De repente sale de mi cuerpo y me estremezco. Se sienta en la cama y tira el preservativo usado en un cesto.
- Vamos, tenemos que vestirnos... si quieres conocer a mi madre.
Sonríe, se levanta de la cama y se pone los jeans... sin calzoncillos. Me incorporo con esfuerzo. Me incorporo con esfuerzo mientras sigo atada.
- Benjamin... no puedo...no así...
Su sonrisa se acentúa. Se inclina y me desata la corbata, que me han dejado la marca de la tela en mis muñecas. Es... sexy. Me observa divertido, con ojos danzarines. Me da un beso rápido y casto en los labios y sonríe.
- Otra novedad - admite.
No se a que se refiere con eso.
- No tengo ropa limpia.
¡Dios santo! Me ha entrado el pánico. Nos ha pescado in franganti. ¡Su madre! No tengo ropa limpia.
- Quizás debería quedarme aquí...
- No, claro que no - me contesta en tono amenazador - puedes ponerte algo mío.
Se ha puesto una camiseta y se pasa una mano por el pelo revuelto. Aunque realmente estoy muy nerviosa, me quedo embobada. Su belleza es arrebatadora.
- Alexandra, estarías preciosa hasta con un saco. No te preocupes, por favor. Me gustaría que conocieras a mi madre. Vístete, voy a calmarla un poco. - aprieta los labios - te espero en el salón dentro de cinco minutos. Si no, vendré a buscarte y te arrastrare lleves, lo que lleves puesto. Mis remeras están en ese cajón, Las camisas, en el armario. Sírvete tu misma.
Me mira un instante inquisitivo y sale de la habitación.
¡Carajo! La madre de Benjamin, esto es mucho más de lo que esperaba. Quizás conocerla, me ayudaría a comprender como es Benjamin, porque es como es. Ahora quiero conocerla...Levanto mi blusa del suelo, y esta toda arrugada. Me meto en el armario y agarro una de sus camisas. Mejor de color blanco, la cantidad de camisas que tiene, es impresionante. Encuentro el corpiño blanco debajo de la cama y me visto toda deprisa. Eso sí, no voy a ponerme la misma bombacha que ayer. Me meto a toda prisa en el vestidor de Benjamin y busco entre sus cajones de calzoncillos, y me pongo unos de Calvin Klein ajustados, me pongo los jeans y mis zapatos.
Corro al baño, mis ojos están demasiado brillantes, mi cara algo colorada. Y mi pelo...Dios mío... tengo bastante despeinada la cola de caballo. Busco un peine o algo con lo que arreglar, lo encuentro, me lo vuelvo a arreglar con una cola de caballo. Creo que un poco mejor, pero mi flequillo no mucho. Empiezo a revisar mis bolsillos del jean, y encuentro una pequeña hebilla invisible. Me hago una pequeña torzada. Bien, creo que ahora estoy presentable. Tengo suerte de que las de mis muñecas se han borrado algo. Me reviso nuevamente en el espejo. Sí, creo que estoy bien, me arremango las mangas de la camisa, hasta los codos. Me pongo algo nerviosa, antes de salir de la habitación. Bien, esto es lo que hay. Bajo las escaleras y me dirijo al salón.
- Aquí esta. - dice Benjamin levantándose del sofá.
Me mira con expresión cálida y agradecida. La mujer morena que se encuentra a su lado gira y me dedica una amplia sonrisa. Se levanta también. Va impecable, con vestido de punto marrón oscuro y zapatos a juego, arreglada y elegante. Esta muy atractiva y me mortifico un poco por como estoy vestida. Un desastre.
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El contrato...
RomanceAlexandra Miles una joven de casi 23 años, con un pasado en el amor muy doloroso para recordar. Vive en Nueva York, con su mejor amiga Gail, trabajando en una de las pastelerías más reconocidas de la ciudad. Hasta qué un día todo cambia... Benjamí...