𐄹 17

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Jisung asintió, dejando sus sentimientos de lado. Había millones de Lee Minhos en Corea, no tenía porque ser justamente él. Tenían voz parecida, estatura parecida, pero Minho no era policía ni nada parecido.

— Hm, ¿en qué puedo ayudarle?— la voz del tal Minho se volvió algo más grave, al parecer la estaba forzando.

Jisung no quería verlo como algo sospechoso, porque estaba seguro de que estaba tan desesperado por ver a Minho que tenía una esperanza de que ese hombre tan bien tapado fuera él.

— Quería... Quería ver si podía poner una orden de alejamiento contra un hombre, sin tener que decírselo necesariamente.— habló, encogiéndose en su sitio. Estaba seguro de que le diría que no, era una pregunta estúpida.

— De hecho, sí. No sirve de mucho si la otra persona no lo sabe, pero sí.

— ¿En serio?— miró al mayor con sorpresa, viendo como este asentía lentamente.— Entonces, querría hacer una contra Jay Park.

Su sorpresa fue en mayor cuando vió al hombre teclear en su ordenador.

— Un momento, ahora vuelvo.

El hombre salió, volviendo unos momentos después con una hoja.

— Esto es... hm, una orden de alejamiento, puedes usarla cuando intente hacerte algo. ¿Necesitas algo más?

— Espera, ¿es tan fácil?— Jisung no había estudiado nada de leyes, pero estaba seguro que poner una orden de alejamiento no podía ser tan simple. Se había preparado mentalmente para un montón de cosas, pero no para eso.

— Sí.

Asintió, inseguro, levantándose de su sitio al ver que Minho no hacía indicios de volver a hablar, bueno, o lo que veía de ese Minho.

— Adiós.

— Adiós.

Minho se quitó la bufanda y todo lo que llevaba puesto nada más vió al menor cerrar la puerta, respirando por fin

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Minho se quitó la bufanda y todo lo que llevaba puesto nada más vió al menor cerrar la puerta, respirando por fin.

¿Cómo es que no había sido descubierto? O él era muy bueno o Jisung muy despistado, no sabía por cuál decidirse.

Se animó a sí mismo pensando en que al menos ahora Jisung se sentiría protegido y plantaría cara al chico de alguna manera. No sabía si ese tal Jay se atrevería a tocar a Jisung en caso de que este le enseñara la orden. Falsa, por cierto.

¿Podría ser despedido o incluso arrestado por sellar un papel falso y firmarlo como agente de la ley? Sí, pero no importaba demasiado ya. Había arriesgado bastante por Jisung, el chico que lo compró y que con el tiempo hizo que el mundo de Minho fuera a su alrededor.

— Bueno...— suspiró, levantándose de su asiento para ir a buscar su móvil, encima del escritorio. Lo desbloqueó, yendo a la vista de "Jisung" o más bien, el móvil de Jisung.

Nada más abrir la aplicación y acceder a la cámara frunció el ceño. ¿Por qué aparecía un techo tal familiar para él? Estaba seguro de que no era la casa de Jisung, no le habría dado tiempo a llegar tan rápido.

— ¿Dónde he visto esto antes?

— Perdone, me dejé el...

Levantó la mirada, mirando al menor frente a él, que lo miraba con los ojos muy abiertos.

— ¿M-Minho?

— Jisung...

Tragó saliva, bloqueando su teléfono y dejándolo a un lado.

— ¿N-necesitas algo?— intentó sonar natural, pero ahora que sabía que el menor lo reconocía no podía. Antes se había controlado, pensando que su plan estaba yendo bien, pero ahora no estaba seguro si podría volver a fingir indiferencia.

Jisung lo miró, percibiendo que no lo quería ahí. No quería arrastrarse por nadie, ya estaba muy mal como para perder la poca dignidad que le quedaba por un chico al que ni siquiera parecía importarle su existencia.

— N-no, gracias. Vine a por mi móvil, perdón por molestar.— tomó el aparato, conteniendo las ganas de llorar o derrumbarse ahí mismo.

— Jisung...— Minho dió unos pasos hacia él, intentando acercarse, aunque después retrocedió.

— ¿Desde cuándo has pasado a trabajar en una cafetería a trabajar de policía?— preguntó, mirando hacia el suelo. El mayor quería hablar, pero él sería el primero en preguntar si quería mantener una conversación con él.

— S-sigo en la cafetería.— Han asintió, dándose la vuelta para irse. ¿Porqué se disfrazó antes?¿Tanto quería evitar hablar con él?— Jisung, te extrañé.

— Se nota en los vistos que me clavas.— bromeó con sarcasmo, mirándole por encima de su hombro.

— Hannie, no puedo decirte pero...

— ¿Peligra mi vida y por eso no puedes hablarme y es mejor alejarnos? Minho, he visto muchas películas, no necesito una en mi vida.

Lee percibió dolor en su voz, como si le hubiera herido con su indiferencia en el último ¿mes? Dios, realmente había pasado mucho tiempo. Tenía que terminar con eso cuanto antes.

— Espera un poco, por favor.

Jisung sí que levantó esta vez la cabeza, sin entender a qué se refería al mayor. ¿Esperar por qué o por quién?

Minho no le dejó decir nada más, el chico salió de su propia oficina, dejándole ahí, con mil preguntas sin respuesta y muchas dudas por la última frase que Lee había soltado.

secretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora