Cap.6{El remedio contra las lágrimas}

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Por los pasillos de aquella institución se veía correr a una joven rubia con lágrimas en los ojos y empujando a todo aquel que se cruzara en su camino, llevando entre sus brazos a Lincoln.
Tan pronto llegó a la enfermería abrió la puerta desesperada encontrándose a una chica con lentes obscuros y un cabello corto castaño que ayudaba a un joven que parecía fracturado –¡Ayúdame!– gritó llamando la atención de la chica de baja estatura, el joven se retiró algo asustado, la joven rodeo los ojos y corrió hasta dónde estaba –¿Otra vez? ¿Qué es ahora?– presionó el puente de su nariz algo fastidiada, Leni corrió a la pequeña camilla dejando al peliblanco recostado desmayado por el dolor, la joven sorprendida se apresuro a atenderlo –Pero. . . Este cabello. . .– Volteó hacía Leni, ella miraba preocupada la mano del chico, Lisa miro la sangre en su ropa y manos, el chico despertó gritando adolorido, ésto asustó a la castaña e inmediatamente levantó su brazo, Lincoln solo gimió de dolor –¡Debes elevarlo!– tomó las manos de Leni y las dirigió a Lincoln para sostenerlo, corrió por un botiquín e inicio la desinfección de la herida –¡estira su brazo!– ella sólo acató la orden, la castaña inyectó un tranquilizante el cuál actuó en segundos derribando a Lincoln en un sueño profundo, limpio su brazo para después coser la herida y termino recostando al peliblanco en la camilla.

–¿Cuándo llegó?– Preguntó la chica castaña mientras lavaba sus manos –No tengo idea. . .– contestó la rubia aún en shock mirando sus manos –Vamos ven, Debes limpiarte– ayudó a su hermana lavando sus delicadas manos, quitando poco a poco esa pequeña capa escarlata de sangre, Leni no aguanto más y se lanzó a los brazos de su hermana llorando a cántaros.

–EL APARECIÓ Y NO CREÍ QUE FUERA EL Y. . . Y. . .– gritaba horrorizada –Shh tranquila Leni. . .– acarició su cabeza lenta y gentilmente cantando una pequeña canción de cuna mientras ella sollozaba.
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Varias horas entre sueño malos o peores Lincoln despertó exaltado  –Despertaste. . .– dijo la castaña –¿Lisa?. . ¿Eres tú? ¿D-dónde. . .– Lisa le lanzó un pequeño frasco marrón tomando por sorpresa al chico –Estás  en la enfermería, Leni te trajo hace un buen rato ya– Lincoln miro el frasco, se parecían a las suyas –Son una variación sustituta de lo que sea que estés tomando– Lincoln se encogió avergonzado –¿Es tan obvio?– preguntó a su hermana –A juzgar por tus signos de abstinencia cómo tu palidez y tu sudoración excesiva es fácil de deducir. . . No te diré que no las tomes, pero debes tener cuidado con ellas. . .– se levantó y limpió sus gafas –Puedes quedarte o marcharte, decide– el joven lo pensó por un momento –Quizá deba quedarme un poco más, ¿Qué tal si hablamos herman– una bofetada interrumpió bruscamente su oración –Debes aprender sobre chicas Lincoln, ahora quítate la camisa– Lincoln se sonrojó ligeramente –Necesito hacer un chequeo médico idiota– obedeció desnudando la mitad de su cuerpo.

Después de unos minutos revisando su torso, brazos y manos determinó años de maltrato, antes de secundaria, ella concluyó que debió ser el tiempo dentro de la correccional de menores, le pidió que se colocara la camisa, anotó en su pequeña libreta algunos apuntes y le ordenó: –Debes estar aquí los fines de semana, empezando éste domingo– Lincoln acomodó cómo pudo su ropa intentando no tocar su mano izquierda –¿Ahora eres psicóloga?– preguntó el peliblanco –A mis ocho años entendía el teorema de Pitágoras y a los 12 tuve conferencias nacionales acerca de mis tesis básicas sobre la psique humana costeadas por la ONU– presumió la castaña –¡Vale lo entiendo! No tenías por qué lastimar mi ego de esa manera. . .– se acercó a su hermana –No soy un genio. . . Eso es verdad, pero se reconocer cuando alguien se preocupa por mí, ahora que ya me ayudaste ¿Por qué no me dejas a mí que te ayude también eh?– revolvió el cabello de la chica, ella se sonrojó en un instante y recuerdos volvieron a su mente, lágrimas recorrieron sus mejillas en señal de quiebre ante su hermano –Hey ¿Por qué lloras tonta? Me prometiste encontrar algún remedio para las lágrimas ¿no?– y un fugaz pero intenso recuerdo apareció en su mente. . .

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Una pequeña Lisa Loud lloraba en el sofá escondiendo su rostro en sus piernas y apretando las contra su torso con fuerza –Oye. . . ¿Qué ocurre?– La pequeña se quitó los anteojos para limpiarlos –Es estúpido. . .– Lincoln sonrió ligeramente –¿Tan estúpido como tú hermano?– Lisa también sonrió ante la pregunta de su hermano –No lo creo jeje– Después de un largo silencio ella habló –Es Darcy. . . Ella dijo que no podía seguir siendo mi mejor amiga. . . Al menos hasta que yo vuelva de la universidad, dijo algo sobre la confianza y la infidelidades, la verdad no escuché nada después de lo primero por mi llanto. . .– Lincoln confundido habló –Para ser una genio no creo que estés entendiendo, estaban saliendo y tú aún la tratabas cómo amiga, por ahí ya vas mal– la castaña sólo dijo una oración –¿En serio? Eso es aún peor, ¡pero ya no importa ya no seremos nada!– volvió a llorar en sus piernas hasta que Lincoln habló –Mira solo podemos hacer una cosa, respetar su decisión y superarlo con firmeza– Lisa volteó con la cabeza agachada –Y eso solo se logra un día a la vez– estiró sus brazos –Y todo día se vuelve mejor con un abrazo– Lisa se acurrucó en su regazo pues no era muy grande y habló con lo último de sus lágrimas –algún día crearé una cura para las lágrimas. . . Ya verás– Lincoln la abrazó con fuerza –Pero mientras esté es el mejor remedio contra ellas– Contestó.

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La joven se acomodaba poco a poco en el regazo de su hermano cómo en aquellos años, Lincoln solo beso con gran cariño la cabeza de la chica y la abrazó con fuerza de nuevo –Te extrañe. . . Idiota. . .– dijo entre susurros mientras entrelazaban sus brazos lentamente.

–Y yo a tí. . . Hermana–

"Reencuentro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora