𐄹 29

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La convivencia entre los dos amigos iba bien, más que bien.

Jisung ya se había acostumbrado al apartamento de Minho, incluso ya habían ido a por algunas de sus cosas para que el menor no tuviese que ir y venir por aquella zona con el riesgo a que Jae apareciera. Al principio no quiso ir a la universidad, pensando que el mayor aparecería por ahí, pero Felix le informó de que no había ido a clase desde hace tiempo y que tampoco apareció por la zona, lo que a ambos les pareció demasiado extraño.

En cuanto a la denuncia... Los papeles ya habían sido mandados, y una orden de alejamiento había sido puesta. Solo tenían que esperar hasta que los llamaran para ir a juicio.

Jisung no podía dejar de pensar en todo lo que había hecho Minho por él. Estaban en el salón, cada uno en un sofá haciendo sus  respectivas cosas: Jisung escribía letras, mientras que Minho leía un libro que tenía pendiente. Esas últimas semanas sintió como desaparecía un peso que llevaba mucho tiempo cargando, aunque aún estaba el caso de Jay que resolverían las autoridades. Él ya no tenía que hacer nada más con eso, solo ser paciente y mantener la calma. Cuando Jay apareció en casa de Chan, el miedo lo consumió, pero Minho no lo dejó solo. El mayor le había ayudado mucho a mantener la calma, siempre dándole ánimos para seguir adelante, estando ahí para él cada vez que se sentía mal o simplemente con aquellos detalles que los demás veían insignificantes, tales como darle los buenos días, comprarle su comida favorita sin que él se lo pidiera, mandarle fotos de ardillas porque "me recuerdan a tí", sacándolo de casa para ir a cualquier lugar de la ciudad para pasar tiempo juntos o enviándole a Changbin con dulces cuando estaba estudiando en la biblioteca para su finales. Eran esas cosas las que lo hacían sonreír cada vez que veía al mayor, haciéndolo sentir protegido, incluso querido. Jisung ya había perdido la cuenta de cuántas canciones había escrito describiendo eso que producía el más alto en su interior, pero tampoco es que le diera mucha importancia, ya que ni siquiera se daba cuenta cuando su inspiración llegaba de momentos que pasó junto a su mayor.

Un fin de semana, después de los exámenes, irían a casa de sus padres. Minho había insistido en acompañarlo, y Jisung descubrió que era muy débil ante sus peticiones, sobre todo si se lo pedía con un tono dulce y cariñoso. Para la familia del menor, Minho era la mejor persona que podría existir en este planeta. Jisung recordaba la cantidad de veces que su madre y abuela le habían pedido volver a casa para no dejarlo solo, pero al conocer a Minho, fue como si eso desapareciera. Sus padres estaban más tranquilos al saber que un chico como Lee Minho estaba con su hijo, por lo que quedaron encantados con él cuando fueron a visitarlos, animándoles a volver en las siguientes vacaciones a pasar unas semanas.

Por otro lado, Minho estaba maravillado con el chico que vivía con él, tanto que a veces se asustaba de sí mismo. ¿En qué momento empezó a importarle tanto alguien, aparte de sus gatos? Cada mañana despertaba sonriendo al saber que Jisung estaba con él. Durante todo el día el único pensamiento que tenía en mente era Jisung, Jisung y más Jisung.

Hacía mucho que se había dado cuenta de que eso no era una simple amistad, sabía que sus sentimientos por el menor habían dejado de ser fraternales hace tiempo. Había pensado en ello durante unas semanas, pero al confirmarlo no dudó en cortar su relación casi inexistente con Yuna de inmediato. Ya no veía a Jisung como un amigo, pero no podía decírselo. A veces sentía que era correspondido, pero Han acababa de salir de una relación tóxica con ese hombre, y no sabía si estaría dispuesto a estar con él. A pesar de haber avanzado bastante en su relación, esa parte de su pasado seguía atormentando al chico, y esa era la razón por la cual seguía en casa de Minho. Lee sabía que en cuanto estuviera bien del todo, se iría, y se sentía egoísta por no querer que ese día llegara. No quería despertar y sentir su apartamento vacío, tampoco volver a casa y saber que está solo. Cada vez que pensaba en cómo sería vivir solo nuevamente se asustaba, porque ya se había acostumbrado a la compañía del chico de las bonitas mejillas, y era cálido el sentimiento de tener a alguien con quien estar siempre. Alzó la vista del libro, mirando a Jisung concentrado escribiendo en sus notas alguna canción que probablemente no le dejaría escuchar después.

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