Cap 8

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Este capítulo "tiene escenas demasiado fuertes".
No apto para mentes débiles y sensibles.
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[Emma.]

Me desperté con un gran dolor por todo el cuerpo.
Me iba a estirar como solía hacerlo diariamente. Pero, algo me lo impidió.
Abrí los ojos, para ver qué era.
No pude ver nada, ya que todo estaba a oscuras.

Sentía mis manos agarrotadas y doloridas por algo.
Las moví y un ruido metálico llamó mi atención.
Es cuando me di cuenta que estaba atada a algo blando y caliente.
- "Una cama..." _ Pensé.

Tiré un poco más fuerte y un increíble ardor me atravesó la garganta, el abdomen, y algo húmedo se resbala por mis muslos.
- ¿Pero qué...?.

Intenté hablar, en cambio, sólo me salió un agudo y placentero maullido.

No sé por qué.

Sentí la cama hundirse bajo mi cuerpo. Luego un aliento a hierro rozándome los labios y nariz provocándome muchas cosquillas.

En vez de reír, volví a maullar.

Unos dientes me quitó lo que tenía en el cuello para luego lamerlo.
A continuación algo húmedo y frío me rozó una oreja para luego masajearla a través de pequeños mordiscos.

Jadeé y me retorcí llena de excitación bajo ese cuerpo.

Levanté el rostro para encararlo. Me encontré con unos ojos amarillos anaranjados que brillaban bajo la oscuridad.

Es cuando oí un fuerte y estruendoso ruido.
Me sobresalté en el sitio de la sorpresa al visualizar frente a mí a Zero en su forma lobuna. Había crecido un poco más de la cuenta y ahora aparentaba unos dos metros aproximadamente.

No sé por qué, pero le medio bufé-gruñí enseñándole los colmillos.
Él en respuesta, abrió la boca dejando caer la lengua y respiró entrecortada-mente, como si se estuviera riendo de mi acción.

Vi que posaba una de sus grandes patas en uno de mis senos para masajearlo con delicadeza de arriba a abajo.

Hecho la cabeza hacia atrás como reacción mientras abría la boca y pronunciaba una perfecta O con los labios.

Otra de sus patas delanteras fue a masajear el abdomen, las traseras las colocó encima de los muslos, su pelvis la sentó encima de la mía y todo su cuerpo se fue moviendo de adelante a atrás como simulando cortas y largas embestidas sobre todo mi cuerpo.

El dolor con el que me desperté fue sustituido por el placer de los masajes.

Emma. - M-Mier-r-rda Z-Zer-ro. P-Para. _ Gemía sin parar.

Él gruñó y sentí algo frío resbalándose entre mis muslos.

En un sólo movimiento me desató todo.
En cuanto terminó, me agarró del cuello para sentarme y acto seguido tirarme de espaldas provocando que me diera en la cabeza con el borde de la cabecera cuatro veces seguidas.

Gemí de dolor. - Ahhh...

Se levantó sin apartar su hocico del lugar y me rasgó el pecho con la zarpa que antes lo masajeaba.
Grandes chorros salían bañándome entera de sangre. Enseguida él lo lamió con desesperación.

Lo cogí de las orejas con ambas manos y los hice puños.
En respuesta, me gruñó para luego cogerme de la cadera y hacerme girar.

Me quedé boca-abajo en cuatro y a su merced.

Me agarró con ambas zarpas ajustando así la postura de "perrita".
Justo cuando sentí su órgano en mi entrada, empecé a cambiar a
gato sin voluntad propia.
Le eché la culpa a la excitación.

Gruñó enfadado separándose un poco para luego volver a ponerme en la misma posición, que para mi suerte, más cómoda que antes.

Quería pedir que terminara de una vez por todas, que no podía más.
Pero en cambio, sólo salían pequeños maullidos lastimeros.

Lo oí jadear en mi oreja. Creo que verme sufrir lo excitaba.

Seguía pidiendo que parara a través de maullidos.
Hasta que me callé cuando sentí un inmenso e insoportable dolor en las partes bajas.

Él era de 2 metros (200cm) y yo que ni siguiera llegaba a los 0'25 metros (25cm).
Él tenía un órgano más grande y grueso de lo que tendría un lobo común y yo era demasiado pequeña y estrecha como para recibirlo sin desgarrarme entera como lo estaba haciendo.

Intenté girarme para arañarlo y morderlo pensando que así pararía.
Pero era más fuerte y pesado que yo, por lo que me pudo someter con facilidad al agarrar y morderme con fuerza del pescuezo.

Intentaba en vano cambiar a medio gato o al menos crecer inútilmente hasta llegar casi su tamaño, lo malo era que aún no controlaba los cambios ni el crecimiento animal.

Lo único que podía hacer mientras él entraba y salía con brutalidad como todo un salvaje de mi organismo, era:
Quedarme tumbada boca-abajo, con la cabeza arriba, los ojos cerrados, las orejas gachas, el culo y la cola lo más levantado posible para permitirle un fácil acceso a mi cuerpo mientras enterraba con desesperación las uñas en el colchón, provocando que se rasgara y maullando como una posesa tanto de dolor como de placer.

Me quedé en esa posición hasta que terminó.
Por desgracia mía, no fue pronto, ya que estuvo haciendo eso 10 veces seguidas en toda la tarde-noche.

Al final se cansó y me dejó toda adolorida y agotada por todos los orgasmos que me provocó mientras él lamía las heridas que él mismo hacía sobre mi cuerpo... Juro que casi me vacía entera por todos los lados y en todos los sentidos. También lamió mi zona íntima, el cual no paraba de sangrar por los desgarros.

Suspiré y me quedé dormida.
- Por fin sola. _ Consigo articular.

Por lo lejos pude escuchar un "Click" y una puerta cerrándose junto con un "Clack".
Creo que me ha vuelto a atar y encerrado en la habitación.

No me importaba, con tal que me dejara descansar un momento...
- Tengo que salir de aquí. _ Murmuro.

Caigo en un profundo sueño con esa idea en mente.

Él (2º Ella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora