EXTRA RAFFAEL Y AITANA

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Nota: Esta escena ocurre años antes de "Herederos: Ríndete", en Ríndete Aitana tiene 20 años y en la escena que leerán a continuación ella tiene apenas 18 años. Disfruten.

Aitana.

Saco la bandeja con galletas del horno, el olor a vainilla de inmediato se hace presente, sonrío mientras dejo que se enfríen para después poder guardarlas en la caja que había decorado.

—Nos conocemos de toda la vida y jamás has hecho galletas para mí —Khai habla, está sentada en uno de los taburetes frente a mí mientras sus ojos miran las galletas sobre la mesa.

Khai Román, es mi mejor amiga y también prima, su madre es Carina Román, la prima de mi madre. A pesar de que Carina odia a mi familia eso jamás ha sido un impedimento para que Khai tenga cercanía con nosotros, su madre no está de acuerdo pero eso a ella no le importa y es por esa razón que somos unidas desde que éramos niñas.

—Pero he cocinado para ti —suelto mirándola—, ¿eso no ha sido suficiente?

Intenta tomar una galleta pero no la deja haciéndola reír.

—No entiendo porqué haces esto —habla—, Iván no merece tus galletas.

Ruedo los ojos.

Iván es mi novio, esta mañana habíamos discutido, preparé galletas para él, no me gusta estar molesta con él así que espero que esto nos dé una pequeña bandera blanca que nos deje hablar y arreglar las cosas.

—Solo quiero que las cosas se arreglen —suelto—, ambos nos equivocamos.

—Pero eres tú quien siempre tiene que dar el primer paso, ¿qué le cuesta a él venir y hablar contigo?¿Por qué siempre eres tú quien debe ir por él?

—Porque me nace hacerlo, Khai —respondo.

—Pues no estaría mal que a él también le naciera aunque fuese un día. No se le caerá el pito por arreglar los problemas con su novia —come de las frituras que tiene.

Ruedo los ojos mientras tomo una fotografía a las galletas, se la envío a la tía Acacia ya que es ella quien me había mandado la receta y el procedimiento para hacerlas, incluso hizo videollamada conmigo para asegurarse de que hiciese todo a la perfección.

Pasan algunos minutos, subimos a mi habitación, Khai se tira en mi cama mientras enciende la televisión y yo solo me adentro al cuarto de baño para darme una ducha, salgo después de unos minutos, hidrato mi piel para después secar mi cabello castaño que de inmediato toma sus características ondulaciones que heredé de mi madre, Dalila Román, me visto, solo me coloco una falda veraniega de flores junto a un top blanco que deja al descubierto parte de mi abdomen al igual que mis hombros, me maquillo un poco, solo agrego poco polvo, rubor, brillo labial, rizo mis pestañas y agrego mascara de pestañas también, de inmediato mis ojos azules resaltan, una sonrisa se pinta en mi rostro mientras me coloco mis pequeñas plataformas blancas.

—¿Qué tal? —pregunto mirando a Khai en la cama.

—Fabulosa —sonríe y hago lo mismo.

—¿Te quedas aquí o quieres que te lleve a casa?

Ve el reloj en la mesa conjunta a la cama.

—Me voy —responde—, le dije a mi madre que iría con ella a su retiro espiritual.

Reímos mientras se pone de pie y salimos de la habitación.

—Gerardo —llamo a mi seguridad una vez que entramos a la cocina, el hombre tatuado aparece de inmediato—, lleva a Khai.

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