Al llegar a casa, encuentro a Gail tirada en el sofá, con una cerveza Stella Artois en mano, y una para mí también. Ella me cuenta de su día en el diario, yo la escucho atentamente.
Una vez que ella termina le comento de mi día, casi todos los movimientos de la tienda.
- Ah me olvidaba, Benjamin Masen estuvo hoy en la tienda - le comento mientras me paro del sofá dirigiéndome a la cocina, (voy preparar un potpurrí de cosas que encuentre de sobras en la heladera), Gale se para conmigo y me sigue se sienta en la mesada, esta asombrada, y se pone loca de contenta.
- Pero, ¿Qué hacia en Magnolia?
Su curiosidad esta a flor de piel, se nota. Hago todo lo posible para sonar despreocupada, por suerte esquivo su mirada mientras busco las cosas para cenar.
- Estaba de paso
- Es demasiada casualidad, Al ¿No crees que ha ido a verte?
El corazón me salta al pensar eso, pero dura poco. La triste realidad es que ha ido por trabajo mas que nada.
- Fue a comprar para visitar a su familia - murmuro
- Si, si se le han visto fotos cuando entraba a Connecticut
- ¿Cómo lo sabes?
- Alex, soy periodista y escribí un articulo sobre el, además esta subvencionando uno de los departamentos de investigación de NYU, millón y medio de dólares. Y es mi obligación saberlo.
Uau.
- Bueno "Nancy Drew", no te agrandes. ¿Quieres las fotos o no?
- Si, claro que las quiero, el problema es quien va a hacerlo, el fotógrafo nuestro esta enfermo, no se quien puede hacerlas y donde.
- Podríamos preguntarle a el donde, dijo que vivía cerca.
- ¿te puedes contactar con el?
- Tengo su telefono celular.
Gail grita, ¡Dios! Casi me quedo sorda.
- ¿El soltero mas codiciado, el más escurridizo y enigmático de todo Nueva York, te ha dado su número telefónico?
- Bueno...si
- Alex, ¿no te das cuenta de que le gustas? No tengo la menor duda - Me lo afirma de forma categórica.
- Gail, ya te dije que pretende ser amable.
Pero se que no yo me creo. Benjamin Masen no es amable, si educado, tal vez. Pero algo muy dentro de mí, me dice que Gale, quizás tenga razón, solo quizás. Se me pone el pelo de gallina de solo pensar, que tal vez le gusto. Después de todo. Es cierto que me dijo que se alegraba de que Gale no le hubiera hecho la entrevista. Gail me devuelve a Tierra.
- No se como vamos a hacer la sesión, Sebi se molestara mucho cuando sepa que se ha perdido la ocasión de fotografiar a uno de los empresarios mas importantes del país.
- Mmm... ¿y Jackson?
- ¡Que gran idea! Llámalo tú. Por ti lo haría. Luego llama a Masen y le preguntas donde quiere que vayamos.
Gail a veces es un poco desdeñosa con Jackson
- Me parece que lo tendrías que llamar tu
- ¿Yo? ¿A Jackson?
- No, a Masen
- Al, eres tu quien tiene trato con el
- ¿Trato? - Creo que me salio vos de pito - Apenas le hable.
- Al menos has hablado con el - me dice implacable - . Además quiere conocerte mejor.
- ¡Gail! - le grito un poco con mi voz de pito
- Al, llámalo y punto final de la discusión. - ¡Que mandona!Al terminar de cenar llamo a Jackson, le comento si podría hacer las fotografías de Masen, empiezan las dudas de su parte.
- Hago paisajes no retratos, Al - refunfuña Jackson
- Vamos, Jack, ¿por favor? - Prácticamente le estoy suplicando.
Con el teléfono en mano, empiezo a caminar por el living como una leona enjaulada.
- Dame el maldito teléfono - Me dice Gale irritada, ya que hace más de diez minutos que estoy que estoy suplicando. Gale me lo arrebata de las manos y se retira bruscamente el pelo de color californiano del hombro.
- Escúchame bien, Jackson Álvarez, si quieres que el diario cubra tu inauguración de tu exposición, nos harás la sesión mañana ¿de acuerdo? - ¡Dios! Si que puede ser dura como jefa.
- Muy bien, Alex volverá a llamarte para decirte donde y a que hora. Nos vemos mañana.
Y finalmente cuelga.- Bien, solucionado. Ahora lo único que falta es decidir donde y cuando, llámalo.
Me da el teléfono, se me hizo un nudo en la garganta.
- ¡Llama a Masen ahora mismo!
La miro con el ceño fruncido y saco la tarjeta de Masen del bolsillo de mis pantalones. Respira, Alex, respira, marco el número de teléfono con mis dedos helados.
Contesta después del tercer tono, con voz fría y tranquila
- Masen
- ¿Se... Señor Masen? - Soy Alexandra Miles.
Me parece que estoy algo tartamuda, estoy demasiado nerviosa, Masen hace una larga pausa, ¡estoy temblando!
- Señorita Miles. Es un gran placer tener noticias suyas.
Le ha cambiado la voz. Creo que esta sorprendido y suena algo... calido. Incluso sexy. Se me acelera la respiración y me pongo como un tomate. De repente noto que Gail Thorne esta observándome boquiabierta, así que salgo del living y me dirijo a la cocina para evitar su mirada escrutadora.
- Bueno... Nos gustaría hacer la sesión fotográfica para el artículo.
Vuelve a respirar Alex, mis pulmones agradecen la rápida bocanada de aire.
- Mañana si no hay problema ¿Dónde le vendría bien?
Casi puedo sentir su media sonrisa al otro lado del teléfono.
- Mañana por la mañana estaré en el Plaza Hotel ¿Le parece bien a las nueve y quince de la mañana ¿le parece bien?
- Muy bien, nos vemos allí.
Estoy prácticamente sin aliento y temblando, me siento como una niña de quince, no una mujer adulta de veintidós años.
- Eso deseo, Señorita Miles.
Veo un destello oscuro en sus ojos azules, bueno eso me lo imagino. No entiendo como con dos palabras encierren algo tentador. Cuelgo.
Gail esta en living, mirándome totalmente consternada.
- Alexandra Victoria Miles. ¡Te gusta! Jamás te había visto ni te había oído tan... tan... alterada por nadie, salvo por Adam. Te has puesto como un tomate.
- Gail ya sabes que me pongo colorada por todo, es un deporte en mi, no seas ridícula - Le digo enfadada
Gail parpadea sorprendida. No es muy raro en mí enojarme, y a veces cuando lo hago se me pasa enseguida, solo a veces
- Es intimidante... Eso es todo
- En el Plaza, nada menos - murmura Gail - . Voy a llamar al gerente para negociar con el, un lugar para la sesión.
- De acuerdo, yo voy a la cama, a leer algún libro.
Soy incapaz de disimular mi enojo con ella, no me gusta que nombre a Adam, me dirijo a la escalera, a mi habitación.
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El contrato...
RomanceAlexandra Miles una joven de casi 23 años, con un pasado en el amor muy doloroso para recordar. Vive en Nueva York, con su mejor amiga Gail, trabajando en una de las pastelerías más reconocidas de la ciudad. Hasta qué un día todo cambia... Benjamí...