El Rey Grey tiene una fuerza, riqueza y prestigio incomparables en un mundo gobernado por la habilidad marcial. Sin embargo, la soledad se mantiene muy por detrás de aquellos con gran poder. Debajo del glamoroso exterior de un poderoso rey acecha el...
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"Confía en tu cuerpo, Arthur. Mientras puedas, tu cuerpo será lo único que no te fallará." Las palabras de Kordri sonaron suavemente en mis oídos, y un dolor punzante me obligó a abrir los ojos mientras miraba hacia abajo para ver su mano saliendo de mi pecho, sin sangre.
"Maldición." Cuando la palabra salió de mi lengua, la sensación demasiado familiar de ser succionado del reino del alma me abrumó una vez más.
Tan pronto como me desperté en la cueva, mis manos se dispararon hacia mi pecho, buscando un agujero que no estaba allí.
Caí de espaldas en el estanque poco profundo. "¿Cuánto tiempo esta vez, Windsom?"
"Dos minutos," respondió. "Arthur, cuanto más te expulsan del reino del alma, más tiempo pierdes en tu entrenamiento. Una hora aquí equivale aproximadamente a doce allí dentro, pero aun así no será suficiente si te expulsan cada pocos minutos."
"No me culpes, culpa a tu amigo que me está matando esos 'pocos minutos,'" gemí. Era imposible acostumbrarse a la sensación de morir. Incluso si mi cuerpo físico no se lesionaba, el trauma mental y el estrés serían suficientes para volver locos incluso a los luchadores veteranos.
No estaba seguro de lo que los dos asuras estaban pensando, haciendo que un adolescente pase por este tipo de entrenamiento de pesadilla.
"Hago sólo lo que eres capaz de manejar," respondió Kordri, como si me hubiera leído la mente. "Sin embargo, eres un niño resistente. Me da curiosidad por qué es así. Incluso los asuras jóvenes, que no mueren con tanta frecuencia como tú, tienen dificultades para sobrellevar el estrés."
Pensé que mi fortaleza mental probablemente se debía al hecho de que había vivido dos vidas-pero aun así, este entrenamiento estaba empezando a afectarme.
Windsom asintió en reconocimiento. "Sí, también estaba preocupado al principio, considerando la cantidad de veces que Arthur fue expulsado del reino del alma."
"Bueno, es hora de volver a entrenar. ¿Estás listo, Kordri? Hice un último estiramiento antes de volver a sentarme.
Él asintió con la cabeza, riendo. "Siempre estaré listo, novato."
"Recuerda, Arthur, mientras entrenas en el reino del alma, tu cuerpo físico también refinará tu núcleo de maná. Cuanto más tiempo seas capaz de durar en el reino del alma, más rápido irá tu cultivo. No te esfuerces demasiado-solo llevamos una semana de entrenamiento. Todavía tenemos algo de margen, pero no si tomas más de lo que puedes manejar," advirtió Windsom mientras activaba el orbe de éter.
Una vez más, Kordri y yo estábamos de regreso en el mismo campo de hierba que se expandía interminablemente hacia el horizonte. Habían pasado ocho días desde que comencé este tortuoso entrenamiento. Una hora fuera del reino del alma equivalía a doce dentro de él, por lo que veinticuatro horas allí se traducían a doce días aquí. Incluso contando el tiempo que había pasado comiendo, durmiendo y descansando en el reino físico después de morir demasiadas veces en el reino del alma, había pasado más de dos meses en esta pradera entrenando con el tranquilo y paciente monje, Kordri.
