Capítulo 4

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Narra Vane

Sonó mi despertador y aunque tenía mucha flojera tuve que levantarme, me di una ducha rápida para terminar de despertarme me vestí y me terminé de peinar lo cual casi nunca hacia. Siempre vestía lo más cómoda que pudiera me puse unos jeans, una camisa y me fui.

Llegué a un café donde trabajaba una amiga, ya que me pidió que la ayudara ese día ya que una de sus meseras se enfermó.

- Gracias por venir a ayudarme, te debo una - me dice Ana dándome el uniforme.

- No hay de qué pero te dije que haría esto solo si hoy salías conmigo - dije tomando el uniforme de sus manos.

- En serio no te cansas de salir, siempre que lo hacemos me usas para conseguir a alguna chica y me terminas dejando sola - dijo algo molesta.

- Te dije que lo siento, no volverá a pasar -

- Eso me dijiste las otras 6 veces - dijo cruzando los brazos.

- Sabes lo que dicen la séptima es la vencida, igual quiero salir contigo extraño hablar contigo -

- Si hablamos hace 2 días -

- Eso en años perro es mucho -

- ¿Desde cuando eres un perro? - me miró confundida.

- Desde que me dijiste que dejara de ser tan perra y madurara - dije sonriendo.

- ¿Sabes que? vístete, después te aviso si salimos hoy - me dijo alejándose.

Me fui a cambiar para empezar a trabajar

Narra Malú

Después de la noche de ayer lo único que quería era descansar, pero no podía ya que los idiotas de mis "amigos" no me dejaban de fastidiar luego de que les dije que me ahogué en el lago. El que más andaba intenso era Gonzalo mi novio o más bien ex, después de dejarme ayer no lo puedo perdonar, pero no dejaba de llamarme y eso me molestaba.

- ¿Que es lo que quieres? - contesté el celular.

- Por favor hablemos - dijo triste.

- Tu y yo no tenemos nada de que hablar -

- Solo unos minutos te pido, por favor -

- Está bien sólo unos minutos - seguía molesta.

- Ok, encuéntrame en el café -

- Ok - le colgué.

Me fui a vestir no tenía muchas ganas de verlo y menos de escuchar lo que me quería decir, pero sé que si no iba no dejaría de molestarme, me puse un vestido blanco y unas zapatillas y me fui. Llegué al café y Gonzalo estaba sentado en una mesa y me dirijo hasta donde estaba.

- Me alegro que vinieras - dijo mientras se levantaba para intentar abrazarme.

- Te di unos minutos así que dime lo que tengas que decir - dije furiosa y apartándome para que no me abrazara.

Nos sentamos los 2 en la mesa mientras que esperábamos a que nos atendieran.

- Lula discúlpame por lo de ayer te tuve que haber detenido, pero tu más que nadie sabias que todos estábamos ebrios y no pensábamos con claridad -

- Mi problema no es que me detuvieras sino que casi dejaste que muriera en ese lago - dije furiosa.

- Tienes razón pero oímos las patrullas y nos asustamos - lo decía algo agitado.

- Se asustaron, dime ¿que es peor? ¿que te encierren por manejar ebrio? o ¿saber que casi me dejaste morir? -

- Maldición - dijo golpeando la mesa - ¿por qué me echas toda la culpa? si tu decidiste hacer esa estupidez, yo te dije que bajaras de ahí y tu no me hiciste caso - dijo furioso.

- Tienes razón yo fui la que decidió saltar, pero tu fuiste el que decidió abandonarme - dije decepcionada.

Cuando estoy a punto de levantarme llega la chica a tomarnos la orden

- ¿Desean algo? - dijo sonriendo.

Yo me quedé ahí sentada sin poder hablar solo me le quedé mirando sorprendida.

Inesperado amor - ValúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora