranquiliza’ alcanzo a modular con sus labios. —Subiré a mi habitación, Nadia, ¿Podrías llamarme cuando mi padre ya no se encuentre aquí? —Siento los ojos de mi padre clavados en mi, pero preferí no dirigirle siquiera una fugaz mirada, pues sabía que si lo hacía continuaría con la discusión, por lo cual mantuve mi vista fija en Nadia, pues sus verdosos ojos siempre me habían transmitido paz. Afirmo con la cabeza, haciéndome señas para que me fuera, Nadia me conocía más que cualquier otra persona, incluso, más de lo que me conozco yo misma.
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No volví a aparecer en la cocina hasta que Nadia grito mi nombre, supuse que mi padre ya se había marchado y me dispuse a bajar las escaleras, esta vez, bastante apresurada, llegando así a la gran cocina, al entrar noté que mis suposiciones eran ciertas, mi padre ya no se encontraba allí, sólo me encontré con la amigable sonrisa de Nadia y mi desayuno en la mesa.
—Tu padre se ha marchado bastante apenado —Dijo Nadia, con cierto dolor en sus palabras. Al no recibir ninguna respuesta de mi parte, ella continúo hablando. —Aquel lugar le trae malos recuerdos, deberías entenderlo.
—Lo sé, pero el no fue el único que sufrió con todo aquello, sabes que yo también sufrí mucho. —Hice una pausa, apoyando el vaso en mi boca, guiando así el líquido al interior de esta. —Pero quiero volver, Nadia, lo necesito.
—Cariño, si tanto lo anhelas podría tratar de convencer a tu padre, pero…
—El no escucha a nadie más que a sí mismo, lo sé. —Dije guiando mi mirada hacía la de ella, notaba en sus verdosos ojos cuanto le dolía el hecho de no poder ayudarme.
—Haré hasta lo imposible por hacerlo cambiar de opinión. —Susurró regalándome una leve sonrisa, poniéndose de pie para luego dirigirse hasta el umbral de la cocina.
—¿Promesa? —Pregunto, haciendo que detuviera su paso.
—Promesa. —Nadia se da la vuelta, asintiendo con la cabeza y guiñándome un ojo para luego marcharse de allí.
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Me perteneces.
VampireNombre de la obra: Me perteneces. Autora: defan4life. Lo prometido es deuda, y el debe reclamar lo que es suyo.