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No dudé en abrazarlo de nuevo.

Lo amaba.

—Te amo, Arella. – sonrió y besó mi frente. – Debes ir a casa... necesitas descansar...
—Necesito hacer una cita...
—¿Una cita?
—Para el peinado del baile. – se separó de mí.
—¿Irás?
—Tengo que hacerlo...
—Robbie, ¿cierto? – yo asentí. – Es peligroso.
—Lo sé. – mordí mi labio. – Pero le hará daño a Meg si no voy...
—Arella...
—Debo hacerlo.
—¿Quieres que pase por ti?
—Prefiero que nos veamos en el baile. – dije y él sonrío de lado. – No dejaré sola a Gabriella...
—¿A Gabriella?
—Con lo que sucede... dudo que Kyle la acompañe...
—¿Ella lo sabe?
—No lo creo... pero aun así no la dejaré...
—Te apoyo en tu decisión.
—Gracias. – le sonreí y lo volví a abrazar con fuerza.

Duramos un rato más abrazados, sin decir nada.

Solo nos abrazábamos.

Y eso realmente me tranquilizaba tanto.

Él lo hacía.

Con tan solo su presencia, mi vida cambiaba, mis sentimientos aumentaban y mi confianza era tan grande que podía contar con él para todo.

Le quería tanto.

Pero la magia volvió a terminar.

Me tuve que levantar para poder comenzar el plan del baile, así que salí de la bodega dirigiéndome a Gabriella, la cual seguía dormida.

La moví un poco, logrando que se despertara.

—Oh... hola. – dijo, bostezando.
—Gabriella... – miré a Jackson a su lado.

Ella volteó y enseguida se levantó mientras se ruborizaba.

—Oh por dios... yo... – me mira. – ¿Acaso yo... yo...?
—Si. – reí. – Dormiste junto a Jackson... juntitos. – le di un codazo.
—No hablemos de eso. – dijo, nerviosa y se alejó de nosotros, caminando hacia la salida.

Volteé a ver a Jackson y noté una pequeña sonrisa mientras seguía con los ojos cerrados.

Esta situación le divertía, de eso estaba segura.

Salí del hospital y Gabriella se encontraba junto a su lindo auto.

—¡Oh rayos! – dijo, mirándose por el espejo del retrovisor.
—¿Qué sucede? – pregunté, acercándome a ella.
—¡Debí babearlo! – dijo, comenzando a quitarse lo que parecía ser baba seca en su mejilla mientras yo reía. – ¡No te rías!, no es divertido.
—Oh claro que lo es. – reí, mientras subía de copiloto en el auto.
—Te odio. – dijo, subiéndose de piloto. – Bien, ¿a dónde iremos?
—A sacar cita para el maquillaje y peinado.
—Sé a dónde ir. – sonrió y encendió el auto.

Comenzó a conducir en dirección desconocida para mí, mientras ponía algo de música.

Birds de Imagine dragons sonaba a todo volumen.

—Amo esa canción. – dije, sonriendo.
—Yo igual. – sonrió Gabriella, mientras se ponía sus lentes de sol. – Es lo mejor.

Yo solo sonreí de nuevo y miré por la ventana, sintiendo el viento golpear mi rostro con delicadeza.

Después de algunos minutos llegamos a una pequeña estética de una conocida de mi amiga.

Ambas nos bajamos y caminamos hacia la entrada.

—¡Hola, Jessy! – dijo Gabriella, saludando a una chica de la estética.
—¡Gabriella! – sonrió la chica. – ¿Qué te trae por aquí?
—Necesitamos ayuda, ella es Arella... – Jessy me saludó y correspondí a eso. – Mañana es nuestro baile y necesitamos de tus servicios.
—¿A qué hora empieza?
—A las 7:00 pm. – dijo mi amiga.
—Bien, a las 6:00 pm pueden venir. – dijo la chica. – Apuntaré sus datos y listo.

Mi amiga asintió y comenzó a dar sus datos mientras yo miraba el lugar.

No era tan grande, pero se sentía tan acogedor, las paredes color lila quedaban bien con las series de luces led que adornaban el lugar.

—Arella... – volteé a ver a mi amiga. – Debes dar tus datos.
—Oh claro. – me acerqué a la chica. – Soy Arella Barnes.

Comencé a darle todos mis datos, los cuales ella comenzaba a apuntar en su libreta.

—Bien. – dijo la chica. – Las veo mañana a esa hora.
—Muchas gracias. – dijo Gabriella, abrazándola.
—Gracias. – dije y ambas salimos del lugar.

Partimos hacia mi casa y entramos.

Inmediatamente sentí esa falta que me hacía Meg, por lo que me tiré al suelo y comencé a llorar sin pensarlo.

Odiaba el poder perder a mi familia, aunque mis verdaderos padres podrían estar con vida, Meg fue la única que siempre estuvo para mí.

Ella es como mi madre.

Y realmente me mataba, el perderla me mataba, el pensarlo lo hacía... todo esto me destruía por completo.

Sentí el abrazo de Gabriella, lo cual me tranquilizaba un poco, pero no podía evitar sentirme culpable por todo lo que sucedía.

—Es mi culpa... – dije, sin parar de llorar.
—No... No lo es. – dijo Gabriella abrazándome con fuerza. – Tú no eres culpable de nada, Ella...
—Todo es mi culpa... debí... debí haber hecho algo...
—Arella...
—Ella tenía indicios de algo... – me acosté en el suelo. – Y yo... no hice nada...
—Tu no podrías saberlo. – se acostó detrás de mí y me abrazó. – Ella lo ocultó tan bien...
—Debí saberlo...
—Shh... – dijo, acariciando mi cabello. – Mejor duerme...

Y sin darme cuenta, caí profundamente dormida.


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Esta novela está llegando al final, por lo que subiré los siguientes capítulos seguidos, quizá suba otro más después de este, y así finalizar la novela en la plataforma <3

Gracias por leer<3

[COMPLETA] ✓ ARCÁNGEL: La Maldición de los Caídos I [SAGA: ARCÁNGEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora