Tentación Italiana

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Dalila.

-¿Dalila Román?- pregunta un hombre llegando frente a mi, me pongo de pie.

-soy yo- respondo mientras acepto su mano- Dalila Román.

-tomemos asiento, por favor- habla aquel hombre, asiento lentamente mientras vuelvo a mi lugar.

-me dijeron que estaba interesado en que lleve un caso, mi jef...

-mentí- aquel hombre suelta interrumpiendo, me ha logrado dejar callada- me interesa hablar con usted, señorita Román, pero no tengo ningún caso para el que usted pueda trabajar.

Mis ojos lo examinan lentamente, finalmente me pongo de pie.

-creo que entonces no puedo ayudarlo- respondo con intención de irme pero antes de que pueda hacerlo vuelve a hablar haciéndome detener.

-¿ha escuchado hablar sobre Alek Ivanov?- pregunta.

-no, no he escuchado hablar sobre Alek Ivanov- respondo, aquel hombre de piel canela traga saliva.

-su madre y él eran buenos amigos- comienza, aquel tema logra hacerme tomar asiento lentamente de nuevo- en realidad, eran muy cercanos.

Trago saliva mientras intento desviar mi vista hacia otro punto.

-¿quién es usted?- pregunto finalmente.

-Alek Ivanov- responde.

Trago saliva mientras lo miro al igual que él clava su vista en mi. No dice nada más, solo me mira fijamente, me analiza y por un pequeño momento logra intimidarme aunque en realidad no lo logra del todo. 

-¿qué es lo que busca?- pregunto finalmente, veo como traga saliva- mi madre ha muerto- continúo, su mirada vuelve a mi- ella murió hace años así que sea lo que viene a buscar no lo encontrará. 

-lo he encontrado- defiende de inmediato- está frente a mí. 

Su mirada no se despega de mi. 

Ambos estamos en silencio, ambos nos quedamos en silencio mientras nos miramos, él me analiza como si fuese una persona a la que siempre deseo ver y yo solo intento descifrar lo que él ha venido a buscar. 

-creo que no puedo ayudarlo en lo que sea que quiere- respondo mientras me pongo de pie- usted dice que conoció a mi madre pero no ha dicho más y empiezo a creer que miente. 

Sus ojos se abren un poco mientras sonríe.

-¿conoció a su padre?- pregunta.

-mi padre está muerto- suelto, su mirada se endurece y niega lentamente. 

-¿eso le han dicho?- pregunta con un notable enojo en su voz- ¿quién?¿su abuela o su tío Alessandro?

Guardo silencio y tomo asiento lentamente de nuevo en mi sitio al escuchar la mención de mi abuela y mi tío. 

-porque si es así déjame decirte que te han mentido- continúa y solo escucho lo que dice- en realidad, su padre está vivo.

Trago saliva, las palabras que ha soltado me hacen ponerme nerviosa. 

-miente- respondo de inmediato- usted está mintiendo. 

¿por qué mi abuela debería mentirme?¿por qué mi abuela debería de mentir respecto al tema de mi padre? Quiero pensar que ella no haría eso, la parte dentro de mi que adora a mi abuela se niega a creer esas palabras.

-no lo hago- él me extiende una fotografía que acepto mientras la miro, somos mi madre y yo cuando era niña- soy tu padre, Dalila, no eres Dalila Román, eres Dalila Ivanova-Román. 

Levanto la mirada de la fotografía en mis manos y mis ojos coinciden una vez más con la mirada de aquel hombre. 

Tomo mis cosas con rapidez y solo comienzo a caminar hasta la salida. 

-Dalila- escucho su voz detrás de mi al mismo tiempo que sus pasos resuenan sobre los azulejos del piso.

-no quiero hablar más sobre esto- suelto con notable molestia y nerviosismo- no es divertido que usted venga aquí y me diga todo esto, no está bien que lo haga, no está bien que usted venga a hacer tales acusaciones y suelte solo esas palabras como si de nada se tratara. 

Mis ojos se llenan de lágrimas, pero, no lloro, no me dejo caer, no de nuevo. 

Raffael no estaba, me había dejado a través de su estúpida carta y aunque ahora sabía que no iba a casarse con Gianna me había obligado a mi misma a no buscarlo, porque al final de todo fue él quien me dejó a mi, fue él quien me dejó sin importarle lo que yo pudiese sentir o querer, fue él quien tomó esa decisión por ambos aún cuando mis deseos siempre serían estar con él, aún cuando sería yo quien lo elegiría a él sin importar nada, aún así él se sintió en derecho de decidir por mi. 

Ahora, tenía a este hombre frente a mí, un hombre que viene aquí lanzando estas palabrerías. 

Solo miro los taxis aquí, pero, no me siento capaz de tomar uno, no después de lo que pasó hace un tiempo, un hombre intentado secuestrarme en este, trago saliva al recordar aquel escenario y sin más comienzo a caminar por la acera. 

Aquel hombre aún camina detrás de mí. 

-deje de seguirme- hablo volteando a encararlo.

-necesito que me creas y escuches- responde- quiero a mi hija de vuelta.

-¡no soy su hija!- grito molesta, no me importan las miradas de la gente que pasa y nos mira con curiosidad- ¡deténgase ya!¡basta!- algunas lágrimas terminan rodando finalmente por mis mejillas- mi padre está muerto, ¡muerto!

-Dal...

-y no le creo ni una sola mierda- continúo, esta vez mis palabras salen con rudeza- mi madre me hubiese dicho la verdad, mi abuela lo hubiese hecho- su quijada se contrae- mi padre era un hombre que no me quería, un hombre que solo hirió y lastimó a mi madre, un hombre que nos dejó como si de un simple objeto se tratara- empleo las misma palabras que mi abuela había soltado en su momento. 

-¿eso es lo que crees?- pregunta- ¿es eso lo que piensas?

Me quedo callada. 

-sí- respondo finalmente después de unos segundos. 

-no insistiré más- responde después de unos segundos más- te daré tu tiempo, dejaré que pienses lo que has dicho, dejaré que el enojo deje de nublarte la vista y que te deje escucharme- limpio mis mejillas con mi dorso, veo como saca una pequeña tarjeta de su bolsillo y me la extiende. 

-¿qué es esto?

-mi contacto- responde- cuando quieras hablar puedes llamarme- continúa- tiene también el número de Luka, mi hombre de entera confianza, si necesitas algo pero no quieres recurrir a mi entonces puedes recurrir a él, estaremos por algunas semanas aquí, en Sicilia y antes de regresar a Rusia me encantaría arreglar las cosas con mi hija- miro al hombre a la distancia e identifico al hombre, es el mismo hombre con el que tropecé hace un tiempo fuera de la cafetería de Olga, él solo me da una pequeña sonrisa mientras hace un asentimiento con su cabeza. 

Trago saliva una vez más.

-Rusia espera por su reina- el hombre frente a mi habla de nuevo y solo vuelvo a mirarlo- la princesa debe volver a casa.

No digo ni una palabra más y solo doy vuelta para irme al mismo tiempo que guardo aquella tarjeta en mi bolso, posiblemente podría ocuparla después.

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