Desperté sobre el suelo, junto a un montón de tierra y ramas que yacían a mi alrededor. Me moví incomoda, abriendo mis ojos con dificultad, encontrándome con aquella mirada, con aquellos ojos, con Gabriel.
—Hey, ¿estas bien? —Preguntó en un susurro, pasando una de sus manos sobre mi mejilla, acariciándola en un rápido movimiento.
—Eso creo, ¿qué me sucedió? —Pregunté sin desviar mi vista de sus ojos.
—Te desmayaste. —Gabriel contestó a mi pregunta con total naturalidad, regalándome una leve, pero hermosa sonrisa.
Narrador universal.
Y entonces, todo volvió a su cabeza.
Recordó sus ojos llenos de oscuridad y sus ganas de gritar, recordó también como algo se lo impidió y como los labios de Gabriel se posaron sobre su cuello, seguido de sus dientes clavándose sobre su piel. Recordó también como pequeñas cantidades de sangre salían hacía el exterior y se encontraban con su boca.
Quería correr, alejarse de aquel hombre… o mejor dicho, de aquel monstruo.
Emily bajó su mirada, observando sus piernas, sabía que probablemente el la alcanzaría, así que sólo había una manera de salir de allí, fingir. Ella sabía que si el se enterada de que sabía la verdad, no la dejaría ir.
—Gabriel, quiero ir a casa. —Emily pronunció cada palabra con lentitud y entre balbuceos, en un intento fallido por no levantar sospecha alguna.
—¿Sucede algo? —Preguntó Gabriel, aproximando su cuerpo al de ella, sintiendo la calidez que este era capaz de proporcionarle.
—Simplemente quiero ir a casa, Nadia debe estar buscándome. —Intentó tomar distancia, pero los dedos de Gabriel sobre sus delgados y frágiles brazos se lo impidieron.
—Ya la he llamado, le he dicho que estas bien. Ni siquiera puedes ponerte de pie, Emily, tus piernas continúan sin fuerza alguna, creo que deberías darles algo de tiempo para que se repongan.
—Puedo caminar. —Dijo Emily, en un tono desafiante.
—¿Sí? —Gabriel dejó escapar una pequeña carcajada de entre sus labios. Se colocó de pie, alejándose lentamente de la chica. —Hazlo. —Susurro divertido, clavando su vista en la mujer que yacía en el suelo frente a el.
—Bien, lo haré. —Susurró la chica para sí misma, en un volumen casi inaudible. —Salir de aquí depende de ti, Emily. —Se repetía la chica una y otra vez a sí misma, convenciéndose de poder hacerlo. —Poso la palma de su mano sobre un árbol, dando un gran suspiro. —Aquí voy.
Gabriel observaba la escena divertido, mordiendo con fuerza su labio en un intento de suprimir las carcajadas que luchaban por salir de entre sus labios, pero luego de unos segundos el mantener sus dientes clavados sobre sus labios no fue necesario. Emily se encontraba de pie, con una sonrisa triunfante en su rostro.
Entonces fue capaz de ver la figura que se encontraba detrás de los árboles y no fue siquiera necesario preguntarse de quien de trataba. El lo sabía muy bien, así como sabía lo que estaba haciendo.
—Pudiste hacerlo, felicitaciones. —Dijo Gabriel, intentando esconder la furia que crecía dentro de el.
—Sí, ahora llévame a casa. —Respondió la chica.
—Está bien. —Gabriel se dio media vuelta sobre uno de sus pies, desviando la mirada hacía los árboles detrás de Emily. —Ve adelante, yo te alcanzo, debo hacer algo.
—En realidad, no sé donde estoy. —Susurro ella con desesperación, quería salir de allí, alejarse de el, pero realmente lo necesitaba para llegar a su hogar.
—Sólo ve derecho. —Elevó su mano, logrando que su dedo índice indicase el camino. —Debo… debo orinar. —Se sonrojó levemente al caer en la cuenta de lo que acababa de decir, pero ciertamente fue lo primero que se le vino a la cabeza.
—Oh, está bien, yo… yo voy adelante. —Observó por última vez el rostro del chico, desviando rápidamente su mirada para dirigirla hacía el montón de árboles que se encontraban delante de ella, adentrándose en el bosque, siguiendo las indicaciones de Gabriel.
Cuando estuvo seguro de que ella se encontraba lo bastante lejos como para no oír nada, se dirigió hasta donde se encontraba la figura que sólo hace algunos minutos había visto, pero esta ya no se encontraba en el lugar. Gabriel sonrió con malicia, sabía que no podía encontrarse tan lejos, así como sabía que para el no sería nada difícil encontrarla… pues como era de esperarse, la rapidez que le otorgaba el ser vampiro hizo aquel trabajo por sí sola, en unos segundos ya se encontraba al frente de aquella mujer, en frente de la madre de Emily.
¿Qué le haría?
Se preguntaba una y otra vez, mientras miles de ideas daban vueltas en su cabeza. Ella debía aprender a no entrometerse en sus asuntos, después de todo es por ella por quien Emily le pertenecía.
¿Qué forma de agradecer lo que el hizo por ella era esta?
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Aquí vengo yo y mis disculpas nuevamente. Sé que les prometí un maratón y cumpliré con aquello, sólo que no ahora, pues entré al colegio y todo se me complico aún más.
Les juro que cuando comencé a escribir nunca pensé que sería tan difícil ordenar mi tiermpo, pero ya ven, a penas puedo entre el colegio, esto y lo demás. En fin, LO SIENTO MUCHO.
También quería contarles que tuve una idea, pues no siempre tengo la oportunidad de leer todos sus comentarios y responder cada uno de ellos, por eso me creé este ask: http://ask.fm/defan4life. Aquí podrán dejarme sugerencias, dudas, reclamos, etc. Responderé todo.
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Me perteneces.
VampirosNombre de la obra: Me perteneces. Autora: defan4life. Lo prometido es deuda, y el debe reclamar lo que es suyo.