—Esto es ridículo— digo sentado a un lado de la lápida de papá— pero eras la única persona a la que podía recurrir cuando todo se volvía oscuro— limpio una lágrima que se desliza suavemente por mi mejilla.
>>¿Recuerdas cuando Jessica y Oliver se quitaron la vida?— pregunto, haciendo referencia a mis mejores amigos, quienes no pudieron sobrevivir a la carnicería que implicaba la secundaria en mi anterior escuela. No los culpo, ni los culpé nunca. Nadie está preparado para recibir todo el odio que tienen para dar los idiotas de nuestra edad — te preocupaste tanto por mí, que decidiste sacarme de esa escuela del terror, y me diste ese discurso acerca de lo bueno que era comenzar de nuevo— a este punto estoy sollozando— recuerdo que me dijiste que el mundo no era un lugar bonito para muchas personas, pero repetiste una y otra vez, mientras llorabas, que mi historia no había acabado.
>> Lo dijiste tantas veces, que aún puedo escucharte diciéndolo; pero ¿Por qué siento que ya mi historia acabó? ¿Que así es como funciona el mundo para las personas como yo? Me preocupa que así sea siempre. No es gracioso, ni lindo, ni dulce.
>>Todos los momentos bonitos que he experimentado en mi puta vida, son el presagio de una desgracia inminente. ¿Por qué debe ser siempre así?— A este punto, he abrazado mis piernas a un lado de la lápida de mi padre, y he escondido mi rostro en ellas.— Me gustaría creerte cuando dijiste que ese no era el final de mi historia, así como también me gustaría tenerte conmigo para que me lo recuerdes hasta que se grabe en mi cabeza y poder salir adelante. Pero no puedo tener ninguna de las dos.
Mientras me desbordo, la película se repite en mi cabeza.
Jessica.
Oliver.
Papá.
Ellos ya no podrán cambiar su historia.
Ellos están muertos.
Pero yo aún puedo cambiar la mía.
¿Y si este no es realmente el final de mi historia?
¿Y si de pronto la forma en la que funciona el mundo, despierta mañana obrando a mi favor?
¿Y si solo espero, y así veré a lo que papá se refería?