A ese beso le siguieron otros más.
En su habitación.
En la mía.
En el auto.
Todos furtivos, sin darle espacio a los ojos curiosos de deleitarse con la pasión que nos envolvía.
Sin brindar oportunidad a terceros de opinar al respecto.
Al principio lo comprendí: ya yo era abiertamente gay desde Nathan, pero a D le costaba admitir que empezaba a salir con un chico, así que estuve de acuerdo cuando me propuso mantenerlo en secreto.
Al fin y al cabo, había terminado las cosas con Heather en cuanto se dio cuenta que lo que tenemos es más fuerte de lo que nuestras mentes habrían imaginado, por lo que he decidido ser paciente y tomar las cosas con calma, de todas maneras, es conmigo con quién está saliendo ¿Cierto?
-¿A dónde vas?-pregunto, cuando mueve mi cabeza, cómodamente recostada en su pecho, luego de recibir un mensaje de texto.
-Tengo que hacer algunas cosas- responde, colocándose las medias de inmediato, y buscando su camisa, que ha quedado en algún lugar perdido de la habitación.
-¿Puedo ir contigo?- pregunto levantándome de la cama, para ayudarle a encontrar su camisa.
-No- contesta con sequedad- Hay cosas que debo hacer solo ¿Sabes?- contesta irritado.
últimamente se encuentra así.
Ya no me mira como en un principio.
Hay ocasiones, como hace unos minutos, en las que parezco ser el ente más mágico del universo, pero luego simplemente se apaga y se marcha, como si me odiara.
Toma su camisa de entre el desastre que hay en el suelo, y se la coloca de inmediato.
-Bien, entonces iré a tomar un café- respondo desganado por su respuesta. Él me sonríe, y luego caminamos juntos hasta su puerta.
En cuanto salimos de su casa, choca mi puño en forma de despedida, y se marcha solo en su auto. Me repito una y mil veces que no me está usando como experimento, que en serio me quiere, pero que también es algo nuevo para él.
"Debes tener paciencia" me repito una y mil veces, pero yo también estoy sufriendo.
Nunca me siento suficiente.
Nunca hago lo necesario para conseguir que se quede conmigo, ya que nuestros encuentros últimamente consisten en lo mismo: la chispa se enciende entre nosotros, los cuerpos se entrelazan debajo de las sábanas, y finalmente, cuando pienso que por fin hemos conectado de forma trascendental, me mira indiferente, como si hubiese tomado lo que necesita de mí, y luego le fastidiase mi presencia.
Ya no estoy de humor para beber un café, así que me dirijo hacia un parque, donde puedo encender mi cigarrillo con tranquilidad.
Veo mis penas esfumarse con el humo que exhalo.
A veces idealizamos tanto a alguien, que cuando el sueño toca la realidad, terminamos sintiendo un vacío, aquel que se ha apropiado de mi pecho y me hace sentir prescindible, como si no valiese nada. Sin embargo, entre más pienso, me aseguro que lo que está pasando entre nosotros es solo una fase, y que en cuanto esté superada, viviremos el idilio amoroso que siempre imaginé con él.
Cuando termino mi cigarro, ya un poco más animado, camino alrededor del parque, para luego marcharme a casa.
Algo capta mi atención.
En uno de los rincones del lugar hay un chico con facciones muy parecidas a las de D.
Besa a una chica a quien reconozco como Heather.
Mi corazón se acelera, para luego romperse en mil pedazos.
Los ojos se tornan borrosos, y el instinto más primitivo de lucha-huída es lo único que me mantiene en pie.
Lucha o huida.
Preferiría morir antes que llorar frente a él.
Así que en lugar de enfrentarle, me doy la vuelta y huyo como el cobarde que soy.