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Juliana había vuelto al hospital después de un largo mes de vacaciones, esas vacaciones tan necesitadas por la morena. Aparte de lograr descansar pudo aclarar todos sus pensamientos, poner en orden sus sentimientos. Llegó a la conclusión de que todavía era tiempo de estar sola, el sentimiento de soledad que Valentina le había dejado cuando se fue todavía persistía en ella cuando pensaba en darle otra oportunidad y eso era algo que le hacía temer demasiado como para dar un paso más con la doctora.

Esa mañana Mayela pasó a buscarla, ya que el auto de Juliana estaba en el taller. En el camino al hospital la doctora Pardo la puso al día con todo lo que había pasado en ese mes donde la morena no estuvo, no hubo muchas cosas interesantes que contar. Por lo menos lo único que le interesaba a Juliana era saber que tal había estado Valentina. Mayela le comento que la rubia había ido hasta su consultorio para preguntarle sobre ella y el por qué no habia estado yendo a trabajar durante tanto tiempo y que la semana anterior había estado tres días dentro del hospital sin irse hasta que Jacobo la obligó a ir a su casa y tomarse lo que restaba de semana, Mayela le comentó que había visto algo extraña a la rubia uno de los días que pasó por pediatría. Eran muy raros los momentos en que Valentina no sonreía, menos si estaba atendiendo a los niños y eso era algo que le había llamado mucho la atención.

Como habían llegado demasiado temprano ambas doctoras fueron hacia la cafetería por sus preciados y necesarios cafecitos, como siempre Mayela tomo un café negro y Juliana un latte. Mientras iban caminando por el pasillo con destino a sus respectivos consultorios sintieron como alguien las abrazaba a las dos a la vez, era el jefe de Cardiología.

- Buenos días hermosas señoritas.- las saludo Emiliano.

- Buenos días Emi. – Dijeron al unísono.

- ¿Cómo se encuentran mis bellas doctoras? – ambas se miraron y rieron.

- Nunca te cansas. ¿Verdad? – Pregunto Mayela.

- ¿Cansarme? ¿De qué? – Las abrazo con más fuerza.- ¿De admirar el paisaje que me deja este hospital?

- Si no me cayeras tan bien, ya te hubiera golpeado.- bromeó la morena.

- ¿A mí? Pero si no he hecho nada. – Se llevó una mano al pecho simulando asombro.

- Si, a ti don Juan.- Mayela golpeó suavemente su hombro y los tres continuaron caminando por el pasillo.

- ¿No tienes trabajo que hacer? – Juliana lo miro.- ¿O algo?

- Pues.- Emiliano se rasco la nuca como si estuviera pensando que era lo que debía hacer esa mañana.- sí, tengo una paciente. Pero llega exactamente dentro – miró su reloj y abrió los ojos como platos.- ¡Mierda! Me tengo que ir.- les dijo mientras prácticamente salía corriendo para el lado contrario.- ¡Oigan! – les gritó haciendo que ambas doctoras giraran.

- ¿Qué? – Preguntó la morena.

- Al menos un café ¿No? – el doctor se rió y continuó su camino.

Luego de que se despidió de Mayela, Juliana medito por unos segundo si ir hacia su consultorio o primero pasar por el área de pediatría, por más que lo quisiera negar, había extrañado muchísimo a la rubia y realmente quería verla.

Cuando llegó pudo comprobar por ella misma que aquella sonrisa que tanto amaba no estaba dibujada en el rostro de la rubia. La morena frunció el ceño, Valentina estaba atendiendo a un pequeñín que lloraba sin control y eso era lo más extraño, Valentina no hacía nada porque el pequeño se tranquilizara, sino simplemente seguía revisándolo mientras sus padres hacían el intento de calmarlo pero no lo lograban.

Juliana espero a que terminara con aquel pequeño y se acercó a ella, lentamente, observándola, observando atentamente cada facción de su rostro, se veía notablemente cansada, sus ojeras demostraban que no había estado durmiendo mucho, sus ceño fruncido demostraban preocupación, enojo o ambas, sus mejillas tenían una tonalidad rosada pero no de esa que a Juliana tanto le gustaba, esa que sus mejillas tomaban cuando la rubia se avergonzaba, sino de aquella que tomaba cuando le daba fiebre. Habían pasado años pero la morena la conocía de manera tal que sabía que ese rubor en sus mejillas no era algo normal en ella.

¿Ya es demasiado tarde? I Juliantina Adaptación I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora