Cap 2

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Emma estuvo a punto de chillar, si no llega a taparle la boca con la mano.

Steb.- Shhh, no grites. _ Le susurró en el oído.

Ella asintió, haciendo que él apartara la mano.

La miró de arriba abajo y viceversa hasta llegar a su rostro, que estaba rojo de la vergüenza.

Steb.- ¿Qué pasa, por qué tan roja?. _ Tenía una sonrisa juguetona.

Emma.- Esto... _ Señaló su aspecto. - Esto, acabo de salir de la ducha, y...

Steb.- ¿Y?. _ Alzó una ceja. - Ya sabes que no puedes salir con el pelo húmedo. Te vas a resfriar. _ La cogió por el brazo, arrastrándola a la cama para que se sentara y se fue a por una toalla para secarle el cabello.

Emma.- ¡AY!. Me haces daño. _ Se quejó.

Steb.- Quejica. _ Se rió.

Cuanto más se quejaba, más fuerte le frotaba Steb.

A Emma se le empezó a caer la toalla por los bruscos movimientos que su hermano ejercía sobre su cabeza.

Steb.- Esto... _ Se puso rojo dejando de frotarle los cabellos. - Hermanita...

Ella le miró. - ¿Sí?.

Steb.- La... to...a...lla... _ Señaló.

Ella bajó el rostro, encontrándose a lo que su hermano se refería. La toalla había caído hasta su regazo, dejando el pecho al descubierto.
Se colocó rápidamente de nuevo dicho objeto sobre éstos, pero esta vez, sujetándola.

Vio en los ojos de su hermano el deseo.

Emma.- ¡Ni se te ocurra!. _ Gritó nerviosa.

Steb.- ¿Por qué no?. _ Dirigió la mano a la toalla para quitársela. - No te hará ningún daño... ¿No?.

Emma se aferró aún más a ella. - ¡Eres un asqueroso pervertido!.

Él se detuvo y frunció el ceño.

Steb.- Emma...

Emma.- ¿Qué?. _ Se preocupó al instante.

Steb.- Padre celebrará esta noche a las 10:00 una fiesta en casa y...

Emma.- ¿Y?.

Steb.- Y... _ Respiró hondo. - Decidió encontrarte al dueño que manejará tu futuro en la fiesta, ya que van a ir los padres con sus hijos.

Emma.- No puede ser... _ Tenía los ojos como platos. - Pero si ya tengo dueño.
Dime el porqué de esa decisión de padre; entiendo que no le agrade, pero...

Steb.- Tranquila. _ Le acarició la mejilla. - Ya sé que no le agradas... Pero decidió emparejarte con otro, porque no le hace mucha gracia que acabes con Ken.

Ella negaba repetidas veces con la cabeza sin podérselo creer.

Emma.- Padre no me deja ni respirar un segundo. _ Se quejó.

Steb.- ¿Quieres que te ayude con los preparativos?. Ya que no los preparará él.

Ella lo miró sonriendo. - Gracias Steb. Siempre has estado apoyándome en todo.

Steb.- No hay de qué.

Emma.- ¿Cómo podría agradecerte todo lo que haces por mi?.

Steb.- A ver... _ Empezó a pensar. - Tengo dos agradecimientos.

Emma.- ¿Cuáles?.

Steb.- Una. _ Se fue acercando a su rostro.
- Déjame besarte.

Emma.- ¿Y si me niego?. _ Retrocedió un poco en la cama.

Steb.- Pues déjame probarte. _ Esbozó una sonrisa maliciosa.

Emma.- ¿Probarme, cómo?.

Steb.- ¿Es enserio?. _ Alzó una ceja.

Emma.- Oye, que no leo mentes como tú. _ Comenzaba a estar molesta.

Él suspiró resignado.
Señaló su cuerpo, a lo que ella se negó.
Luego, señaló su cuello y vio que estaba dudando en si aceptar o no.

Emma levantó una mano. - Besar. _ Levantó la otra mano. - Sangre. _ Y viceversa.
Le miró.- ¿Qué dices?.

Steb.- Yo prefiero besarte.

Emma.- Entonces decidido. _ Se le acercó.
- Muérdeme, pero tendrás que cerrar la herida, a sí nadie sospechará luego.

Steb sonrió, se acercó a ella.
La cogió por la cintura para acercarla más. - Inclina la cabeza un poco a la izquierda y cierra los ojos.

Emma le hizo caso y esperó.

Él le acarició con delicadeza el cuello con sus colmillos; y antes de que se de cuenta, levantó rápidamente la cabeza y la besó con pasión en los labios.

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Emma estaba temblando, notó cómo sus colmillos la acariciaban con ternura y se estremeció. Más tarde notó algo húmedo y cálido en su boca.

Abrió los ojos descubriendo que la estaba observando mientras la besaba.

Emma.- "¡Me está besando. Es mi primer beso!." _ Pensó.

Steb al leerle la mente, se alejó de ella unos centímetros para susurrarle. - Lo siento, no sabía que sería tu primer beso.

Ella le acarició el rostro. - Tranquilo, no pasa nada. Sé que no pudiste aguantar el impulso de besarme.

Él la miró y la volvió a besar, esta vez ella no se tensó, se dejó hacer cerrando los ojos para saborearlo mejor.
Estaba dispuesto a quitarle la toalla, pero ella se negó.

Emma.- Oye, no lo lleves más lejos, ¿quieres?.

Éste suspiró resignado. - Está bien, ya habrá otro momento.

Emma.- No Steb. No habrá... _ Sin terminar la frase, estornudó.

Steb.- Vaya, al parecer te he provocado un pequeño resfriado.

Ambos rieron.

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Emma.- Espérame abajo, que ahora salgo. ¿OK?.

Steb.- Ok, te espero.

En cuanto salió de la habitación, empezó a vestirse.

Se puso un sencillo vestido azul cielo con una pequeña y fina cinta roja alrededor de la cintura que le llegaba por encima de las rodillas junto con unos zapatos del mismo color. Cogió una pequeña chaqueta blanca y al final un bolso azul. Se aseó y salió al encuentro de su hermano.

Steb.- Estás preciosa Emma. _ Se agachó para besarla, pero ella retiró el rostro.

Emma suspiró. - Bueno... Preparemos las cosas.

Él la cogió de la mano, jalándola hacia el exterior. - No tenemos mucho tiempo.

Emma.- ¿Cuánto nos queda?.

Esperaba que quedaran por lo menos más de cinco horas.

Steb.- Una o dos horas, como mucho.

Emma.- Al menos... Puedo traer amigas... ¿No?.

Steb.- No sé...

Ella sacó el celular y llamó a sus amigas una por una.

Emma.- Ya está, vendrán. _ Saltaba de la emoción.

Él (2º Ella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora