Cap.11{Un muerto entre los vivos}

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Seguía bebiendo, notaba como poco a poco la mujer frente a ella intentaba hacer su primera jugada, sin duda quería decir algo que no arruinara: "El plan de sustracción de Lincoln de la institución para aclarar asuntos interinos personales, además de un nombre mas corto para mi plan" de Rita Loud.

—Para vivir de las palabras eh de decir que dices muy poco... ¿Cuánto más piensas quedarte callada? Imagino que en estos años has estado maquinado un gran monólogo ¿No?, O tal vez ya lo dijiste todo en esos libros "basados en hechos reales"— primera pieza jugada y Rita cedió, Lori solamente bajaba la mirada con sus ojos llorosos acumulando agua salada —Yo, no estoy aquí para discutir contigo Lincoln...— abruptamente detenida por su hijo con una carcajada irónica fue que entendió —¡Sorpresa! Después de tanto ya no quieres discutir, ahora sí quieres hablarlo con calma y en privado... Que curioso ¿No fue como Lynn te lo pidió? ¿Y que hiciste?— por primera vez perturbado por su entorno desembocó su odio —¡¿Qué hiciste?!— golpeó con fuerza la mesa sorprendiendo al camarero que antes de hablar salió discretamente de la escena.

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¿Que... Lisa, Dónde...— apenas podía mover su mandíbula, no había fractura, Pero un esguince y un diente astillado si que se llevó —Mierda... OH ¡MIERDA!— poco a poco el dolor comenzó a apoderarse de su boca.

Lloraba, gritaba y pataleaba, el dolor era insoportable, solo superado por la gran aguja que penetraba su carne liberando el sedante que tanto esperaba fuera aliviador —Quedate quieta de una vez o te pinchare el ojo— poco a poco adormecida dejo de moverse bruscamente
—¡DEJAme~... Ouh... Mi cabeza... Está ligera...— con torpeza al hablar y movimientos erráticos tocaba su rostro —Por supuesto que los narcóticos siempre son la solución... Aunque me sorprende mucho que aún sigas conciente— soltando  sus manos ya más tranquila que antes tomo de nuevo su tabla de anotaciones
—Por más que quiera verte retorcerte como caracol en sal, no puedes asistir así de delicada a clases, sobre todo con esta medicación que tomarás los proximos días... Espero que valiera la pena...— Lynn comenzando a reírse fuertemente asintió con la cabeza —Yo, *pff* pude golpear al real... Después de tantos años de alucinaciones, paranoia y mucho, pero mucho miedo... Puede golpear al real, ahí estába, la causa de mi ansiedad y pude enfrentarla a mi manera, con los puños...— de manera genuina se reía entre sus comentarios, la medicación la tenía verdaderamente inmersa en sus pensamientos internos, que, regulado por sus fallidos inhibidores centrales en su cerebro que se encargan de la retención de la vergüenza, autodefensa emocional y la moral le jugaban una mala pasada por la proyección de lo que tantas veces le dijeron no existía, que no era real.

Mis dientes ¡son enormes!— dijo jugando con ellos, Lisa seguía aún cuidando de su hermana mientras terminaba con la calificación de sus pupilos —Tengo que dejar unos papeles a la sala de maestros, no toques nada y NO te muevas— la recostó y en seguida se durmió en la camilla de la enfermería, Lisa salio algo preocupada de dejarla en su consultoria sola, pero estaba segura que podria cuidarse sola.

Cuando ella me dijo que vendría a revolucionar la medicina moderna en un instituto reconocido no creí que terminaría como niñera de niños patosos y problemáticos...— de nuevo tenia una epifanía, su cabeza no paraba de conectar puntos ficticios y probabilidades —Ella... Ella nos trajo aquí — algo dió click en su cabeza y pronto se apresuró a terminar el pendiente pues tendría una charla muy efusiva con su progenitora.

En la enfermería la puerta se abrió poco a poco, tambaleándose una demacrada Lynn salió —Tengo hambre... ¿Por qué me duele tanto todo? ¡Lisa necesito más drogas!— bromeó sin ser escuchada, intento avanzar a pesar de sentirse tan mareada como un borracho en un crucero, todos miraban, nadie se atrevió a preguntar o ayudar al tigre de bolsillo que dando tumbos llegó al sector b del campus dónde un joven de cabello azabache y ojos azul claro le detuvo —No te ves nada bien— la sostuvo por el brazo y camino junto a ella hasta una banca —¿Quién eres tu? Suéltame... Espera, eres el tipo que encontraron en el vestidor de chicas ¡Pervertido!— dió suaves golpes en su hombro donde se encontraba la mano del contrario que indignada intentaba mantener en pie el cuerpo de la castaña que poco a poco caía de la banca —Ya les dije que fue un accidente... ¡Oye despierta!— desmayada y sin saber ni su nombre, no supo que hacer, al menos hasta ver el teléfono de aquella joven en el suelo.

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⏰ Última actualización: Aug 30 ⏰

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