La luz inunda la habitación, me hace arrancar de mi ensoñación. Me despezo y abro los ojos. Es una bonita mañana de mayo en Connecticut. Que hermosa vista, me hace acordar al verde de Nueva Orleans y me doy vuelta y veo que Benjamin sigue profundamente dormido. No puedo creer que siga en la cama, esta de cara a mí, tengo la oportunidad de examinarlo a fondo por primera vez. Su hermoso rostro esta relajado, joven. Sus labios gruesos y perfilados, están abiertos ligeramente, y el pelo, limpio y brillante, ondeado y alborotado ¿Cómo alguien puede ser tan atractivo y ser legal? Bueno por lo que vi ayer…no muy legal, creo. Con solo pensar en lo que esto representa, no puedo procesarlo. Siento la tentación de tocarlo, pero ésta precioso dormido, como un niño.
Podría pasarme el día contemplándolo, pero tengo mis necesidades fisiológicas. Salgo despacio de la cama, tengo su camisa puesta todavía. Me dirijo despacio a lo que creo que parecería el baño, pero lo que encuentro es el vestidor en su lugar, tan grande como mi habitación en Nueva York. Filas y filas de trajes que deben de costar una fortuna., camisas, corbatas y zapatos. Y después dicen que las mujeres tenemos demasiada ropa, chasque la lengua y me sonrío a mi misma. Creo que es ropero de Gail es igual, no tiene nada que envidiarle. ¡Gail! Va matarme, no le he enviado un mensaje para avisarle que estaba bien. Me pregunto como le ira con Jason. Vuelvo al dormitorio, noto que Benjamin sigue dormido. Abro la otra puerta y… ¡Bingo! Vaya que es grande, muy espacioso. Veo que hay dos lavatorios, esto es irónico, más que nada por el hecho de que Benjamin, no duerme con nadie.
Me miro al espejo, que es enorme. Me siento diferente, para ser sincera adolorida, como si hiciera años que no hago ejercicio. Acabas de acostarte con el. Has entregado tu virginidad aun hombre que no le interesa ser romántico, que es un Amo, y que quiere convertirte en su sumisa, su esclava sexual. ¿¡Estas loca!? Me grita mi conciencia.
Tengo que asimilar todo esto. Me he encaprichado con un hombre demasiado atractivo, que esta forrado en dinero y que tiene un cuarto negro del dolor a la espera. Estoy algo confundida y desconcertada. Estoy hecha un desastre, Como casi siempre. El pelo revuelto, no queda muy bien. En un intento fallido trato de arreglar como puedo el pelo, pero no lo logro.
Me muero de hambre. Vuelvo a la habitación. El bello durmiente sigue durmiendo, lo dejo y voy a la cocina.
OH, Carajo… Gail. Deje la cartera en el living de Benjamin. Voy a buscarlo y saco el celular. Tres mensajes.
*Todo OK, Al?
*En donde estas, Al?
*Mierda Al.
Llamo a Gail, pero no me contesta y le dejo un mensaje en el contestador diciéndole que estoy viva y Barbanegra no ha acabado conmigo, bueno… en el buen sentido si… Me río. Tengo que aclararme la mente y analizar mis sentimientos hacia Benjamin Masen. Niego con la cabeza dándome por vencida. Necesito distraerme, estar sola, para pensar.
Encuentro en mi cartera una gomita para el pelo, y me hago una cola de caballo. Saco el Ipod y me pongo los auriculares. Me encanta escuchar música cuando cocino. Me lo meto en el bolsillo de la camisa de Benjamin, subo el volumen y empiezo a cantar en voz baja.
¡Dios! Me muero de hambre.
Esta cocina me fascina. Es elegante y moderna, noto que hay que presionar los armarios para abrirlos.
Empiezo a ver que hay dentro de la heladera, veo muchos huevos, así que decido por hacer panqueques, huevos revueltos y panceta. Empiezo a cantar haciendo la masa y bailando un poco.
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El contrato...
RomansaAlexandra Miles una joven de casi 23 años, con un pasado en el amor muy doloroso para recordar. Vive en Nueva York, con su mejor amiga Gail, trabajando en una de las pastelerías más reconocidas de la ciudad. Hasta qué un día todo cambia... Benjamí...